La administración Trump anunció la cancelación del programa de protección temporal, o TPS, para docenas de miles de hondureños. El programa fue establecido hace dos décadas con el fin de dar amparo a los damnificados por el huracán Mitch que salieron al norte en busca de refugio. Críticos del fin del TPS denuncian que la decisión fue infundada y política. Desde la ciudad de Washington, José López Zamorano.
Tan pronto la Secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Kirstjen Nielsen anunciara que cancelaba el TPS, grupos pro inmigrantes manifestaron su descontento frente a la Casa Blanca.
Se escuchan los gritos de los manifestantes…
Gustavo Torres, dirigente de Casa Maryland, una organización pro inmigrante en el área metropolitana (de la ciudad de Washington), recordó que el programa TPS había sido renovado por todos los antecesores de Trump, tanto demócratas como Bill Clinton o republicanos como George W. Bush. Además, criticó severamente al presidente:
“Este presidente, Donald Trump, en 15 meses ha organizado posiblemente, la deportación masiva más grande de la historia de este país”
Muy preocupados llegaron a la protesta de varios estados del país algunos de los afectados como Santos Reyes, una abuelita hondureña de 64 años. Llegó al país hace más de dos décadas huyendo de la violencia y la pobreza. Por las mañanas es camarera en un hotel de Washington, y por las noches limpia oficinas en Virginia.
“Yo le he dado todo a este país, y por eso no me quiero ir de acá y no me voy a ir de acá. Yo voy a encontrar una salida para seguirme quedando legal aquí”
Si no regulariza su situación migratoria, Reyes debe salir del país en enero del 2020; y esa posibilidad la llena de angustia.
“En Honduras le tengo miedo al narcotráfico, le tengo miedo a las maras, le tengo miedo al hambre porque hay una pobreza grande”
Como su nombre lo indica, el TPS es un programa temporal. Protege contra las deportaciones y otorga permisos de trabajo. Pero no abre la ruta a un estatus legal, a menos que el inmigrante se case con un ciudadano, sea víctima de violencia o solicite su residencia un familiar cercano.
“Tengo 84 años y sigo trabajando”, deploró Santos Reyes.
Don Virgilio Alemán es un hondureño octogenario que llegó a Estados Unidos hace 21 años. No tiene familia y a pesar de que a su edad la mayoría está jubilada, él tiene dos trabajos: lava platos en un restaurante de alta cocina francesa y además es empleado de mantenimiento de una cadena de hamburguesas. Hombre de pocas palabras, Don Virgilio resiente la crueldad del presidente Trump.
“Lo que está haciendo no es una cosa buena”
Con la cancelación del TPS para los hondureños, prácticamente se cierra el círculo de terminación; aniquila programas similares para El Salvador, Nicaragua, Haití, Sudán y Nepal.
Se escuchan consignas…
Alejados de las manifestaciones, senadores demócratas solicitaron que la GAO, la Oficina de Supervisión General del Congreso investigue la cancelación del TPS. Diplomáticos de Estados Unidos adscritos a Centroamérica habían advertido desde el año pasado que ello podría desestabilizar a la región y provocar un éxodo de migrantes, de acuerdo con el senador demócrata Bob Menéndez:
“Las embajadas de esos países, incluyendo Honduras, se pronunciaron porque el mejor interés de los Estados Unidos hubiera sido de extender el TPS, de no anularlo”
También, Menéndez calificó de maniobra electoral la cancelación del TPS, por parte del presidente Trump.
“Fue una decisión política, no una decisión hecha en el interés nacional de los Estados Unidos…, al contrario”
Mientras tanto, ‘tepesianos’ como la hondureña Santos Reyes tienen esperanza de que el Congreso los ayude, y si no, que los votantes latinos y no latinos pro inmigrantes cambien su suerte en las elecciones de noviembre.
“Vamos a luchar y vamos a ganar”, dijo Reyes.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde la capital del país, Washington, Foto y Texto de José López Zamorano.