De la Redacción
Los georgianos se dirigen hoy a las urnas para votar en esta crucial segunda vuelta que decidirá el control del Senado. Esto significa que los resultados de esta elección serán determinantes para llevar a cabo la agenda del presidente electo, Joe Biden. Como se sabe, un alto funcionario electoral condenó enérgicamente las afirmaciones infundadas del presidente Trump sobre un presunto fraude electoral en el estado, señalando que son «fácil y demostrablemente falsas»; e instó a los georgianos a acudir a votar.
Los dos candidatos republicanos de Georgia al Senado, Kelly Loeffler y David Perdue anunciaron que se unirían a otros 12 senadores y a un grupo de representantes de su propio partido para impugnar la victoria de Biden. El argumento del grupo se basa en teorías de conspiración que han sido desenmascaradas o deconstruidas.
En tanto, el presidente Trump y el presidente electo Joe Biden hicieron campaña en Georgia en las horas previas al arranque de estas cruciales elecciones especiales de segunda vuelta. Y si bien las segundas vueltas tienden a atraer a muchos menos votantes que una elección general, la votación anticipada de esta elección ha roto récord histórico, pues a partir del 14 de diciembre y hasta el día de ayer habían votado ya más de 3 millones de electores (as) en ese estado crucial, donde ahora miles de personas de ambos partidos se han volcado a las urnas.
Como se sabe, Línea Abierta ha seguido puntualmente el curso de estas elecciones especiales en Georgia, estado que cuenta con una historia negativa por la manera como ha conducido estos procesos electorales, y por cómo trata a los votantes, dice Samuel Orozco, Director de Noticias de Radio Bilingüe. Ahora, el gobierno de Gerogia se está negando a reconocer que el presidente Trump está cometiendo fraude y les está pidiendo a los funcionarios estatales que también se sumen a la falsa acusación de fraude que impulsa Trump.
En este programa de Línea Abierta, Orozco señala a su invitada, Tania Unzueta, quien es Directora Política de la organización civil Mijente, con sede en Atlanta, que “la ironía” de que sea el propio Secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger quien certificara el triunfo de Joe Biden y Kamala Harris ante Trump, en las elecciones del 3 de noviembre del año pasado. Y apunta que en una conversación telefónica de poco más de una hora con el presidente Trump, que para muchos prominentes abogados contiene elementos de carácter criminal, Raffensperger negó a Trump la validez de los datos en los que basa su acusación. “Sus datos son equivocados, señor presidente”, repitió tranquila pero enérgicamente Raffensperger a Trump durante dicha conversación telefónica.
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En Georgia, los demócratas tendrán que ganar los dos escaños, para alcanzar la mitad de esa cámara para conseguir estar empatados; pero la vicepresidenta electa, Kamala Harris, en su calidad de presidenta del Senado sería el voto de desempate que daría la mayoría a los demócratas. Sin embargo, si éstos ganan sólo un escaño, los republicanos seguirán reteniendo dicho control, “y por lo tanto el poder de descarrilar la agenda del presidente electo, Joe Biden”, señala Orozco.
A pesar de que ahora tanto Raffensperger como el gobernador de Georgia, Brian Kemp confrontan al presidente Trump, al negarse a anular las elecciones en Georgia y darle triunfo al presidente saliente, no se puede olvidar que ambos funcionarios son los arquitectos de uno de los mecanismos más depurados de supresión del voto de las minorías, o de la gente de color, dice Tania Unzueta en Línea Abierta.
“Para nosotros, la misma persona que está a la cabeza del Departamento electoral de aquí de Georgia (o sea Raffensperger), nunca ha estado de nuestro lado; son todos republicanos que se la han pasado restringiendo el derecho de voto para las comunidades latinas, las comunidades de color, de muchísimas maneras. Decir que la gente no se registró bien, diciendo que hay fraude de diferentes tipos, cerrando los lugares donde la gente puede ir a votar, particularmente en lugares latinos y de votantes negros…”.
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Existen más o menos 300 mil votantes latinos registrados en Georgia, «donde vive sin emabrgo un millón de personas de esta comunidad; porque esta población es relativamente nueva en el estado», dice Tania Unzueta, «que comenzó a crecer a partir de los años 90 y que ha seguido desarrollándose desde entonces».
Estadísticamente, es más probable que los votantes mayores sean republicanos, por lo que es absolutamente crucial llegar a más jóvenes antes del cierre de las urnas el 5 de enero a las 7 p.m.
Como se sabe, más de tres millones de personas ya han emitido su voto en el período de votación anticipada en Georgia, pero muchas más votarán el mismo día de las elecciones, por lo que es necesario que los votantes jóvenes participen en masa, una preocupación presente en los organizadores comunitarios.
Con todo, “La mayoría de los votantes latinos son jóvenes, de familias de estatus migratorio mixto, con padres que hablan español y que a lo mejor son indocumentados o residentes pero que no pueden votar, y apenas en estas elecciones se han movilizado para ser parte del cambio que está surgiendo aquí en Georgia”, afirma Unzueta.
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