Uno de estos días, el número de deportados por la administración de Obama alcanzó los dos millones, una cantidad que batió récord histórico. Eso calculan organizaciones comunitarias, religiosas y sindicales que, en respuesta, intensificaron sus acciones para demandar al presidente Obama que pare las deportaciones. También exigen al Congreso que se ponga a trabajar de manera urgente en una reforma de inmigración. José López Zamorano reporta desde la capital de la nación.
Se escucha música…
Llegaron con mucho ruido al plácido parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, acompañados por los retoños de los cerezos que adornan la cuenca del rio Potomac, en un soleado día de primavera que el presidente Barack Obama aprovechó para jugar golf.
Desde el altavoz se escucha: Estamos aquí para pedirle a Obama que pare las deportaciones…
Fue la punta de lanza de una jornada de acción que convocó a miles de inmigrantes en Washington, Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Miami, para reclamar con una sola voz que los líderes políticos se responsabilicen de la crisis humanitaria en el país.
Una mujer grita en inglés: ¿Where is my Mexican pride? (¿Dónde está mi orgullo mexicano?)
Isabel Flores, una inmigrante de Perú apeló al apoyo de sus dos hijos, de cinco y de tres años, vestidos del hombre araña.
“Yo creo que sí, tiene que haber un tipo de superhéroe, y de pasadita la esperanza de que la separación de familias termine en algún momento; yo creo que simboliza algo bueno un súper héroe”
Se escuchan voces de mujeres…
En solidaridad con la causa, un centenar de mujeres puso en marcha un ayuno de 48 horas frente al Capitolio. Las mujeres visitaron las oficinas del liderazgo republicano para depositar solicitudes de una reforma migratoria.
Y frente a la Casa Blanca, tres inmigrantes de origen mexicano, Naira Zapata, Cynthia Díaz y José Valdez iniciaron una huelga de hambre por tiempo indefinido, hasta que liberen a sus seres queridos detenidos por las autoridades migratorias.
Se escucha una mujer llorando…
Naira Zapata rompió en llanto cuando recordó la llamada telefónica sobre el arresto de su esposo Daniel. Tenia dos meses de embarazo. Su hija acaba de cumplir ocho meses, y no ha podido convivir con su padre.
“La huelga de hambre es para que Obama nos escuche, que se de cuenta de cuál es nuestra urgencia de que ellos sean liberados”, dice Zapata.
Un día después arribó a las inmediaciones del Capitolio la caravana de “Ayuno por las familias”, luego de recorrer 18 mil millas por 90 distritos electorales durante siete semanas. Su líder es Eliseo Medina:
“La gira confirmó eso. Tenemos el apoyo del pueblo americano y vamos a seguir empujando. Para mi, vamos a tener que luchar…, nadie nos dijo que iba a ser fácil”
La causa de los indocumentados recibió el inesperado endoso del exgobernador de La Florida y posible aspirante presidencial republicano, Jeb Bush.
“Sí, violaron la ley, pero no es una felonía. Es un acto de amor. Es un compromiso a su familia. Honestamente creo que es un tipo diferente de crimen”, señaló Bush.
Un análisis de The New York Times documentó que dos terceras partes de los 2 millones de inmigrantes deportados por Obama no cometieron delitos graves. Y en un editorial, emplazó al Presidente a dejar de ser espectador y hacer algo grande en inmigración.
El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner advirtió al Presidente que si detiene las deportaciones, no podrá contar con los republicanos.
Boehner:
“Eso haría casi imposible hacer nunca una reforma migratoria porque envenenaría el pozo al punto que nadie va confiar en él y darle una ley que implemente en la manera que lo desea el Congreso”
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, Texto y Foto, José López Zamorano