De la redacción
A medida que el campo demócrata de 2020 impulsa políticas cada vez más ambiciosas en temas que van desde el calentamiento global hasta la deuda de los estudiantes, pasando por frenar la violencia con armas de fuego, ofrecer cobertura médica universal y preservar los derechos del aborto, el tema de la inmigración es el área en la que los candidatos han permanecido uniformemente en silencio. Con excepción de dos: Julián Castro y Beto O’Rourke. Exponemos aquí algunos de los rasgos más relevantes de su plataforma acerca del tema.
En medio de una febril batalla que une a todos los candidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos en 2020, para condenar el apoyo de Trump a las tácticas de línea dura, como bloquear la mayor parte posible de la frontera de Estados Unidos con México y hacer retroceder los derechos de asilo para los refugiados e impulsar los esfuerzos para separar a los niños inmigrantes de sus padres, el ex secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano bajo la administración Obama y candidato demócrata a la presidencia, Julián Castro impulsa un plan detallado sobre el futuro del Sistema de Inmigración.
Parte central de su campaña es revertir el enfoque de línea dura sobre a inmigración por parte de Trump. Al respecto, Castro ha pedido vías para la ciudadanía y detener la construcción de un muro fronterizo entre México y Estados Unidos. Y busca convertir el hecho de estar ilegalmente en este país en «una falta civil, y no penal”.
Ante el clamor general por abolir a ICE, sin planes realmente detallados, Castro está pidiendo más bien “que se reconstituya la agencia en dos partes”, separando una de ellas para la ejecución de la ley.
“Para enfrentar este desafío, no sólo debemos ampliar nuestra voluntad política, sino también nuestra imaginación moral. Debemos recordar qué significa la inmigración para nuestra identidad nacional y quiénes queremos ser como país”, dijo Castro en su oportunidad a Prensa Asociada.
Propone “revertir la prohibición musulmana, los gastos innecesarios en un muro inútil y los recortes al programa de refugiados, así como poner fin a la vil retórica antinmigrante”. Además, dice, “debemos reparar nuestro sistema legal de Inmigración, porque la manera más efectiva de asegurar la frontera es garantizar que nuestra política de Inmigración legal funcione para todas las personas”.
Por eso Castro sostiene que es necesario “un camino hacia una ciudadanía plena e igual para los 11 millones de personas que viven aquí en paz, y que contribuyen a nuestra cultura y nuestra economía. Debemos proteger a los soñadores y sus padres, y a las personas con estatus protegido (TPS) que huyeron de desastres naturales, persecución o violencia».
Es necesario, dice, «renovar el sistema de visas y terminar los retrasos en las cortes de Inmigracion, y los periodos de tres y diez años que requieren que personas indocumentadas abandonen el país y sus familias para obtener la ciudadanía, que de otro modo reunirían los requisitos para obtener el estatus legal».
Por su parte el otro candidato demócrata, también texano, Beto O’Rourke lanzó su plan de inmigración esta semana, que ofrecerá protección a personas cuyo estatus está en el limbo; creará un camino hacia la ciudadanía y mejorará la seguridad fronteriza. «Tener la política exterior como un componente de un plan de política de Inmigración es un paso adelante productivo, dijo O’Rourke a The New York Times.
«Viniendo de una ciudad de inmigrantes (ElPaso), he visto las increíbles contribuciones de los inmigrantes a nuestras comunidades y economías locales, y he podido experimentar lo que sucede cuando permitimos que todos contribuyan a su máximo potencial».
Agrega: «Bajo nuestra administración, nos aseguraremos de avanzar en una nueva visión de la inmigración que refleje plenamente los valores de nuestro país y faculte a cada individuo para contribuir a la grandeza compartida de nuestro país».
Desde el primer día de su presidencia, O’Rourke dice que emitiría “una orden ejecutiva que exija la detención sólo de inmigrantes indocumentados con antecedentes penales». Y «eliminaría todos los fondos para los operadores privados de prisiones con fines de lucro” (léase Grupo GEO y Corrections Corporation of America, principalmente), que albergan a muchos de los detenidos actualmente en poder de ICE.
O’Rourke también busca “fortalecer los lazos entre Estados Unidos y América Latina”, con un plan que costaría 5 mil millones de dólares, destinados a «revertir la inestabilidad en Latinoamérica, que es la causa que impulsa la migración forzada», y canalizaría los fondos principalmente, “a través de organizaciones no gubernamentales, grupos comunitarios y asociaciones público-privadas”.
Bajo su plan, O’Rourke también “aumentaría la dotación de personal en el sistema de asilo y revisaría el sistema de tribunales de Inmigración, incluso haciendo que los tribunales funcionen de manera independiente, en lugar de seguir bajo el Departamento de Justicia”.
Y prometió «eliminar el miedo a la deportación» para los inmigrantes que forman parte del programa de DACA y del TPS. Y es que como se sabe de sobra, la administración Trump ha tratado de poner fin a estas protecciones, pero el plan de O’Rourke «comenzaría a trabajar hacia una solución legislativa permanente».
Y aunque O’Rourke exige en su plan “una mayor rendición de cuentas para ICE”, él tampoco sugiere abolir esta agencia. También dijo que “el país debería abordar el exceso de visas a través de mejores sistemas de seguimiento para garantizar que sigamos siendo una nación de leyes».
Mientras tanto, Trump ha aprovechado el fervor que han causado las caravanas de migrantes de Centroamérica a la frontera, para energizar a sus propios partidarios; y ha trabajado para aprovechar esta situación como una cuestión de fuerza. Por cierto que hoy, desde los jardines de la Casa Blanca Trump dijo a la prensa que a más tardar mañana hará “el mayor anuncio de su administración sobre la inmigración”, que se espera será más de lo mismo, aunque tal vez con medidas aún más crueles.
Por todo esto, los demócratas corren el riesgo de cederle territorio a Trump si antes de 2020 no encuentran una manera inteligente de profundizar en este tema de la inmigración■