De la redacción
El Senado aprobó el Plan de Rescate Estadunidense, de 1.9 millones de millones de dólares, que reportamos oportunamente en este espacio informativo y ahora regresa a la Cámara de Representantes para que después de su aprobación tentativamente este martes pase a la firma del presidente Biden a más tardar el fin de semana. Pero la actual administración podría enfrentar futuros obstáculos para pasar otras importantes piezas legislativas de la agenda de la Casa Blanca, como la de la infraestructura o el derecho de voto y la reforma migratoria. No obstante Biden firmó una orden ejecutiva el domingo para promover el acceso adicional a la votación.
La agenda del presidente Biden se halla limitada por una regla procesal que obliga a cualquier propuesta legislativa a ser aprobada en el Senado por 60 votos o una mayoría calificada, en lugar de la mayoría simple de 51 votos contra 50. La regla, conocido también filibusterismo se presta para que el partido minoritario obstruya si quiere cualquier legislación que no cuente con dicha mayoría calificada.
De esta suerte, se ha abierto un debate al interior del Partido Demócrata sobre la posibilidad de cancelar dicha regla procesal, pero uno de los obstáculos es el conservador senador demócrata de Virginia Occidental, Joe Manchin, quien declaró a la prensa este domingo querer mantener la referida regla obstruccionista, con el argumento de que toda legislación importante debe contar siempre con una participación significativa del partido minoritario.
Como se ha podido observar, Manchin obstruyó el componente de la ley de rescate económico para incrementar el salario mínimo a 15 dólares la hora, a punto de convertirse en la primera gran victoria legislativa de la actual administración. Y también se opuso a la nominación de algunos miembros del gabinete del presidente, definitivamente al de la candidata a la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, Neera Tanden, cuya nominación tuvo que ser retirada.
Tras la victoria legislativa del sábado, que está a punto de consumarse cuando el presidente la promulgue ley, los demócratas están comenzando a mirar hacia sus próximas prioridades legislativas. Pero la pregunta que se levanta al interior de ese partido es si pueden mantener el apoyo del ala progresista del Congreso, que se vio frustrada por la eliminación del referido aumento salarial de los 15 dólares la hora y la reducción de los beneficios por desempleo, de 400 dólares semanales a sólo 300.
Durante el fin de semana, la presidenta del Caucus Progresista de la cámara baja, la representante demócrata de Washington, Pramila Jayapal, que representa a unos 100 congresistas liberales calificó el debilitamiento de algunas disposiciones del proyecto de ley por parte del Senado, como “mala política”. Pero caracterizó los cambión como «concesiones relativamente menores», y enfatizó que el proyecto legislativo conservaba sus «elementos centrales, audaces y progresistas».
Como reportamos ya, el Plan de Rescate permitiría a muchos estadunidenses recibir mil 400 dólares en un pago único directo a los individuos que ganen hasta 75 mil dólares anuales, o 150 mil si reportan ingresos como pareja.
En tanto, el líder de la mayoría del Senado, el demócrata por Nueva York, Chuck Schumer declaró a Prensa Asociada (AP) después de la votación del sábado, que “se requirió una llamada de último minuto, del presidente Biden a Manchin, para asegurar su voto”.
La fuente afirma que tal situación generó dudas “sobre el camino a seguir en un entorno partidista donde se espera que pocos republicanos, si es que hay alguno, respalden los puntos de la agenda del presidente”.
Y es que como se sabe tal vez, los demócratas utilizaron un proceso presupuestario acelerado conocido como reconciliación, para aprobar el referido Plan de Rescate Estadunidense sin el apoyo de los republicanos, es decir, con una mayoría simple. Una estrategia que tuvo éxito a pesar de las reservas de algunos demócratas moderados.
Esto preocupa a la Casa Blanca sobre el futuro de otros temas como el proyecto de infraestructura, el derecho al voto y la inmigración, que podrían resultar más difíciles. Por eso pasaron la Ley HR 1 en la Cámara de Representantes, para frenar las restricciones de los republicanos al voto, marcadamente la manipulación de líneas distritales conocida como gerrymandering, así como otros componentes del proceso electoral.
Esa legislación aporta también transparencia al sistema de financiación de campañas y forma un contrapeso a las más de 250 leyes restriccionistas al derecho de voto que avanzan actualmente en los gobiernos estatales controlados por los republicanos en todo el país, tras las falsas y reiterativas afirmaciones del expresidente sobre el tantas veces desmentido “fraude» electoral. Pero como se puede esperar, ningún republicano va a votar por la HR 1.
Así las cosas, sin embargo Manchin dejó abierta la puerta este domingo para apoyar algún tipo de solución que permita la aprobación de leyes basada en una mayoría simple, sugiriendo que “podría apoyar la ‘reconciliación’ si estaba satisfecho de que los republicanos tuvieran la capacidad de proporcionar aporte”, dice AP.
Con todo, simbólicamente en el 56 aniversario de la marcha por el derecho al voto en Selma, Alabama, conocida como el «Domingo Sangriento», el presidente Biden firmó ayer domingo una orden ejecutiva para promover el acceso adicional a la votación o el dercho de voto■