La fronteriza ciudad de El Paso es epicentro de los brotes de coronavirus en Texas, estado que ya sobrepasó un millón de infectados. En medio de esta crisis de salud pública estalló una disputa política sobre cómo reducir los contagios. El líder ejecutivo del condado, un demócrata, ordenó el cierre de negocios no esenciales, a lo cual se opuso el fiscal general del estado, un republicano, en una batalla que sigue su curso en las cortes. Mientras tanto, con más de mil nuevos casos diarios los hospitales están abarrotados y los muertos se acumulan en morgues portátiles, una realidad donde los latinos llevan la peor parte. Desde El Paso, Texas, nos reporta Molly Smith.
Durante cuatro semanas Rubén Campos sólo ha podido ver a su hermano mayor, Alberto, a través de la pantalla de su teléfono celular.
“Es difícil tomar lo que le dicen a uno porque no estás allí en el hospital para ver lo que está pasando, para saber bien lo que le están haciendo”, dijo Rubén.
Alberto permanece entubado en terapia intensiva desde el 23 de octubre.
“Sí duele ver a su hermano, alguien querido que está sufriendo«
Alberto Campos, un residente de El Paso, es uno de los miles de pacientes contagiados con COVID-19 en El Paso. Tiene 58 años y es padre de cuatro hijos. Rubén piensa que su hermano se contagió en el gimnasio o en alguna tienda. Otro hermano y su hermana también están infectados con el virus, pero no se enfermaron de gravedad.
En los últimos días los números de pacientes han crecido de manera alarmante. Más de mil están hospitalizados, dice Ariana Lucio, enfermera que tiene ocho años trabajando en el Centro Médico Del Sol, un hospital privado. Nunca había visto algo igual.
“Las condiciones como están ahora están muy feas en el hospital. Estamos llenándonos ya de pacientes con el COVID, hasta tenemos ya carpas afuera del hospital porque los pacientes ya no caben en el hospital”
Ante la emergencia, las autoridades municipales convirtieron el centro de convenciones en un hospital provisional. Además, por la falta de personal y equipo médico decenas de pacientes han sido transportados por aire a otras ciudades texanas, como San Antonio y Austin.
Más de 800 personas han fallecido por el coronavirus desde marzo y otras 400 están bajo observación. Como ya no tienen espacio para albergar más cuerpos, la oficina del médico forense ordenó 10 morgues móviles.
Noventa por ciento de los muertos en El Paso eran latinos, y de los más de 76 mil contagiados, el 93% son latinos.
“Esa no es la solución. La solución es prevenir que haya más positivos”
Ricardo Samaniego, de afiliación demócrata, es el juez del condado de El Paso. Ante la crisis ordenó cerrar los negocios no esenciales. Pero el fiscal general de Texas, Ken Paxton –un republicano– impugnó la decisión que fue respaldada por una corte de apelaciones anulando la orden del juez Samaniego, quien dijo sentirse decepcionado por la decisión:
“Decepción, porque como estamos en una situación tan crítica, no sentía que tenía otra herramienta tan fuerte y tan efectiva como pedirle que todos se quedaran en la casa”
Sin embargo no se desanima e insiste en que limitar la movilidad de la población ha mostrado ser efectiva junto al uso de la mascarilla y la estricta higiene. Samaniego ha seguido motivando a los negociantes locales para que refuercen las medidas de seguridad y espera que el gobernador republicano, Greg Abbott ordene un cierre a nivel estatal. Una decisión que apoya Rubén Campos, mientras sigue con la esperanza de que su hermano Alberto sobreviva.
“Si uno se va disgustar por que no nos estamos juntando ahorita con familia, es algo muy poco. Es algo muy chico comparado a este problema que estamos ahorita con el virus. No se compara”
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino desde El Paso, Texas, Molly Smith.
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