Ante amenaza por cambió climático Trump desmantelaría regulaciones de la era Obama

La industria de chimeneas es otra fuente de alta contaminación ambiental. Foto: www.health.harvard.edu.

La industria de chimeneas es otra fuente de alta contaminación ambiental. Foto: www.health.harvard.edu.

De la redacción

La reversión –o desregulación- de las reglas de contaminación automática de Trump muestra signos de desorden, y la clara intención de desmantelar las medidas contra la contaminación del aire impuestas por la administración Obama, ante un futuro que no se muestra muy promisorio que digamos tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo ante la crisis ecológica doméstica y global.

Olas de calor, incendios forestales y el aumento del nivel del mar podrían costarle a Estados Unidos cientos de miles de millones de dólares en mano de obra perdida, reducción de rendimientos de cultivos, problemas de salud e infraestructura en ruinas, etcétera. Esto dice el sitio web, sciencenews.com, en el informe de la Cuarta Evaluación Nacional del Clima, publicado el 23 de noviembre de 2018 con la participación de cientos de científicos climáticos estadunidenses de 13 agencias federales.

En estos momentos por ejemplo, en la selva amazónica de Brasil se está consumiendo un área del tamaño de un campo de futbol y medio por minuto. Un selva que produce el 20 por ciento del oxígeno de la Tierra. Según el centro de investigación espacial de Brasil, que monitorea los incendios masivos por satélite, “el humo ha llegado ya a Sao Paulo -a más de mil 700 millas de distancia-, y ahora se está desplazando hacia los países vecinos, Perú, Bolivia y Paraguay”. Y esta no es una historia sobre Brasil nada más, dicen los científicos, «sino de todo el planeta».

Entre tanto, enfurecido por un pacto entre California y cuatro fabricantes de automóviles, el gobierno de Tump convocó el mes pasado a Toyota, Fiat Chrysler y General Motors para presionarlos a respaldar el plan del presidente sobre los estándares de rendimiento en el consumo de combustible, de 37 millas por galón. Como “un esfuerzo para evitar que más compañías se unan a California”, dice el rotativo neoyorquino, The New York Times.

Dicho plan supondría “una victoria desreguladora” que permite a los fabricantes de automóviles mantener bajos los precios de los autos para los consumidores estadunidenses. Además, Trump también revocaría –si puede- la autoridad legal de California y otros estados para imponer sus propios estándares de emisiones.

Sin embargo la propuesta del mandatario “está directamente en desacuerdo con los deseos de muchos fabricantes de automóviles”, dice la fuente. Mientras Trump presiona a las referidas compañías automotrices, Mercedes-Benz se está preparando para unirse a los cuatro fabricantes de automóviles que ya están en el acuerdo de California: Honda, Ford, Volkswagen y BMW.

De esta suerte, la administración Trump teme que los retrocesos agresivos que propone su plan desaten una batalla legal entre California y el gobierno federal, que “podría cambiar este negocio dividiendo a Estados Unidos en dos mercados de automóviles: uno con estándares de emisiones más estrictos que el otro”.

Expertos sostiene que los esfuerzos de la administración Trump buscan volverse irrelevantes o debilitar las reglas de contaminación de la era Obama, que requieren de los fabricantes de automóviles que casi dupliquen la economía de combustible promedio en autos y camiones nuevos, a 54.5 millas por galón para 2025. Lo que “reduciría la contaminación por dióxido de carbono en aproximadamente seis mil millones de toneladas durante la vida útil de todos los automóviles afectados por las regulaciones”. O sea, “la misma cantidad de dióxido que produce Estados Unidos en un año”.

Dicho rendimiento podría evitar uno de los retrocesos de mayor alcance de las políticas de cambio climático, “si demasiados fabricantes de automóviles se unen a California antes de que el plan de Trump pueda entrar en vigencia», sostiene el Times.

Y en “un movimiento extraordinario”, los fabricantes de automóviles se han opuesto a la propuesta de Trump, principalmente “porque California y otros 13 estados planean continuar aplicando sus reglas actuales”, y aún otras más estrictas, “y demandar legalmente a la administración Trump”.

En tanto, tres altos funcionarios políticos que trabajan en la reversión de las regulaciones vigentes «a través de un complejo proceso legal y científico», han abandonado la administración recientemente. Y “un alto funcionario de carrera, con años de experiencia en políticas de contaminación de vehículos, fue transferido a otra oficina». Algo típico de esta administración federal.

Varios análisis de académicos y defensores de los consumidores han cuestionado el reclamo al público sobre los «beneficios» que propone la administración federal. El 7 de agosto pasado, un informe del Consumer Reports concluyó que la reversión propuesta por Trump costaría a los consumidores 460 mil millones de dólares para los modelos de vehículos, 2021 a 2035. “Un promedio de 3 mil 300 dólares más por vehículo, en precios de automóviles y compras de gasolina”. También se descubrió que «la reversión aumentaría el consumo de petróleo de la nación en 320 mil millones de galones».

Pero, según el rotativo, el presidente estaría dispuesto a eliminar su propio plan de reversión y mantener las regulaciones de Obama, “como una forma de tomar represalias contra California y los cuatro fabricantes de automóviles en el acuerdo con ese estado, dijeron bajo condición de anonimato personas cercanas a las negociaciones■

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