Estos inmigrantes detenidos son cargados en un vuelo charter de Swift Air para ICE el 26 de febrero en el Aeropuerto Internacional King County en Seattle, Washington. Foto:UWCHR.https://jsis.washington.edu.

De la redacción

A la sombra del ruido que produce la cobertura del coronavirus en los medios de comunicación y en la vida, el gobierno de Trump impulsa su agenda antinmigrante y toma una serie de draconianas medias en su contra. Sin haberse promulgado dichas medidas todavía, y a través de nuevos poderes de emergencia  y de cínica explotación de las preocupaciones sobre la salud pública, Stephen Miller y el presidente están eludiendo al Congreso” para salirse con la suya.

Con crueles y cínicas políticas racistas la administración Trump está explotando en nuestro nombre el tema de la inmigración y la pandemia de coronavirus, dice en un comunicado Pili Tobar, subdirectora de America’s Voice.

Por su parte The New York Times reporta que hasta el día de hoy “Más de 900 niños han sido expulsados de Estados Unidos bajo una política fronteriza pandémica… Desde que estalló el coronavirus, la administración Trump ha deportado a cientos de niños migrantes solos, y en algunos casos sin notificar a sus familias”.

Estos niños han sido deportados incluso a las pocas horas de pisar suelo estadunidense, “sin la oportunidad de hablar con un trabajador social o pedir asilo por la violencia en sus países de origen… Una reversión de años de práctica de administraciones, demócratas y republicanas, establecida para tratar con jóvenes extranjeros que llegan a Estados Unidos”. Práctica que por cierto parece haber sido abandonada en los últimos decretos fronterizos de Trump, dice la fuente.

“Menores han sido incluso sacados de sus camas en medio de la noche en refugios del gobierno de Estados Unidos, subidos a aviones y trasladados fuera del país sin ninguna notificación a sus familias”.

La administración Trump justifica las nuevas prácticas en virtud de una ley de 1944 que le otorga al presidente «un amplio poder para impedir que los extranjeros ingresen al país, a fin de evitar la ‘amenaza grave’ de una enfermedad peligrosa»…, que seguramente han de traer consigo los inmigrantes.

En las últimas semanas las autoridades de Inmigración “han estado expulsando abruptamente a los niños y adolescentes migrantes que ya se encontraban en Estados Unidos cuando la orden relacionada con la pandemia cayó a fines de marzo”, agrega la fuente.

Pero el caos imperante en el sistema de migración estadunidense no es lo que parece ni un accidente, sino resultado de “un plan calculado paso a paso para que la administración Trump gaste más en políticas que limitan el número de nuevos inmigrantes legales, sin requerir un solo acto del Congreso”, dice por su parte DHS Watch, un servicio de America’s Voice que observa los movimientos del Departamento de Seguridad Nacional.

Para estrangular a su propia agencia de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), dice, la administración Trump ha estado limitando la aceptación de solicitudes de nuevos inmigrantes, lo que disminuye los ingresos económicos de la agencia. “Por lo tanto, no sorprende que con un gasto excesivo en políticas restrictivas menos personas sean capaces de acceder a la inmigración legal y pagar tarifas”. Esto explica que la agencia ahora esté en quiebra, dice.

Los que se oponen con vehemencia a la inmigración incluso legal peinsan que el plan de Trump es “una bendición a largo plazo, que va de los 800 mil millones de dólares en ahorros al 1.2 millones de millones de dólares en deuda en los tres años que lleva”. Esto, dicen, “podría usarse como pretexto para desmantelar los sistemas de adjudicaciones y despedir trabajadores que mantienen en funcionamiento el sistema legal de Inmigración y Naturalización, lo que causaría daños para a largo plazo, que irían más allá de la administración Trump”.

A los opositores de la inmigración incluso legal en la Casa Blanca, no les importaría el colapso del sistema. Y lo que es peor, ven en esto una oportunidad para romper el sistema completamente, más allá de la recuperación de la pandemia, afirma la fuente.

Rescatar al sistema de Inmigración de los planes de Trump y sus asesores debe incluir meter en reversa las políticas y acciones que llevaron a USCIS a endeudarse bajo este gobierno, y evitar que actúen de manera similar en el futuro, sostiene DHS Watch.

Por su parte el Times reporta que los abogados que representan a niños amenazados con la deportación dicen estar teniendo que realizar maniobras legales durante ‘la hora 11’ para tratar de evitar que ocurran las deportaciones.

En Nueva York por ejemplo, la semana pasada la abogada de migración Hannah Flamm “sólo tuvo horas para tratar de detener la repatriación de una cliente de 14 años de edad, tras enterarse de que la niña tenía reservado por ICE un vuelo a las 3 a.m. hacia Honduras”.

Como en una película de acción, “a las 11:47 p.m. fue el momento en que Flamm logró detener la deportación y se permitió a la niña volver a dormir en el refugio donde se hospedaba”. La familia no había sido notificada de la inminente llegada de la niña a Honduras.

Ricardo Rodríguez Galo es tío de un niño de 10 años y fue deportado este mes a Honduras. Dijo al Times que se sorprendió al enterarse de que Gerson -el niño-, “había sido enviado de regreso a Honduras solo”. Y se preguntó sobre el buen juicio de las autoridades estadunidenses, que «optaron por llevar a un niño en un avión sin notificar a ninguno de los miembros de su familia», incluidos aquellos que habían estado esperando por el menor en el aeropuerto en Estados Unidos para llevarlo a su casa en Honduras.

«No voy a decirte que íbamos a bañarlo con riquezas», dijo Rodríguez. «Somos pobres, pero íbamos a luchar para apoyarlo. Íbamos a darle la bienvenida como se merecía”■