Marco Vinicio González
En días recientes se celebró el centenario del histórico pacto sobre el agua del río Colorado, que comparte con otros seis estados del oeste estadunidense y una porción del noroccidente mexicano. Pero la celebración llega en medio de una crisis de agua, del otrora potente caudal.
Entre tanto, la política del agua, o mejor dicho de su reparto es un tema que por lo general ha pasado desapercibido para la mayoría de los habitantes de Estados Unidos, excepto ahora para los de los siete estados que recorre el río Colorado regando las áridas tierras del oeste estadunidense.
En los últimos tiempos esos habitantes han visto inusitados flujos del río Colorado que provocan inundaciones que luego se convirtieron en sequías seguidas de olas de calor extremo que en ocasiones propician devastadores incendios, por efecto del cambio climático dicen expertos.
La mayoría de los residentes asentados a lo largo del recorrido del río Colorado, que firmaron el pacto hace un siglo, “probablemente no se den cuenta de “el desafío épico que ha sido asegurar el agua que sale de los grifos en sus hogares”, dice The Gazete.
No obstante, la crisis que enfrenta el río Colorado es emblemática, en particular por la lucha que en general ha desatado el uso del agua en esta parte occidental del país, cuya cuenca se extiende por los estados de Arizona, California, Colorado, Nevada, Nuevo México, Utah y Wyoming, además de que su último tramo recorre una porción del noroeste de México para desembocar en el Golfo de Baja California.
Ahora esas personas que dependen del río Colorado sufren una crisis porque ya no hay suficiente agua para todos. “Una de las razones de esta crítica situación”, dice la fuente, “tuvo lugar hace 100 años este mes. En ese momento, la región estaba creciendo rápidamente con la llegada de los colonos europeos. Pero faltaba una cosa: un suministro de agua estable. Al abordar ese dilema, la gente de hace un siglo creó un problema para quienes viven allí hoy”.
De acuerdo con Luke Runyon, miembro de KUNC, en el primer momento del acuerdo los colonos europeos formaron comunidades agrícolas y fueron estimulados por incentivos federales.
”El pacto entre los siete estados occidentales fue innovador para su época… resolvió un problema. Pero los flujos del río eran extremos, creando cambios dramáticos de inundación a sequía. Era poco fiable y peligroso”.
Todos estuvieron de acuerdo en ese entonces en que había suficiente agua para satisfacer todas sus necesidades. Y dividirlo fue muy fácil. El acuerdo al que llegaron los líderes estatales garantizaba a los estados una cantidad fija de agua. “Pero los negociadores sobreestimaron con optimismo la cantidad de agua en el río”.
La profesora de política del agua en la Universidad de Arizona, Kathy Jacobs sostiene que en las décadas que siguieron al referido pacto, “la demanda superó la oferta. La infraestructura creció. El clima se hizo más cálido y seco. Había mucha menos agua de lo que prometía el pacto”.
Y Eric Kuhn, quien pasó su carrera trabajando para una agencia de agua del oeste de Colorado y escribió un libro sobre la historia del pacto, afirma que “nuestras prioridades son diferentes a las prioridades de las personas que existían en ese momento… ahora se necesita encontrar una forma de convertir este río, de una amenaza en un recurso natural•