De la redacción
Un análisis del Chicago Tribune acerca de las partículas de plomo en el agua potable en esa ciudad halló que se sobrepasan -en ocasiones con mucho-, los niveles de plomo en el agua extraída de casi el 70 por ciento de las 2 mil 797 viviendas analizadas durante los últimos dos años. El agua del grifo en 3 de cada 10 hogares muestreados tenía concentraciones de plomo superiores a 5 partes por billón, el máximo permitido en el agua embotellada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.
El problema del plomo en el agua es mayor, a la luz de los desastrosos resultados que arrojó la crisis de salud en Flint, Michigan, particularmente en el desarrollo del cerebro de los niños. Aunque también se extendió a otras poblaciones vulnerables y, en fin, constituye un problema no resuelto de salud pública.
Los alarmantes niveles de lomo en el agua derivan, según el análisis del Tribune, debido a la Ciudad de Chicago requirió el uso de tuberías de plomo que va de la red de distribución pública a las viviendas, una práctica que fue prohibida en 1986. Y a pesar de que el actual alcalde de Chicago, Rahm Emanuel -quien heredó esta crisis-, ha endeudado a la ciudad con cientos de millones de dólares, la red de entubado público de plomo persiste, dice el periódico.
Los estándares de contaminantes que son requeridos por la Ley de Agua Potable (SDWA) de acuerdo con la Agencia de Protección del Ambiente (EPA), “son aplicables a los estados, tribus y muchos otros socios para implementar disposiciones que velen por la salud pública, dice por su parte un reporte de NBC News.
Y sin embargo, el actual titular de esta agencia federal, Scott Pruitt continúa desmantelando las provisiones de ley establecidas por pasadas administraciones, en particular la de Obama. Entre las más recientes, incluidas una sobre el agua, otra sobre los estándares de millaje para el rendimiento de la gasolina en vehículos de motor, otra más que prohíbe el uso de estudios de la contaminación del aire, etcétera. Pruitt ha designado a aliados de la industria –más contaminante- para revertir docenas de regulaciones, y ha borrado del léxico de esa agencia el cambio climático, desapareciendo las responsabilidades de la EPA y validado el escepticismo sobre el calentamiento global.
Pero volviendo a Chicago, la oficina del alcalde Emanuel ha dicho que corresponde a los dueños de vivienda decidir si vale la pena reemplazar las tuberías de plomo a costas de los propios propietarios.
Pero Tom Neltner, director de Políticas sobre Químicos, de la organización no lucrativa, Fondo de Defensa del Medio Ambiente, y exasistente del comisionado del Departamento Administrativo Medioambiental de Indiana, declaró a la fuente que “Chicago podría asumir el liderazgo nacional en la solución del problema de contaminación del agua, en lugar de enterrar la cabeza bajo tierra”, como dicen que hacen los avestruces.
Cuando el Tribune preguntó a la ciudad por qué no ha eliminado la red de entubado público como exige la ley, el Departamento Municipal del ramo “envió por correo electrónico una declaración con tres frases escuetas:
1.- «Desde que el alcalde Rahm Emanuel asumió el cargo, ha convertido en una prioridad mejorar la calidad general del agua y la infraestructura de Chicago». 2. «Hoy en día, el agua de la ciudad supera los estándares establecidos por la EPA para obtener agua potable limpia y segura. Y 3. El Departamento de Gestión del Agua continúa adoptando un enfoque proactivo para mitigar el plomo en nuestro sistema de agua y está continuamente evaluando métodos adicionales de mitigación del plomo».
Pero de acuerdo con la fuente, el plomo es inseguro a cualquier nivel en el agua, de acuerdo con los estándares de la EPA y del Centro para el Control de las Enfermedades, de Estados Unidos. “La ingestión de concentraciones aun mínimas de plomo en el agua puede causar daños permanentes en el desarrollo del cerebro de los niños y contribuye a enfermedades del corazón, a fallas en el hígado y otros problemas de la salud más tarde en la vida”.
Las muestras recogidas por los habitantes de Chicago durante los últimos dos años brindan más evidencia de que los protocolos de prueba federales “subestiman las condiciones peligrosas en las ciudades con líneas de servicio principal”, dijo Yanna Lambrinidou, investigadora de Virginia Tech, “que sirvió en un panel de asesora de la EPA, que en 2015 llevó a cabo una campaña de pruebas y advertencias públicas hasta que se eliminaran –y reemplazaran- las tuberías existentes”.
Con todo, a diferencia de Chicago, ciudades como Boston, Denver, Detroit, Milwaukee, Filadelfia, Pittsburgh y St. Paul, Minnesota, están agregando reemplazos de líneas de servicio a proyectos de construcción municipal, comenzando en vecindarios de bajos ingresos, donde el envenenamiento infantil con plomo sigue siendo un problema persistente, concluye el Chicago Tribune■