La Cámara de Representantes votó por destituir al presidente Trump acusándolo de «incitar a la insurrección», por el asalto de seguidores suyos al Capitolio de la nación. Diez congresistas republicanos se sumaron a los demócratas, con lo cual Trump pasa a la historia como el primer presidente enjuiciado en dos ocasiones y a la vez el primero en ser acusado también por legisladores de su propio partido. Con la crónica de la histórica decisión nos reporta desde la ciudad de Washington José López Zamorano.
Se escucha el votación final…
Con 232 votos a favor -incluidos 10 republicanos-, y 197 en contra, Donald Trump dejará la Casa Blanca con la mancha de haber sido puesto dos veces en el banquillo de los acusados; primero por invitar la injerencia fuerza extranjera en las elecciones presidenciales, y segundo por incitar a la insurrección para desconocer su derrota ante Joe Biden el 3 de noviembre.
Nancy Pelosi, la presidenta de la cámara de representantes encabezó el histórico proceso político:
“Hoy la Cámara de Representantes mostró que nadie está por encima de la ley. Ni siquiera el presidente de Estados Unidos. Donald Trump representa un peligro real e inminente”.
Fue un breve pero intenso debate en la tribuna de la cámara baja. Por primera vez en un juicio político una decena de legisladores votó a favor de la destitución de un presidente de su propio partido.
Dan Newhouse es un representante por el estado de Washington:
“Es un día triste para la República. No existe una excusa para las acciones del presidente Trump. Él juró defender la Constitución y la semana pasada hubo una amenaza contra el Congreso y él no hizo nada”
Sólo minutos después del voto a favor de la destitución de Trump, la líder de la cámara baja, Nancy Pelosi designó a los 10 fiscales acusadores que participarán en el juicio en el Senado, entre los que figura el representante mexicano estadunidense de Texas, Joaquín Castro.
“Donald Trump es el hombre más peligroso en haber ocupado jamás la Oficina Oval. Si incitar a una insurrección violenta no es suficiente para echar a un presidente, entonces qué lo es”, dijo Castro.
En un mensaje video grabado desde la Casa Blanca Trump evitó hablar del desenlace en la primera fase del juicio en la cámara baja; sin embargo, por primera vez condenó de manera categórica la violencia:
“Quiero ser muy claro. Inequívocamente condenó la violencia que vimos la semana pasada. La violencia y el vandalismo absolutamente no tienen lugar en nuestro país”
Una encuesta mostró que el país está dividido sobre el proceso de destitución política, 50 por ciento de los estadunidenses lo favorece pero 48% se opone. La legisladora demócrata de Texas, Verónica Escobar sostuvo que Trump debe ser objeto de rendición de cuentas de sus acciones.
“Si no hacemos esto ahora, estamos mandando un mensaje a cada terrorista, que no van a sufrir las consecuencias”, advirtió Escobar.
El documento de destitución fue enviado al Senado de manera inmediata, pero la cámara alta se encuentra en receso y el líder de los republicanos, Mitch McConnell rechazó celebrar una sesión de emergencia.
Gracias a que contarán ahora con una mayoría de uno en el Senado los demócratas encabezados por Charles Schumer tendrán entonces a su cargo la celebración del juicio político contra Trump, que será el primero en la historia en llevarse a cabo una vez que éste se encuentre fuera del poder.
“Es despreciable. Las tácticas que utiliza el presidente Donald Trump son utilizadas por los peores dictadores del mundo. No debe estar en un cargo ni un día más”
En el Senado se requieren 67 votos para encontrar culpable al presidente. Si eso ocurre, los senadores deben realizar una segunda votación para invocar la 14 enmienda de la Constitución e inhabilitarlo de un cargo público de manera vitalicia.
Aunque el líder MacConnel ha sugerido que el juicio podría ser un buen mecanismo para expurgar a Trump del Partido Republicano, aún no se sabe si existen los suficientes votos para lograr ese objetivo.
Por lo pronto la ciudad de Washington fue puesta en estado de alerta para la celebración de la toma de posición de Joe Biden y Jamala Harris el 20 de enero. Más de 20 mil elementos de la Guardia Nacional empezaron a ser desplegados en la capital del país.
A diferencia de otras ceremonias de cambio de poderes, donde cientos de miles inundaban el paseo nacional, las autoridades decidieron amurallarlo e impedir la presencia del público, ante reportes de que se organizaban posibles acciones violentas tanto en la capital como en los 50 estados del país por parte de simpatizantes de Trump.