De la redacción
Hay un refrán popular que dice: “les llovió sobre mojado”. Y eso es precisamente lo que le pasó en los últimos meses a 5.4 millones (39 por ciento) de trabajadores estadunidenses: perdieron su seguro médico a consecuencia de la pérdida de su trabajo por la pandemia de Convid-19, dice un estudio de Families USA. Esto significa una pérdida más alta que la registrada durante la recesión económica de 2008 y 2009, cuando 3.9 millones de adultos perdieron su cobertura.
La pérdida de seguro de salud para 5.4 millones de trabajadores en Estados Unidos viene a agravar la situación de decenas de millones de trabajadores. Porque “independientemente del coronavirus, las personas todavía tienen cáncer, problemas cardiovasculares, los bebés siguen naciendo y demandando cuidado comprensivo de salud que asegure su crecimiento y bienestar”, dice en su página web Families USA, una organización no partidista que defiende los derechos del consumidor de servicios de salud.
No obstante, los datos definitivos del referido estudio, no estarán disponibles hasta mediados o fines de 2021, cuando el gobierno federal publique las estimaciones de seguro de salud para 2020. Los análisis varían, pero todos llegan a la misma sombría conclusión: “¡Más personas que nunca carecen de seguro!”.
Este estudio no es el único en su tipo. Actualmente La Kaiser Family Foundation ha estimado que 27 millones de estadunidenses han perdido la cobertura en la pandemia; su estudio tuvo en cuenta a los familiares del asegurado. Y otro análisis, publicado el lunes por el Urban Institute y la Fundación Robert Wood Johnson, proyectó que para fines de 2020, 10.1 millones de personas ya no tendrán seguro médico o cobertura patrocinada por el empleador, que esté vinculada a un trabajo que perdieron debido precisamente a la pandemia.
De esta suerte, “el número de trabajadores desempleados se triplicó, alcanzando sus niveles más altos jamás registrados en la historia de Estados Unidos, y superando en casi un 40% el mayor aumento anual en el número de adultos sin seguro”, sostiene Families USA.
¿Qué pasará entonces? Pues que aquellos que pierdan su cobertura enfrentarán costos estratosféricos si son golpeados por el Covid-19, sobre todo si son enviados a unidades de cuidados intensivos de un hospital durante semanas o meses para salvar su vida y/o para recuperarse.
Como se sabe, a menos de seis meses de la aparición del primer diagnóstico de COVID-19 en Estados Unidos el virus ha cobrado su terrible cuota ya: más de 135 mil 400 residentes de este país han muerto a causa de la pandemia, “superando con mucho el total de bajas estadunidenses del 11 de septiembre y las guerras en Vietnam, Irak y Afganistán combinadas, afirma Families USA en su estudio.
Funcionarios de salud pública en Estados Unidos informan por su parte que más personas se han infectado con COVID-19 que las que viven en todos los estados del suroeste y las montañas rocosas combinados.
Ahora bien, con pérdida de empleo o sin él, millones de trabajadores latinos siguen sin embargo laborando en las múltiples tareas esenciales que sostienen, como dice un analista, «la vida covidiana”. Y son estos trabajadores quienes, por sus condiciones socioeconómicas (falta de seguro médico, de acceso a servicios de salud o a redes de apoyo al bienestar social), y por las condiciones de salud subyacentes ligadas a dicha situación (altas tasas de diabetes, hipertensión, asma, etcétera), han sido los más golpeados por la pandemia junto con la población afroestadunidense de Estados Unidos.
Según la Kaiser Family Foundation cuatro de cada cinco personas que han perdido el seguro de salud proporcionado por el empleador durante la pandemia de coronavirus son elegibles para cobertura gratuita a través de programas ampliados de Medicaid o de un seguro privado subsidiado por el gobierno: por la Ley de Seguro de Salud Costeable, ACA, también conocida como Obamacare.
Expertos dicen que asegurar a los recientemente desempleados es un desafío difícil. “Muchas personas no pueden pagar las primas de cobertura a través de la ley de atención médica o del programa conocido como COBRA, de la Ley de Reconciliación Presupuestaria Consolidada, y otros pueden no saber que son elegibles para Medicaid, dice The New York Times.
Y señala que la Casa Blanca y el Congreso han hecho menos que poco para ayudar. “La administración Trump ha impuesto recortes drásticos al financiamiento de programas de divulgación que ayudan a las personas a inscribirse en la cobertura del Obamacare”. Y aunque los demócratas de la Cámara de Representantes aprobaron leyes destinadas a ayudar a las personas a mantener su seguro de salud, añade la fuente, “el proyecto de ley está atascado en el Senado, controlado por los republicanos» y principalmente por el líder de la cámara alta, Mitch McConnell.
En lugar de ampliar el acceso al seguro subsidiado bajo ACA, que es la ley de salud vigente, “Trump ha prometido reembolsar directamente a los hospitales por la atención de pacientes con coronavirus que hayan perdido su seguro. Pero hay poca evidencia de que haya comenzado a hacerlo”.
A pesar de estas colosales pérdidas de la cobertura médica de los trabajadores estadunidenses, ningún proyecto de ley COVID-19 promulgado hasta el momento ha protegido un seguro de salud integral. Y por eso, “Es hora de que el Congreso llene ese vacío… para combatir la propagación de COVID-19; para proteger a las familias de enfermedades graves que no tienen nada que ver con COVID-19; para salvaguardar las finanzas familiares durante la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial y para apoyar una recuperación económica sólida y rápida”, afirma Families USA.
Los demócratas y los grupos de defensa de la atención médica sostienen que la importancia de la cobertura del seguro se extiende más allá del bienestar personal porque los no asegurados tienden a evitar ir al médico, y eso expone a otros o a todos a un brote de enfermedades infecciosas como el Covid-19■