Marco Vinicio González
La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos anunció este jueves que escucharía un caso sobre un mapa de de Distrito de Carolina del Norte, que tiene el potencial de amplificar la influencia de los legisladores estatales sobre las elecciones federales y otorgar a las Legislaturas estatales un poder independiente no sujeto a revisión de los propios tribunales estataes, para establecer reglas electorales en conflicto con las constituciones políticas de los estados en controvertidas disputas electorales.
En medio de una serie de fallos controversiales como la prohibición del aborto, que ya desató un efecto dominó y muchos estados se apresuran a instaurar o revivir severas leyes antiaborto; o las restricciones a la Agencia de Protección del Ambiente, EPA, para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria energética en medio de un drástico cambio climático; y la revisión a las leyes que limitan las armas cada vez más destructivas, por mencionar sólo tres, viene este oro fallo que podría generar un desbalance electoral sin precedentes.
Y es que más de la mitad (30) de la Legislaturas estatales de Estados Unidos están dominadas por republicanos, que aceptan y propagan falsas teorías conspirativas; como la ilegitimidad electoral del presidente Biden, o la inexistencia del cambio climático, y se oponen a las vacunas contra el covid, entre otras cosas. Además, propagan la falsa noción de las fronteras abiertas “por causa de Biden”, y una larga lista de etcéteras.
De ahí que dicho fallo del Supremo Tribunal tenga pues el potencial de afectar muchos aspectos de la vida electoral, sobre todo en las elecciones de 2024, otorgando a los jueces el poder de influir en esa carrera si surgen disputas sobre cómo los tribunales estatales aplicarán las leyes electorales en cada estado.
Por ejemplo, podrían permitir que las Legislaturas establezcan nuevas reglas, regulaciones y distritos –gerrymandering- en las elecciones federales, con pocos controles contra la extralimitación; y potencialmente crear un sistema caótico con diferentes reglas y votaciones de elegibilidad para calificar las elecciones presidenciales y estatales de medio término.
El dominio de cortes inferiores, además de la Suprema, con jueces, muchos de ellos designados por gobiernos republicanos, y la amenaza de un potencial triunfo electoral que lleve a los republicanos en noviembre a apoderarse del Congreso, o la disputa en 2024 no son asuntos menores.
En tanto, algunos expertos afirman que el antídoto para defender un sistema democrático amenazado, por lo menos en la forma como se le conoce hasta ahora, está precisamente en las urnas. Y para ello, señalan, todos los que pueden votar deben hacerlo por los candidatos que representen realmente sus valores y aspiraciones. Y los que no pueden votar, recomiendan, pueden movilizarse y tratar de convencer a otros que sí pueden hacerlo.
La solución es pues, sencilla. El poder del cambio está en las manos del elector, sostienen los que saben de esto, mientras las cortes y el Congreso hacen lo suyo, dicen■