Abuso y agresión sexual infantil, y trabajo sin paga a migrantes centroamericanos en EU: Ap

Menores centroamericanos detenidos en la frontera. Foto: Periódico La Opinión.

Menores centroamericanos detenidos en la frontera. Foto: Periódico La Opinión.

De La Redacción

El Senado estadunidense anuncia una audiencia para evaluar dónde fallaron las entidades gubernamentales que obviando protocolos oficiales colocaron a menores inmigrantes de Centro América en hogares adoptivos donde fueron agredidos psicológica y sexualmente, y obligados a trabajar sin paga y retenidos por la fuerza, reporta la agencia de noticias Prensa Asoociada (Ap)

El periódico La Opinión, de Los Ángeles, California, publica hoy que “un hombre guatemalteco se declaró culpable este lunes en una corte federal de Cleveland, Ohio, por conspiración para imponer trabajos forzados” a jóvenes migrantes de su país, a quienes ofreció refugio y luego «los forzó a trabajar en una granja como si fueran esclavos”.

Ap, que realiza la investigación periodística, denuncia que “las autoridades fronterizas estadunidenses dejaron de cumplir con ciertas políticas de protección de menores y colocaron a algunos de los niños en hogares “donde fueron agredidos sexualmente, privados de alimentos u obligados a trabajar sin compensación”.

Estas omisiones violaron el protocolo del Departamento de Salud y Asistencia Social de Estados Unidos, que regula e investiga a las entidades o individuos que solicitan a menores en adopción. Al parecer, fueron “relajados” y francamente omitidos dichos protocolos, como producto de la abrumadora avalancha de menores venidos a la frontera en los últimos dos años, huyendo de “la espiral de la violencia causada por el narcotráfico y las guerras entre pandillas en Honduras, Guatemala y El Salvador, según correos electrónicos, documentos oficiales y manuales de instrucción obtenidos por Ap, algunos bajo la Ley de Libertad de Información”, dice el periódico mexicano La Jornada.

De acuerdo con Ap, el éxodo infantil y de jóvenes centroamericanos copó la capacidad o el número de camas de los centros de Inmigración (ICE) en la frontera, encargados de ubicar a estos menores en lugares seguros, y de someter a estrictos protocolos de seguridad e investigar el historial y los antecedentes de los individuos o entidades que solicitan menores en adopción.

“En abril de 2014, la agencia no pidió las actas de nacimiento originales como verificación de la identidad de los adultos patrocinadores. Al siguiente mes, dejó de exigir que se llenaran los formularios en los que se pedía la información personal de los patrocinadores. Luego tampoco fue necesaria la revisión de prontuarios criminales de la Oficina Federal de Investigaciones para muchos de los interesados en adoptar”, o no les tomaron las huellas digitales a la mayoría de los patrocinadores de uno o varios menores adoptados a la vez, dice la agencia noticiosa.

En uno de los casos que cita Ap, se dice que poco más de 25 menores fueron ubicados en hogares de adopción, donde fueron agredidos sexualmente. Y que las autoridades omitieron la revisión de antecedentes de los patrocinadores antes de colocar a los jóvenes en su custodia.

La investigadora del Centro FXB para la Investigación de Derechos Humanos de la Universidad de Harvard, Jacqueline Bhabha externó su consternación, y declaró que “Jamás permitiríamos que esto le ocurriera a niños estadunidenses”.

Defensores de los inmigrantes y de los menores afirman que lo que sale hoy a la luz es apenas la punta del iceberg, y que de los 89 mil menores que llegaron de Centroamérica –y eventualmente de México, por la dificultad para distinguir la similitud fisionómica y por la falta de entrenamiento de los agentes fronterizos para distinguir a unos de otros-, que han sido ubicados en hogares adoptivos desde 2013 a la fecha, se desconoce cuántos menores y jóvenes han sido abusados realmente.

Activistas que advirtieron oportunamente de este peligro a las autoridades del ramo, afirman que “las agencias gubernamentales incluso notificaron a sus empleados sobre la existencia de patrocinadores falsos en Colorado, Iowa y Minnesota, que trataban de adoptar varios infantes a la vez”.

Ciertamente en 2014 el flujo de centroamericanos creció hasta en un 300 por ciento, entre salvadoreños, hondureños y guatemaltecos que cruzaban solos la frontera en busca de refugio en Estados Unidos. La investigación de Ap encontró que se tomaron “ciertas decisiones de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados de Estados Unidos para colocar a miles de jóvenes en hogares de familiares o patrocinadores”, y que rompieron los protocolos oficiales.

Pero el problema no termina ahí, ni siquiera cuando los menores son liberados de estos centros de detención. Los reportes que hablan de estos casos son parte de un problema más amplio que aqueja a estos menores, que no reciben servicios de ninguna clase una vez que son liberados de la custodia de las autoridades federales.

Megan McKenna, de la organización KIND, Kids in Need of Defense, dijo según el periódico La Opinión que “La gran mayoría no tiene acceso a servicios sociales o de otra clase que podrían ayudarlos si alguien los fuerza a trabajar o son víctimas de abuso… Hay una necesidad tremenda de servicios y de ayuda legal para estos jóvenes”, deploró McKenna.

El asunto ha despertado el interés de las autoridades federales para hacer una mejor evaluación de sus métodos de adopción, y de la situación de miles de menores que pueden en estos momentos estar corriendo el riesgo de ser agredidos sexualmente, maltratados o explotados, en un estado de indefensión que denuncia las fallas de un sistema que ha hecho caso omiso de este grave problema social por lo menos en los últimos años, dice activistas defensores de los inmigrantes.

Aunque la agencia Ap pudo apenas investigar la existencia de algunos menores agredidos y abusados, se habla de decenas de miles de menores que fueron detenidos y entregados posteriormente a familiares y patrocinadores, por lo que no hay un estimado claro de cuántos hayan sido objeto de abuso, dice La Opinión.

Al parecer, se destapó esta realidad más que hostil para los menores centroamericanos porque uno de los menores escapó de su cautiverio y buscó refugio en una iglesia donde denunció la situación, reporta La Jornada■

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