El área de Manchester, en Houston, Texas, inundada tras el Huracán Harvey.
A un año de que el Huracán Harvey causara la mayor destrucción y contaminación en la historia de Houston, Texas, miles de residentes siguen acampando en sus propiedades dañadas, porque no les alcanzó la ayuda oficial o el dinero de sus aseguradoras. Recientemente, los votantes de la ciudad aprobaron un fondo multimillonario para fortalecer la infraestructura y dar ayuda al damnificado. Sin embargo, muchos migrantes podrían quedarse fuera del reparto. Nuestra reportera, Mariana Pineda habló con una de esas familias y reporta desde Houston.
Se escucha un ambiente exterior lluvioso…
La intensa lluvia que cae en la ciudad de Houston trae muy malos recuerdos a los dos hijos más pequeños de Vanessa Medina.
“Siempre que empieza a llover y que escuchan tormenta o huracán, les da bastante miedo; ellos quedaron muy, muy asustados”, dice Vanesa.
Hace un año Vanessa, su esposo y sus cuatro hijos se encontraban con el agua debajo de las rodillas, en su apartamento que alquilaban en la planta baja de un edificio. Perdieron todo, incluso un carro nuevo que había terminado de pagar.
“Al departamento de nosotros se le comenzaba a caer el techo y nadie venía a sacarnos, a llevarnos a un albergue…, nada. Nosotros salimos caminando de ahí entre el agua. Nada más salimos con los papeles y una cuanta ropa y sí, todo, todo lo perdimos”
A Gildardo, el esposo de Vanessa, quien es ciudadano y trabaja en la construcción, FEMA, la agencia federal que asiste durante los desastres lo ayudó con poco más de 15 mil dólares, que se agotaron en dos meses; pero fue todo. Esa ayuda no la recibieron los mil 500 migrantes que se refugiaron en albergues en el suroeste de Houston. Pasada la emergencia, se fueron a vivir con familiares o se regresaron a sus contaminados apartamentos, señala Alain Cisneros, de la organización pro inmigrante, FIEL.
“El moho estaba creciendo dentro de los departamentos. Los dueños de los departamentos estaban empezando a cobrar las rentas y a no perdonarlas”
La comunidad latina de Houston representa 43 por ciento de la población, y se estima que el 10% son inmigrantes indocumentados. A un año del azote de Harvey, poco se sabe de su suerte pero excluidos de la ayuda oficial, siguen viviendo y trabajando en zonas de alto riesgo, dice con indignación el organizador Cisneros:
“En nuestros vecindarios no ha habido cambios de infraestructura. Los departamentos que están en el plano de la ciudad, tras 500 años de inundación siguen donde mismo, siguen siendo habitados”
Además, barrios latinos como Pasadena y Baytown, ubicados cerca de la industria petroquímica, fueron afectados por los químicos tóxicos que arrastraron las inundaciones, afirma, la joven Jessica Rangel, de la organización ‘Ojos de un Soñador’.
“Les empezó a salir infección en los pies a los niños. Especialmente en Pasadena, el agua estaba contaminada porque hubo una explosión en una planta química cercana, Arkema”
Juan Parras:
“Toda la gente que vive en esta área, ellos huelen los químicos y también a veces les lloran los ojos y la nariz”
Para Juan Parras es director de la organización ambientalista, “TEJAS”. Dice que es patético que tomar medidas sobre este serio problema no sea parte relevante del recién aprobado fondo billonarios para la reconstrucción:
“Están haciendo un plan para inundaciones de casas porque hay muchas lluvias. Queremos que hagan un plan que se dirija a cómo vamos a controlar las tóxicos que sueltan en las comunidades para que no haya una explosión”
Se escucha a al juez Ed Emmet:
“85 percent is a tremendous victory…”
(85 por ciento es una magnifica victoria…)
La contundente aprobación del bono millonario para la reconstrucción y fortalecimiento de la ciudad contra los huracanes, promete construir 230 proyectos en los próximos 15 años. Sin embargo, excluye a las familias migrantes, lamenta la organizadora María Sosa:
“Si no eres ciudadano americano, o residente, lo más probable es que ese dinero tú nunca lo vas a ver”
Pero esto tiene sin cuidado a Vanessa Medina que, trabajando duro, ahora rentan una casa que no se inundó, en la misma área del Suroeste de Houston. Es un poco más grande y les cuesta mil cien dólares al mes, 400 dólares más el apartamento que se les inundó.
“Hay que pagar luz, agua, gas…, pero aunque nos la veamos apretados estamos cómodos”
A pesar de las amenazas de nuevos huracanes, la contaminación o la deportación y separación familiar que pende sobre su familia, Vanessa se mantiene muy optimista”
“A las personas que están igual de indocumentadas como yo, que no tengan miedo porque el miedo no nos deja avanzar”