La Redacción
La decisión del juez federal de distrito, Daniel L. Hovland para bloquear la ley antiaborto recién promulgada por el estado de Dakota del Norte, declarándola como “inválida e inconstitucional”, desnuda un infructuoso pero pernicioso proyecto de los legisladores republicanos, que sobre todo en los últimos años han venido pasando estas leyes restrictivas en diversos estados del país, donde los gobiernos locales están dominados por este partido, y sobre todo por su facción más reaccionaria, coinciden diversos analistas y medios de información escritos y electrónicos en el país.
The New York Times por ejemplo publica en su edición de hoy martes que la ley demandada por el Centro para los Derechos Reproductivos, con sede en Nueva York, en representación de una clínica para la mujer de Río Rojo en Fargo, la única clínica que brinda este servicio en todo el estado, promulgada en marzo y pautada para entrar en vigor el 1 de agosto “habría impuesto, con mucho, el límite más rigurosos del país en los casos de aborto”.
Y es que con pocas excepciones, continúa la fuente, se prohibiría el aborto una vez detectado el latido del corazón en el feto, lo que sucede a menudo alrededor de la sexta semana del embarazo –establece dicha ley-, cuando todavía muchas mujeres no se han dado cuenta de que están embarazadas afirman médicos envueltos en el tema.
Pero desde el momento de la aprobación de esa ley, la mayoría de los expertos legales en la materia dijeron que ésta no iba a sobrevivir, ya que desafía el dictamen de la Corte Suprema que establece que “una mujer tiene derecho a un aborto hasta que el feto es viable fuera del útero”. Y que esta viabilidad “debe ser determinada por un médico y con frecuencia se produce alrededor de las 24 semanas del embarazo”.
La discusión es antigua y se remite al caso que la Suprema convirtió en la ley Roe contra Wade, hace 40 años. Una ley que los republicanos se han empeñado desde entonces en tratar de derogar. Y en todos esos estados donde las legislaturas son dominadas por el partido del elefante, lo que ha sucedido es la creación de leyes restrictivas o antiaborto que una vez promulgadas dan paso a onerosos pleitos judiciales que terminan por lo menos bloqueándolas”. Porque como dijo el juez Hovland sobre la referida ley antiaborto, “es una flagrante violación de las garantías constitucionales que se ofrece a todas las mujeres”. Por tanto, impuso este lunes una medida cautelar, hasta que esta cuestión se decida en un juicio.
No obstante, cuando el gobernador republicano de Dakota del Norte, Jack Dalrymple firmó dicho proyecto de ley, dijo que era «un intento legítimo de una legislatura estatal para descubrir los límites de Roe contra Wade».
Las legislaturas dominadas por los republicanos se han convertido para muchos en una andanada de ataques contra los derechos de la mujer; un electorado que por cierto no le favoreció en pasadas elecciones a los candidatos de este partido, como en las dos elecciones de Obama, y que el sentido común más bien aconsejaría cultivar.
Pero ninguna ley había sido tan restrictiva como la de Dakota del Norte -dice un análisis sobre el tema-, sujeta a la definición de vida que comienza a las seis semanas con el primer latido del corazón fetal. Quizás la más cercana a la de Dakota del Norte sea la de Arkansas, que al fin corrió con la misma suerte: fue bloqueada. Ésta prohibía el aborto a las 12 semanas del embarazo.
De esta suerte, los fracasos judiciales de las leyes restrictivas impulsadas por los republicanos han marcado también una constante en por lo menos una docena de estados. Siendo el caso o mejor dicho el fracaso más cercano el del estado de Texas, que prohíbe el aborto a las 20 semanas, “después de la concepción de la teoría de que el feto puede sentir dolor en ese momento”. Un concepto incompatible con la normativa de Roe contra Wade., que se ha impuesto recientemente en tres estados, Arizona, Idaho y Georgia.
Una amplia y sostenida investigación, por lo menos durante los últimos tres años por parte de la cadena MSNBC divulgó un interesante caso de descalabros judiciales de los republicanos en su intento por pasar leyes antiaborto; aunque éstos en ocasiones han tenido más éxito cerrando clínicas que proveen este servicio que la Suprema Corte considera un derecho civil de la mujer. En un programa de análisis de la noticia su presentadora, Rachel Maddow ironiza –tal vez sin querer- que de vez en cuando o cada semana un juez federal en alguna parte del país, por remota que ésta sea, bloquea una ley como la de Dakota del Norte, al no presentar evidencia alguna que justifique pasar dicha ley. Lo que más bien pareciera estar haciendo es una invitación a iniciar un costoso proceso judicial, porque se trata de “una descarada violación constitucional de las garantías que la máxima ley ofrece a la mujer”.
Y sostiene que desde las elecciones de 2010 los republicanos en los estados han venido erosionando los derechos de la mujer de la manera más acelerada y descarada desde la decisión Roe contra Wade hace 40 años. En Kansas, enumera Maddow, los republicanos emitieron leyes para cerrar las clínicas que proveen servicios de aborto, pero han sido bloqueadas una a una por una corte federal; en Ohio los republicanos pasaron leyes para eliminar abortos inducidos por medicamentos, y esa ley fue también bloqueada; en Oklahoma sucedió exactamente lo mismo con una ley reciente, pero además de haber sido bloqueada fue incluso enviada a la Suprema Corte; en Mississippi los republicanos pasaron una ley para cerrar clínicas…, bloqueada también; en Alabama y Wisconsin lo mismo; en Georgia los republicanos emitieron una ley para prohibir el aborto a las 20 semanas que derivó en el mismo abismo; en Idaho, Arizona…
En el otro frente de ataque de los grupos antiaborto, el de las normas más estrictas que les exigen a las clínicas donde se practica el aborto en algunos estados que cumplan con las normas de construcciones e instalaciones costosas, y que los médicos que practiquen abortos allí tengan privilegios de admisión en hospitales cercanos.
“Los grupos médicos llaman a estas medidas innecesarias para la seguridad del paciente”, concluye el Times. La clínica de Río Rojo, en Fargo, a la que asiste un médico que practica abortos una vez a la semana, se vio obligada a cerrar cuando entró en vigor la ley que admitió que sólo los médicos privilegiados podrían practicar abortos ahí. La clínica por supuesto interpuso una impugnación a la regla, que está pendiente.
Los abortos se ha vuelto de por sí casi imposibles para las mujeres de bajos recursos que viven lejos de la única clínica que han sobrevivido al ataque de los republicanos, declaró a MSNBC Tammi Kromenaker, directora de la referida clínica en Fargo, y ejemplificó con la historia de una mujer que tuvo que manejar un largo trecho para llegar a esa clínica en Río Rojo, y que tuvo que dormir en su propio auto por no tener dinero para el hotel, pues sería atendida hasta la maña siguiente.
Kromenaker aceptó que la normativa que sustenta Roe contra Wade sigue vigente, pero acotó: “El aborto en Fargo está disponible, y está aquí, pero todavía es muy difícil su acceso”.