Tras la repentina y sorpresiva muerte del juez Antonin Scalia se han abierto más interrogantes que respuestas, no sólo sobre el carácter de su propia muerte, sino también a cerca del tema de su reemplazo o nominación de un nuevo juez que complete los nueve magistrados que manda la Constitución de este país, para que el máximo tribunal esté siempre listo y completo ante los asuntos urgentes que llegan a su playa.
Hoy The New York Times revela una interesante información sobre los deseos póstumos de Antonin Scalia, quien “en un pasaje, en gran medida pasado por alto, cuando emitió su voto particular en la decisión de la corte en junio, que establece el derecho constitucional al matrimonio entre personas del mismo sexo, Scalia hizo sugerencias detalladas” para la sucesión de un nuevo miembro de la Corte Suprema, que el Presidente debía nominar.
En cuanto al deceso del difunto magistrado, como en el estado de Texas la ley permite que un juez determine a distancia la muerte de una persona, sin ver el cadáver, esto pasó en el caso de Scalia. Al parecer el magistrado murió de muerte natural y no se le practicó una autopsia, que por cierto la familia tampoco solicitó. Pero este hecho, entre otros, ha desatado una serie de “teorías” descabelladas entre los republicanos, culpando por ejemplo al presidente Obama de urdir la trama para llevar a cabo la muerte del conservador juez este fin de semana, en un rancho de Texas, donde el occiso andaba cazando animales el día previo a su muerte.
Otro tema importante que ha ocupado la atención de medios y grupos políticos nacionales es desde luego la sucesión del juez, que debe restituir el número “mágico” de los nueve magistrados activos en ese máximo tribunal, como manda la ley.
Desde luego los republicanos, encabezados por el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, han dicho que el presidente Obama no debe –no lo van a dejar- nominar a ningún magistrado hasta que pase la elección y haya un nuevo Presidente, inaugurando -por sus fueros- esta nueva modalidad en la vida política de Estados Unidos.
El precandidato republicano hoy en segundo lugar en Carolina del Sur según las encuestas, el texano Ted Cruz se ha pronunciado también contra la nominación de un nuevo juez por parte de Obama, y del mismo modo lo han hecho Marco Rubio y Jeb Bush, entre otros.
Se sabe que todos los presidentes en turno han nominado a un miembro de la Suprema Corte cuando éste o ésta se han retirado o han fallecido, pero ahora los republicanos quieren imponer una nueva “ley” para impedir la nominación de Obama, porque ésta, como es de esperarse, rompería el virtual empate en que han quedado los ocho magistrados de la Suprema, inclinando la balanza hacia previsibles decisiones sobre temas de alto perfil controversial como la Acción Afirmativa, el aborto, o como dice Maribel Hastings en la pasada entrega, “la apelación del Departamento de Justicia al bloqueo de las acciones ejecutivas migratorias por el Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito de Nueva Orleáns”, entre otros pendientes de alto perfil.
A Obama sin embargo le quedan 342 días de gestión y ya se prepara para nominar a un siguiente juez que ocupe el noveno lugar, vacante. Según analistas de distintos medios de comunicación se estima que en promedio, o el plazo más dilatado que ha tomado un presidente para nominar al sucesor que deja vacante un asiento en el máximo tribunal es de 125 días. Para tener un panorama exacto de cómo ha sido dicha nominacón en la historia de este país, consulte este enlace: How Long Does It Take to Confirm a Supreme Court Nominee?
Siguiendo con el Times, en el referido pasaje donde Scalia sugiere cómo debe ser el nuevo magistrado que ocupe una vacante en la Suprema, el hoy fallecido juez escribe: “Para estar seguro, el tribunal es por algunas normas razonablemente diverso. Por primera vez se dispone de tres mujeres, una de las cuales es hispana. Tiene un miembro afroamericano, sólo el segundo en su historia”.
Pero por otro lado, dice el periódico neoyorquino, el tribunal se compone de sólo nueve hombres y mujeres, todos ellos abogados exitosos que han estudiado en Harvard o Yale Law School». Y agrega el rotativo que el juez Scalia asistió a Harvard, al igual que otros cinco miembros de la corte. Los otros tres fueron a Yale.
Sin embargo, en el pasaje del referido disenso Scalía sugería evitar «abogados de altos edificios», especialmente los que trabajan en los rascacielos de Nueva York. “Encontrar a alguien que no fue a la escuela de leyes en Harvard o Yale. Buscar un candidato del Suroeste. Y considerar un cristiano evangélico”.
Por cierto que entre los nombres que se barajan para la sucesión de Scalia en la Suprema Corte figura el nombre de un inmigrante de ascendencia mexicana, quien fue en una ocasión nominado por el gobernador Jerry Brown para la Corte Suprema de California. Se trata de Mariano-Florentino Cuellar, profesor de la escuela de derecho de la Universidad de Stanford.
El juez Scalia criticaba la falta de diversidad de los miembros que actualmente se hallan sentados en la Corte Suprema, sin excluirse a sí mismo. Tenía razón en una importante cuestión: “los jueces del Tribunal Supremo en estos días son desde muchos puntos de vista remarcablemente similares, dando a la corte la calidad insular de parecer un club privado, o una sala de profesores”.
La decisión de matrimonios del mismo sexo subrayó la obligación del Presidente de diversificar el Tribunal Supremo, dice la fuente.
Dado que el juez John Paul Stevens se retiró en 2010, el tribunal, por primera vez, no tiene un miembro protestante. El juez Scalia era católico, al igual que otros cinco jueces. Los otros tres son judíos, sostiene el Times.
En el referido disenso de Scalia en junio, el juez lamentó este estado de cosas, y escribió: «Ni un solo cristiano evangélico (un grupo que comprende aproximadamente una cuarta parte de los estadunidenses), o incluso un protestante de cualquier denominación».
El juez Scalia también pasó revista a la falta de diversidad geográfica en la procedencia de los miembros de esa corte. «Cuatro de los nueve son nativos de la ciudad de Nueva York», escribió.
En la actualidad cada condado de Nueva York está representado en la Surpema, salvo Staten Island. El juez Scalia era de Queens. Ginsburg es de Brooklyn, Kagan es de Manhattan y Sonia Sotomayor es del Bronx.
«Ocho de ellos crecieron en los estados de las costas este y oeste. Sólo uno es oriundo de la vasta extensión geográfica de la mitad del país», agregó, en referencia al presidente del Tribunal Supremo, John G. Roberts Jr., quien es de Indiana.
«Ni una sola persona es del suroeste o incluso, a decir verdad, un occidental genuino (California no cuenta)», agregó, descontando a los jueces Anthony M. Kennedy, que nació en Sacramento, y el juez Stephen G. Breyer, quien nació en San Francisco.
No obstante, el juez Scalia escribió en el disenso de junio que aunque deseaba una mayor diversidad de perfiles en la Suprema, esto no tenía importancia en los nombramientos judiciales. «Los jueces son elegidos precisamente por su habilidad como abogados; si reflejan los puntos de vista de política de un grupo en particular no es (o no debería ser) relevante «, escribió.
Sin embargo, agregó que «un tribunal capaz de encontrar el derecho al matrimonio del mismo sexo en la Constitución está haciendo uso sólo de la habilidad legal para interpretar materiales legales; es decir, los Presidentes deben considerar otros factores además de la perspicacia legal», apunta la fuente.
Se espera que Obama nomine a alguien que se ubique a la izquierda del recién fallecido juez, dice el periódico. Y sugiere que Obama debe considerar muchos factores para decidir sobre el siguiente candidato, y que tal vez debiera escuchar las sugerencias que el magistrado Antonin Scalía emitió en su disenso en junio, para ampliar el perfil de la Suprema Corte■