Hace 175 años el Tratado de Guadalupe Hidalgo puso fin oficialmente a la guerra entre Estados Unidos y México, amplió al doble el territorio estadunidense y cambió para siempre la vida de los mexicanos al norte del Río Bravo. En este aniversario del tratado, veteranos intelectuales y activistas chicanos reflexionan sobre la trascendencia y la vigencia de las garantías contenidas en el tratado para el pueblo mexicano en los territorios ocupados. El escritor Armando Rendón, autor del libro seminal, «Manifiesto Chicano», asegura que el tratado sigue siendo un documento vivo y somete su argumento a prueba llevándolo ante el Concejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“El Tratado es un documento vivo, y además es parte del desarrollo, de los principios de derechos humanos, comenzando con la constitución de los Estados Unidos de América, y de México, que se relacionan a los derechos humanos. Uno de los problemas ha sido acerca de los terrenos que eran propiedad de los mexicanos en esos tiempos. Así que mucha de esa gente todavía tiene casos abiertos en las cortes, para recuperar las propiedades robadas los primeros años del siglo pasado. Por discriminación, los gobiernos anglosajones no nos dieron las posibilidades para tomar una posición igual que otras personas de los Estados Unidos, llamada separate but equal / separados pero igual. Y también matanzas de los Texas Rangers tienen un montón de casos. Lo que yo estoy promoviendo es que por parte del Tratado de Guadalupe Hidalgo podemos llevar estos casos a otro nivel. Para uno que tiene una agencia para el Concejo de Derechos Humanos. Y como unos cien años que comenzaron grupos indígenas de aquí en los Estados Unidos a promover sus tratados y su estatus como gentes indígenas, y tratar de hacer nuevos acuerdos con el gobierno federal, con ese objetivo de usar esos tratados como un modo de mover los gobiernos con ese tratado para promover nuestros propios derechos humanos de los mexicanos y méxicoamericanos”.
En contrapartida, el pionero defensor de derechos civiles, José Ángel Gutiérrez afirma que las demandas que invoca el Tratado de Guadalupe Hidalgo no han probado ser viables, y propone otras avenidas más efectivas para buscar justicia.
“Las únicas personas que tienen derecho a tener voz son países, no individuos. Tiene que ser un gobierno de un país miembro, que levante el reclamo. Y hasta ahorita nadie ha querido, ni Cuba, ni China, ni México; nadie había querido. Podemos abrir otro argumento: Reparaciones. Eso están haciendo los negros, los japoneses, lo hicieron y les otorgaron ciertos dineros. Pero aprobaron las reparaciones monetarias porque los habían encerrado aquí en Estados Unidos. Eran ciudadanos norteamericanos, pero se esperaron tres décadas para escribirles el primer cheque. Pero entonces ya se había muerto la mayoría de ellos ahora, a ciertas tribus de indios les han dado derecho de pesca, acceso al agua. Y hasta chicanos en Nuevo México les han dado derechos a las Acequias, pero porque han usado otros argumentos, no el Tratado de Guadalupe Hidalgo. Ese como quien dice está cerrado».
Fue José Ángel Gutiérrez, profesor emérito en la Universidad de Texas en Arlington y fundador del extinto Partido de la Raza Unida. Antes, Armando Rendón, autor del libro “Chicano Manifesto” y director de la casa editorial, Somos en Escrito. Puede escuchar la entrevista completa en los archivos de Línea Abierta del jueves 2 de febrero en radiobilingue.org.
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