Arde Texas, en las llamas del coronavirus

Unidad médica de cuidados intensivos, donde se atiende a los pacientes con COVID-19. Foto: https://www.umc.edu.

Unidad médica de cuidados intensivos, donde se atiende a los pacientes con COVID-19. Foto: https://www.umc.edu.

De la redacción

Cuando las altas tasas de pobreza y las enfermedades crónicas se mezclan en una comunidad, se allana el camino a la propagación del coronavirus. Esto es lo que pasa en el valle de Río Grande en Texas, donde las ambulancias se acumulan afuera de las salas de emergencia y los pacientes esperan en camas improvisadas en los pasillos de los hospitales. Sin embargo, esta difícil situación no es exclusiva de Texas, golpea a la frontera sur de Estados Unidos.

Houston, Texas cuenta con el mayor sistema de hospitales del mundo. sin embargo, tuvo que enviar pacientes de Covid-19 a otros estados vecinos durante las pasadas semanas porque no tenían ya capacidad para admitirlos en sus hospitales. Esta es la triste realidad que impera en Texasa, aunque también en otros estados fronterizos.

En el condado de Nueces, en Corpus Christi, por ejemplo, uno de cada ocho de sus residentes está infectado de coronavirus. Y desde que las autoridades locales comenzaron a observar la presencia de la pandemia en marzo, 85 bebés menores de un año de edad dieron positivo.

El personal de las unidades de enfermedades infecciosas especiales raya en la frontera del caos y la desesperación. Doctores (as), enfermeras (os), anestesiólogos, pulmonólogos, oxigenistas, personal administrativo, afanadores, etcétera, todos están exhaustos y rebasados, piden urgentemente refuerzos.

“A medida que el coronavirus expande su camino destructivo a través de Estados Unidos, está afectando a algunos de los lugares más vulnerables a su devastación; lugares más al sur de Texas, en la frontera con México, han visto un aumento punitivo de infecciones”, dice un reporte del New York Times, que más bien parece un grito de auxilio.

Y es que en el Valle de Río Grande más de un tercio de las familias viven en la pobreza. Hasta la mitad de los residentes, por ejemplo, no tienen seguro de salud; incluidos al menos 100 mil inmigrantes indocumentados en el condado de Cameron, que a menudo dependen de clínicas comunitarias con recursos insuficientes o salas de emergencias copadas para recibir pacientes y brindarles atención.

Ahí, más del 90% de la población es latina, un grupo que está muriendo por el virus a tasas más altas –por lo menos del doble- que los estadunidenses blancos; uno en cada 6 residentes son diabéticos o prediabéticos; y las tasas de obesidad y enfermedades cardíacas se encuentran entre las más altas del país. A diferencia de La Florida, donde la mayoría de los residentes tienen más de 55 años, allí la población es más bien joven.

Alarmados por los estragos de la pandemia en otros lugares, dice la fuente, en el valle de Río Grande se apresuraron en marzo a cerrar comercios y economía. Pero al presenciar números bajos de casos de infección, el gobernador republicano Greg Abbott permitió que se bajara la guardia y relajó las restricciones en mayo. El desastroso resultado salta ahora a la vista.

Según el Proyecto de seguimiento de Covid, más de 57 mil personas hospitalizadas de Edinburg se han enviado a otras partes del país, con un aumento de nuevos casos que se parece al pico nacional anterior, cuando en abril el epicentro de la pandemia estaba en Nueva York. Las sillas reclinables y las camas de los pasillos se trasladaron a las salas de emergencia, donde algunos pacientes esperan más de un día para ser trasladados a una unidad de cuidados intensivos, que también están a punto de extinguirse.

La fuente señala que “con 11 mil infecciones activas en la región, los oficiales de salud pública estiman que las hospitalizaciones podrían duplicarse en dos semanas. Pero con todos los hospitales cercanos también llenos, no está claro a dónde irán los pacientes. El miércoles, el gobernador Abbott anunció que se enviaría un aumento de fondos, trabajadores médicos y suministros a las instalaciones de atención médica en el área. Veremos.

La situación es similar en casi toda la frontera texana con México. Aproximadamente el 75% por ciento de las personas en el valle con seguro de salud están cubiertas por Medicaid debido a sus bajos ingresos. Los médicos dicen que la pobreza exacerba las complicaciones del coronavirus incluso en la recuperación. Muchos lugareños viven en hogares con múltiples generaciones que comparten cuartos cercanos. Es difícil encontrar una habitación libre donde una persona enferma pueda aislarse■

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