Silvia Zubieta Rodríguez juega con su perro ‘Salvador’
Esta semana, millones de estudiantes en todo el país regresan a clases entre nervios al concluir las vacaciones de verano. Hay ansiedad en los estudiantes que ya iniciaron las clases y también entre los que no han vuelto aun a la escuela. Pero entre todos estos niños, hay un grupo de estudiantes que viven con un nivel de estrés e inseguridad tan alto que sólo se puede comparar con el que padecen los que han sufrido de trauma. Con los detalles desde Austin, Texas, Joy Diaz. Este reportaje es parte de la serie Hablando de la Raza.
Silvia Zubieta Rodríguez ya cumplió 18 años pero el estrés y la ansiedad la acompañan desde que era muy pequeña.
“Tenía como 6 años cuando entendí que podían deportar a mis papás y mandarlos a México. Eso siempre me tenía muy nerviosa, no me daban ataques de nervios pero me la pasaba llamándoles cada dos horas, para asegurarme de que venían del trabajo”
Vivía atormentada por esa terrible posibilidad. Así es que hace 4 años, cuando su peor pesadilla se hizo realidad y deportaron a su papá, Zubieta Rodríguez intentó quitarse la vida. Tenía tan sólo 14 años de edad. Ahorita está en tratamiento psiquiátrico, para lidiar con su estrés.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en lo que va del año han deportado un 38 por ciento más personas en relación al 2016. Al incrementarse las deportaciones, sube el nivel de estrés y ansiedad de millones de estudiantes cuyos padres podrían verse afectados. Luz Garcini, investigadora de la Universidad de Rice acaba de finalizar un estudio, sobre este tema muy poco analizado.
“Nos dimos cuenta que este grupo de personas tienen niveles de estrés muy elevados –si habláramos de desórdenes mentales. Encontramos desórdenes depresivos y también desordenes de ansiedad”, dice Garcini.
Pero Garcini no pudo diagnosticar a ninguno de estos estudiantes con Estrés Post Traumático o PTSD, por una sencilla razón, dijo:
“Es que los síntomas para que se diagnostique un Estrés Postraumático están basados en cuadros militares de soldados que han ido a otros países y que allá desarrollaron sus síntomas”
Es decir, hasta hoy los estudios están basados en los traumas que sufren los militares que cumplieron misiones en el exterior. Pero el estrés de los niños que viven con miedo de que deporten a sus padres o que ellos mismos sean deportados es igual al que padecen esos soldados en todos los rubros excepto en uno, afirma la investigadora Garcini:
“Una persona que padece estrés post-traumático es una persona que de acuerdo al cuadro médico –no puede cumplir con sus funciones diarias. Y lo que vemos es que estos inmigrantes, o estos niños tienen todos los síntomas; pero tienen que seguir funcionando porque no pueden darse el lujo de detenerse”
Tal es el caso de Silvia Zubieta Rodríguez, quien sigue estudiando y trabajando.
“Tengo que ahorrar para la universidad y para mandarle a mi papá. Le mandamos como 500 dólares al mes”, señala la joven.
El hecho de que estudiantes del estado vivan con esa presión y el impacto en su rendimiento académico es algo de lo que está muy consciente Michael Williams, ex comisionado de la Agencia de Educación de Texas:
“Ponte a pensar qué tanto se ve afectado el nivel de aprendizaje, tanto del niño deportado como del que tiene miedo que lo deporten. Las consecuencias académicas son inevitables”
Son inevitables pero desconocidas. Hasta el momento no se han hecho estudios al respecto. Ese es el próximo tema que quiere analizar la investigadora Lucy Garcini.