Trabajadores huéspedes mexicanos que fueron reclutados y traídos a Estados Unidos con visas H-2B por el gigante jardinero TruGreen, han llegado a un arreglo con la compañía. Los quejosos denunciaron que la negativa a reembolsarles gastos de viaje y visas violaba la ley federal de Estándares Justos de Trabajo. Según el arreglo, el proveedor nacional de servicios de jardinería reembolsará a los trabajadores los gastos incurridos. En este programa, ex jardineros de TruGreen hablan sobre su experiencia como trabajadores huéspedes y una especialista legal comenta sobre las ramificaciones del caso. Este es un programa más de nuestra serie, Voy contratado: derechos del migrante en radio.
Primero fueron reclutados en México y luego traídos como trabajadores huéspedes pero los trabajadores no se sienten huéspedes sino más bien sistemáticamente abusados, y sienten además que se les estafa con menos del salario mínimo, por lo que entablaron una demanda.
La corte no ha tomado una decisión todavía sobre este reclamo de las violaciones del sueldo mínimo porque las dos partes, los demandantes y la compañía entraron en una negociación y llegaron a un acuerdo en el que los ex trabajadores de Trugreen podrían recibir dinero de la compañía para terminar el caso y no seguir hasta el juicio en tribunales. Con este acuerdo propuesto la compañía acepta devolver el dinero a sus antiguos empleados.
El Centro de los Derechos del Migrante (CDM), en México, DF (www.cdmigrante.org) es una agrupación binacional que aboga por los derechos laborales y ofrece servicios profesionales a los abogados representantes de los trabajadores en el referido caso contra TruGreen. Además está apoyando con la distribución del aviso sobre la acción colectiva a más de 700 miembros del grupo de trabajadores, e informando y apoyándolos con los formularios y la documentación necesaria para que puedan sumarse a la demanda. La audiencia de aprobación final tendrá lugar el 28 agosto y si el tribunal aprueba el acuerdo los pagos a los trabajadores comenzarán en el otoño.
Lilian López Gracián, Asesora legal del referido centro de derechos contó recientemente en el programa de Línea Abierta que el primer trabajador en entablar la demanda es Otoniel Sosa, quien al percatarse de que el gasto que había invertido para llegar desde México a Estados Unidos, con una visa, hasta donde está la compañía, “lo había dejado en un situación económica difícil”. Entonces Otoniel se acercó a un grupo de abogados para asesorarse, “pues él quería ver la posibilidad de recuperar ese dinero”, dice López Gracián, “y presentó la demanda en mayo del 2010 alegando el hecho de que el empleador no haya reembolsado los gastos del pre empleo, que tienen que ver con el traslado, desde su lugar de origen hasta el sitio de trabajo, el visado, en algunas ocasiones el hospedaje, y durante la última semana el regreso a casa; pues se había violentado el derecho al salario mínimo que tienen todos los trabajadores con la visa H2B”.
Agrega Gracián: “Cuando se hace la suma del total de los gastos, y se resta al salario de la primera semana -y en este caso también al de la última-, el resultado es que el salario por hora cae por debajo de mínimo establecido por ley, y entonces el argumento que presentan estos abogados en representación de los trabajadores pues es este: una violación al salario mínimo de los trabajadores”.
Pero, ¿quiénes se benefician de este acuerdo?, pregunta la conductora de Línea Abierta, Chelis López.
“Pues mira, la demanda fue clasificada como una Acción de Clase (demanda colectiva), y cuando se presentó la demanda se pudo comprobar que la situación específica del trabajador, del demandante principal era repetitiva y podría haber otros trabajadores en las misma situaciones, o similares; entonces, cuando se comprueban esos requisitos que se establecen para la designación de una acción de clase, se permite que en este caso todos los trabajadores que estuvieron con la compañía, con una visa H2B entre el 2000 y el 2009, tengan oportunidad de sumarse a la demanda”.
La demanda tuvo un primer periodo para que se sumaran nuevos demandantes, que cerró en diciembre de 2013, y se dio paso al arreglo entre trabajadores y compañía. “Para evitar futuros litigios, o más gastos; y ahora se abre un periodo para que las personas bajo este acuerdo tengan la oportunidad de reclamar el dinero por cada uno de los años en que trabajaron”, apunta Gracián.
La ley federal establece que las fechas límite para reclamaciones es de un periodo dos a tres años, dependiendo de algunas características. “Pero hay leyes estatales o locales que amplían los términos par hacer reclamos”, afirma Gracián. “A lo que voy es a que las personas pueden hacer reclamos por el 2007, 2008, y 2009”. Hay un monto fijo determinado en el acuerdo, dice, por estos tres años. “Pero dependiendo de al ley local o la ley estatal del lugar donde estuvieron trabajando, podrán realizar reclamos por años anteriores al 2007”. Y aunque hay ese monto fijo por los años establecidos en el acuerdo, “hay una diferenciación entre el trabajado que firma un consentimiento y el que no firmó el consentimiento de demanda, pero que también, por pertenecer a la clase tiene derecho a recibir esta cantidad de dinero”. El acuerdo establece que para las personas que firmaron el consentimiento de demanda son 715 dólares, y para quienes no lo firmaron son 550 dólares por cada año trabajado. “Pero esto depende de la ley local o estatal aplicables para el caso específico del trabajador”.
Quien haya sido trabajador de TruGreen o conozca a alguien que haya viajado a trabajar a esta compañía con la visa H2B, conviene recordar que algunos de los estados donde esta empresa de jardinería tiene sedes son Colorado, New Hampshire, New Jersey, Nuevo México, Nueva York, Utah, Texas, Tennesee, entre otros. Para poder beneficiarse de este acuerdo deben completar un formulario aprobado ya por la corte, con la información de contacto de las personas, en el que deben enumerarse los años en que se estuvo trabajando; porque cada uno de estos años equivale a un reclamo. Una persona puede tener diez reclamos si trabajó por ejemplo del 2001 al 2009. El Centro de los Derechos del Migrante está brindado la asesoría necesaria, a través de su línea telefónica gratuita. En Estados unidos: 1-855-234-9699. Para México: 01-800-590-1773. Y a través del correo electrónico: info@cdmigrante.org para averiguar si tiene la posibilidad de realizar un reclamo. De ser así, recibirá un formulario, lo llena y lo regresa al centro de derechos, quienes se lo hacen llegar al administrador del acuerdo, encargado de establecer los años a que tiene derecho el trabajador a recibir dinero.
Los trabajadores
Juan Carlos Arauz Canela, un ex trabajadores de TruGreen y originario de Tlaxcala, México, viajó a Estados Unidos para trabajar con una visa H2B en la compañía jardinera. En el mismo programa de Línea Abierta conminó a los demás trabajadores de TruGren a sumarse a la demanda.
“En 2006, antes de que yo saliera a estados Unidos tenía una vida… tenía un trabajo bueno. Pero en ese año nacieron mis primeros bebés, fueron gemelos y tuve un problema. Creía haber estado preparado económicamente pero no fue así. Entonces tuve que buscar otra salida. Yo supe por un compañero que estaban solicitando gente para trabajar en Estados Unidos. Me acerqué a esas oficinas y me dieron la oportunidad… pero yo tuve que pagar la visa, hacer un pago por los trámites y un viaje que fue muy difícil”. El gasto, dice Juan Carlos, es de al rededor de 14 mil pesos (que al tipo de cambio en esa época era como de mil 200 dólares), pues el trabajo estaba hasta Rochester, Nueva York.
Juan Carlos relató que para comenzar, para que apuntaran a un solicitante de trabajo en las oficinas de TruGreen en México, “tenía que dar uno un pago, para que ellos tramitaran una entrevista en la embajada (de EU en México), y nos pudieran otorgar la visa”. Luego había que comprar el propio boleto, “de autobús, en este caso, porque pues uno no sabía. Y como fue el primer año, uno esta cerrado y no sabe nada; uno nunca ha salido del país, y como fue la primera vez fue muy fatigante, fue muy cansado”. El tramo fue de Tlaxcala a Nueva York. “Unos compañeros que ya estaban trabajando para TruGreen, nada más duraron dos meses y se tuvieron que regresar… y hubo dos lugares vacantes. Entonces yo ocupé uno de esos lugares”. De la estación de autobuses en Rochester fue llevado hasta una casa en buenas condiciones donde había otros ocho trabajadores mexicanos que ya habían estado trabajando ahí desde unos tres años antes. Esa fue la temporada de 2006, dice Juan Carlos. Cuando comenzó la temporada de 2007 regresó, “y obtuve los mismos gastos, nada más que la vivienda es una ‘traila’, que la verdad estaba muy… no era justo lo que nosotros pagábamos por ella”. En el 2006 Juan Carlos dice que estaba ganando al rededor de 400 a 550 dólares por semana. “Era justo, estaba bien”. Pero cuando regresó a la jornada de 2007, ahí ya cambió la cosa. “Lo que yo ganaba entonces era al rededor de 210 dólares por semana. En esos días no completaba ni las 40 horas, que habíamos firmado en el contrato. La vivienda era muy mala y la renta tenía que sacarla del salario, 35 dólares semanales, de esos 210 dólares semanales. “Entonces ya deduciéndolos, y los gastos que nosotros teníamos para poder sobrevivir también allá, que no era suficiente; la verdad fue demasiado duro”. Juan Carlos dice ser una persona que se interesa por conocer sus derechos. Y como era muy poco lo que trabajaba, dice que le surgió la curiosidad de ponerse a leer el contrato. “Entonces descubrimos muchas cosas que no tenían nada que ver con lo que nos habían prometido. Empezamos a platicar ahí entre compañeros, y es como nos vamos dando cuenta de que la verdad estábamos muy mal; no nos daban las 40 horas que teníamos por reglamento. En ese momento nosotros tuvimos que hablar personalmente con el manager, y le dijimos que nos tenía que dar 40 horas a la semana por lo que decía el contrato… Sí nos las dieron, pero mientras nosotros nos dimos cuenta cuando ya casi estábamos por finalizar la temporada de trabajo, y ya fue demasiado tarde. Pero gracias a eso compañeros empezamos a reaccionar… yo me entero hace año y medio que ya habían puesto la demanda y me uní a ella”.
Juan Carlos dijo que se enteró de la demanda “gracias a Lilian (López Gracián), porque ella me llamó por teléfono y gracias a eso yo supe que había una demanda y entonces me preguntaron si yo me quería unir”. También se dio cuenta en ese momento, dice, que había estado trabajando junto con el compañero que estaba demandando (Otoniel Sosa), “entonces me tuve que unir; porque simplemente nada más para pelear nuestros derechos, nuestros reembolsos.
Lilian López Gracián agrega que las violaciones comienzan desde el reclutamiento. “Como bien escuchamos de Juan Carlos, generalmente los trabajadores tiene que pagar una cuota a la persona que les provee el servicio de reclutamiento o de contratación en México, lo que en ambos países las leyes, tanto en México como en Estados Unidos, establecen una prohibición muy clara para el cobro de esta cuotas. Entonces en muchas ocasiones quienes proveen estos servicios de reclutamiento cobran cuotas establecidas como no válidas en la ley; y esto es uno de los primeros abusos”.
López Gracián explica que trabajadores como Juan Carlos tienen que desembolsar cantidades muy grandes, de acuerdo a su situación económica, por lo que en muchas ocasiones los trabajadores se ven obligados a pedir dinero prestado. “El CDM realizó el año pasado un estudio que se llama, ‘Revelando el Reclutamiento’, que comprueba que de una cantidad de trabajadores entrevistados, más de la mitad solicitaron préstamos para poder cubrir estos gastos relacionados con el pre empleo o el visado”. La asesora añade que “esos préstamos van acompañados muchas veces de intereses muy fuertes, hasta más del 50 por ciento, en donde también cuando llegan a Estados Unidos con una deuda tan amplia, a veces cuando las condiciones de trabajo son muy malas, pues se ven obligados a permanecer en sus trabajos hasta que no alcancen a cubrir las deudas que tienen de regreso en México”. Y ya estando en Estados Unidos, sostiene, en algunas ocasiones “las condiciones de empleo no son las más adecuadas; condiciones inadecuadas de vivienda, cobros excesivos por la renta, incumplimiento de los términos del contrato, o en muchísimas ocasiones ni siquiera un contrato escrito. Hemos escuchado testimonios donde los trabajadores llegan a un lugar sin saber siquiera quién es su empleador”.
Lilian López Gracián señala que existe un gran desconocimiento del proceso y de los derechos laborales, “y es super importante difundir esta información, para que una vez que lleguen a Estados Unidos, lleguen conociendo sus derechos y de qué manera pueden exigirlos; cuáles son las estrategias y los medios que tienen a su alcance para exigirlos”, concluyó.
Continúa…