En la política, el período que funge un presidente saliente desde la elección hasta la toma de posesión de su sucesor se conoce como “Lame Duck” o “Pato Cojo”, término que significa que se le termina el poder y que por regla general evita tomar medidas que luego serán anuladas. Sin embargo, esta regla no escrita está siendo desafiada por el presidente Trump que, mientras disputa en las cortes su derrota, pone piedras en el camino a su sucesor, el demócrata Joe Biden. Sobre esa problemática transición presidencial conversó el analista político y organizador de inmigrantes Larry Kleinman(LC) con Samuel Orozco (SO), Director de noticias de Radio Bilingüe.
Un segmento de la plática:
SO: Larry, la última vez que platicamos nos advertías muy seriamente sobre los peligros que se divisaban en el horizonte en este periodo que se abre, de una presidencia de ‘pato cojo’, de presidente saliente, o de presidente invalidado, Lame Duck. Y comenzabas por mencionar la posibilidad de que importantes documentos de la presidencia, de la administración, fueran destruidos, fueran hechos trizas. ¿Qué otros peligros ves en este momento de lame duck?
LC: Me quita el sueño. Primeramente mencionar que estamos en un periodo de 69 días, de os cuales ya hemos sobrevivido los primeros 14. Así que es una pequeña victoria, ¿no? 65 días más quedan para las travesuras de Trump. Algunas de las travesuras que va a ser órdenes ejecutivos, o cosas por el estilo. Quizás no tendrían mucho tiempo de impactar, puesto que al legar a la presidencia el 20 de enero el nuevo presidente Biden podría anularlo. Pero los preocupantes son los que son irrevocables. Además, la respuesta a la destrucción de evidencias, si quedan destruidos por él mismo, es una cosa. Pero, a través del gobierno o a través de sus asesores, seguir destruyendo evidencias, y en eso ¡vamos a defender! En la conciencia de millones de civiles, de personas en el servicio del gobierno está que obedezcan, esa orden que ilegal; aunque lo hagan de forma discreta, sabiendo que los días van pasando, ¿no? Ese es uno. Otro, perdones, y ese el que menos, creo, tenemos una respuesta jurídica. Porque el poder del presidente para perdonar gente aunque sea injusto, no tiene mucho límite… algo que no está fuera de lo posible es que se perdone a él mismo. No tiene que especificar por cuál delito se está perdonando. Podría decir, pues por cualquier delito que me vayan a acusar. Pero al fin de cuentas serán las cortes las que verían la validez… Otro más, posibles arrestos de gente en Santuario, que mandan específicamente a agentes de la migra para arrestar a esa gente, en aquellas iglesias donde la gente están en santuario, tiene que prepararse y sobre todo con respuestas comunitarias, por si esto llega a suceder. Otros dos más en mi lista: mangonear los datos del Censo, él tiene muchas ganas de quitar, aunque no sé cómo lo va a hacer, porque datos no tiene. Pero quitar del censo a inmigrantes sin documentos, puesto que no saben quiénes son, pero eso es lo que dice…, quizá a fin de cuentas sería una imposibilidad, qué bueno que sí, de mangonear esos datos antes de que se vaya. Y por último, la firma de contratos con pago garantizado. Él sabe muy bien que Biden no va a seguir su proyecto del muro en la frontera, pero él va querer que siga, como parte de su legado, y quizás firme un contrato por billones de dólares, con una cláusula que diga que si es cancelado, hay que pagar todo el dinero a esas compañas, aunque no utilizan aquellos servicios. Así que vamos a estar lidiando por mucho tiempo, creo, con Los Tres Muros de Trump: El muro de las Rejas, el Muro de las Reglas, y el Muro de la Retórica■