Las muertes por armas de fuego van en aumento en el país y los latinos están pagando la peor parte. Aunque California es el estado con las más estrictas leyes de control de armas del país, sus residentes siguen siendo sacudidos por balaceras masivas. Una reciente encuesta muestra que a los inmigrantes les preocupa la violencia armada, pero pocos buscan comprar armas. Sin embargo, hay otros latinos que lo ven como una opción para proteger a sus familias. Sobre este debate nos informa desde Los Ángeles, Califrnia, Heidi de Marco, reportera de Kaiser Health News.
Un tiroteo entre pandillas rivales en el Sur Centro de Los Ángeles cobró las vidas de su hermano pequeño y su tío. A ambos los vio tirados en el patio de su casa en un charco de sangre, lamenta Ana Montes, inmigrante mexicana. Ella tenía sólo 12 años.
“A mi hermano le dieron un balazo en la cabeza. Igual a mi tío. Fueron dos balas diferentes”
A pesar de la tragedia, su familia no buscó armarse.
“Sí hubo miedo, pero nosotros nunca pensamos en tener un arma en las casa… es muy peligroso”
La misma tragedia sufrió la inmigrante hondureña Jessica Rodríguez. Hace casi dos años mataron a su hija Kenia, de 17 años, a pocas cuadras de su casa; le dispararon desde un auto en movimiento.
“Es un daño para la familia irreparable pero sigo pensando lo mismo, que las armas no deben de estar en una casa. Es tener un diablo en la casa”
Rodríguez dice que el ser indocumentada la limitó de poder reclamar justicia para hija.
“Uno se queda callado por no tener los documentos”
En el 2020, más de 45 mil personas murieron por armas de fuego en Estados Unidos. Según cifras oficiales, fue un aumento de 14 por ciento en relación a 2019. También aumentaron los latinos fallecidos. Sin embargo los inmigrantes que viven en California tienen menos probabilidades de armarse: sólo el 7.7% tienen un arma de fuego en su hogar, comparado al 22% de todos los adultos nacidos en California.
Aun así, el 24% dijo que le preocupaba ser víctima de tiroteos según el Centro de Investigación de Políticas de Salud de la Universidad de California en Los Ángeles, UCLA. El analista Sean Tan, dirigió la reciente encuesta.
“Se sabía muy poco sobre las tendencias entre los inmigrantes a poseer armas. Intuíamos que tenían preocupación, pero definitivamente nos sorprendió lo que encontramos”
Esa preocupación la comprende muy bien Adela Barajas, fundadora de L.A.U.R.A., organización que ayuda a las víctimas de violencia.
“La gente mayor no cree en tener armas en su casa porque los que vienen de Centroamérica vienen con miedo de la violencia. Ellos no vienen a defenderse con armas, ellos vienen buscando el sueño americano”
Barajas, que ha ayudado a cientos de familias, destaca que como muchas carecen de estatus legal, no quieren problemas con las autoridades.
“En la familia inmigrante tienes tanto miedo que ni cruza por tu mente buscar la venganza pensando que voy a tener un arma en mi casa para defenderme. Tu mente está pensando más en el temor de que te vayan a deportar”
Pero desde el ataque del 6 de enero al Capitolio de Estado Unidos la conversación entre los latinos y los inmigrantes sobre la necesidad de portar armas está cambiando, dice Barajas.
“Después de mirar lo que pasó en enero 6 en la capital, piensan que también tienen el derecho a portar armas. La gente que entró a la capital y la clase de armas que llevaron ese día, eran como que estaban listos para una guerra. Dicen, ¿qué tal si ellos vienen contra nosotros? ¿Qué tenemos nosotros para defendernos?”
Ese debate lo está experimentando en su propia casa la activista Adela Barajas, quien no tiene armas, pero sus hijos adultos sí.
“Es algo personal para cada persona, agarrar entrenamiento, y agarrar los seguros de las armas porque es una responsabilidad muy grande”
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Los Ángeles, Heidi de Marco.
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