Por temor a que haya un brote sin control del coronavirus, los abarrotados albergues de Tijuana no están aceptando nuevos migrantes. Estos albergues han visto disminuido notablemente el apoyo de organizaciones caritativas de Estados Unidos durante la emergencia, y la ayuda del gobierno mexicano es muy limitada. Para resolver sus carencias, los directivos buscan apoyo en las redes sociales y los residentes fronterizos han comenzado a responder. Jessica Bedolla visitó dos de estos albergues y reporta desde Tijuana, en la frontera de México y California.
Se escucha sonido ambiente…
De una botella de plástico de dos galones Julio bombea gel anti bacteriano y se frota muy bien las manos para evitar contagiarse con el coronavirus.
“Sólo es acatar las recomendaciones para no lamentar el día de mañana”
Julio tiene 40 años, es un salvadoreño con su esposa y dos hijos de 4 y 6 años, que huyó de la violencia en su país. Tiene 9 meses esperando asilo pero las citas están suspendidas hasta mayo por el temor al contagio.
“Ha sido traumante, sobre todo las limitaciones para mis hijos, eso no me lo haga…”
Julio y su familia fueron de los últimos que ingresaron al Albergue Juventud 2000, una bodega rustica construida con láminas de metal y pedazos madera. Allí conviven con más de 80 migrantes y para guardar la sana distancia.
El refugio sólo aceptó un tercio de su capacidad. Los refugiados limpian el piso con cloro y no pueden salir a la calle mientras dure la emergencia. Reducir la posibilidad del contagio es su principal preocupación, dice José María García Lara, director del refugio.
“Si esto se dispara no somos una excepción, somos demasiados en un solo lugar que van hacer si se detecta algo en algún albergue, que programas de salud hay”
El mismo dilema tienen los otros 17 albergues de Tijuana, dice García Lara, a quien le preocupa que las autoridades de salud no tengan un plan ante un brote masivo de coronavirus que afecte a los 10 mil refugiados que esperan les resuelvan sus casos de asilo en Estados Unidos.
Se oye sonido albergue…
Hugo Castro es fundador de SOS Migrantes, un refugio en Playas de Tijuana frente al muro fronterizo, quien tiene serios problemas para alimentar a los 42 migrantes que residen ahí.
“Es muy difícil la situación, el proveer los alimentos para 3 comidas es muy difícil. Ellos no pueden salir a trabajar porque no hay trabajo ahorita”
Allí escucha música Lorenzo, un trabajador de la construcción que fue deportado hace 3 meses y dejó a sus hijos en California. No sabe cómo regresar y ahora está ante el peligro del coronavirus.
“Me pongo a escuchar con el celular evangelios, la palabra de Dios, meditaciones…«
Por el cierre parcial de la frontera menos organizaciones les han donado comida y ropa. Para enfrentar la situación está pidiendo donaciones por Internet.
“Compañeros en Estados Unidos, me mandan por mi cuenta de Venmo y PayPal”
Al mismo tiempo, cuenta con la ayuda de un grupo de mujeres de Tijuana, del colectivo ‘Cosiendo con Amor’, que en las últimas dos semanas ha estado produciendo a todo vapor desde un domicilio particular tapabocas desechables y lavables. Hugo las distribuye gratuitamente.
“Me voy de albergue en albergue, de acuerdo a la producción que vayan sacando; están maquilando como 200 mascarillas diarias”
Se oye música de promo…
Por su lado hace dos semanas el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez llamó a los pobladores a guardar la sana distancia, aunque hizo la siguiente aclaración:
“No hay toque de queda, hay toque de conciencia”
Pero todavía mucha población sigue sin observar la cuarentena. Hasta la fecha, Baja California lleva registrados 240 casos confirmados, más de la mitad en Tijuana; 240 casos sospechosos y 13 fallecidos en el estado, pero no dan estadísticas de a cuantos les han hecho la prueba. La situación le preocupa mucho al antropólogo y profesor de la Universidad de San Diego, Victor Clark.
El profesor Clark señala un dato: Baja California tiene cerca de 3 millones de habitantes y sólo hay 200 ventiladores.