Noticiero Latino: Recomendaciones de FEMA y Cruz Roja Americana sobre la salud emocional de los niños después de un desastre

Septiembre: Mes Nacional para la Preparación contra Desastres

Por el calentamiento global cada vez es más frecuente que estemos expuestos a devastadores incendios, sequías, ciclones, huracanes y otros fenómenos naturales. Estos desastres también impactan la estabilidad emocional de nuestros hijos.

En el despacho de hoy compartiremos algunas recomendaciones y enlaces de utilidad de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y la Cruz Roja para los padres y madres de familia, y personas que cuidan niños sobre cómo pueden ayudar a la estabilidad emocional de los  menores de edad después de un desastre.

Una catástrofe puede impactar el comportamiento de los menores 

Los niños pueden sentirse muy asustados durante una catástrofe y algunos podrían presentar cambios de comportamiento. Para la mayoría, estos cambios serán leves, y desaparecen conforme pase el tiempo. Sin embargo, si sucede algo que les recuerde lo que pasó, podría nuevamente alterar sus sentimientos y resurgir la inestabilidad emocional que habían mostrado poco después del desastre.

La televisión y las noticias sobre los desastres

Ver imágenes de la catástrofe por televisión puede angustiar a los niños.

Es posible que los más pequeños se vuelvan a orinar en la cama, tengan problemas para conciliar el sueño o no quieran separarse de quienes los cuidan.

Los niños mayores suelen irritarse o mostrar más enojo que de costumbre, les cuesta mucho concentrarse en los estudios y quieren estar solos más de lo habitual.

Algunos niños son más vulnerables y tienen reacciones más graves y prolongadas.

¿Que contribuye a que los niños sean más vulnerables?

Entre otros factores que contribuyen a una mayor vulnerabilidad se encuentran los siguientes:

Exposición directa a la catástrofe. Por ejemplo si fueron evacuados del lugar del desastre. Si vieron gente herida o agonizando. Si ellos mismos sufrieron heridas y sintieron que su vida corría peligro.

Pérdida personal Por ejemplo: un miembro de su familia sufrió heridas de gravedad o murió. O le sucedió lo mismo a un amigo cercano o a una mascota.

Tensiones adicionales. Por ejemplo: Si cuando lo evacuaron y lo llevaron provisionalmente a otro lugar, perdió contacto con sus amigos y vecinos.  Desaparecieron cosas que eran importantes para ellos. Sus padres perdieron el empleo y  no han podido restablecer las condiciones de vida previas al desastre.

Es muy importante que los adultos sepan reconocer cómo reaccionan los niños de diferentes edades.

Reacciones de los niños

Las siguientes son las reacciones más comunes de los niños después de una catástrofe. Aunque, hay excepciones.

Del nacimiento a los 6 años

Aunque los bebés no puedan expresarse con palabras, pueden guardar recuerdos. Se pudieran irritar con más facilidad, llorar con más frecuencia y quieran ser alzados y abrazados más seguido. Los niños en preescolar y jardín de infantes tal vez se sientan indefensos, impotentes y asustados y no quieran separarse de los adultos que los cuidan.

De 7 a 10 años

Los niños de esta edad son capaces de entender el efecto permanente de una pérdida. Tal vez se preocupen por los detalles del acontecimiento traumático y quieran hablar todo el tiempo sobre lo que pasó. Tal vez no puedan concentrarse en los estudios y afecte su rendimiento escolar, tengan temor de que la catástrofe vuelva a ocurrir y se sientan tristes o enojados.

De 11 a 18 años

A medida que maduran, los niños reaccionan ante una catástrofe muy parecida a los adultos. La adolescencia es un período donde le ponen atención al mundo exterior y después de una catástrofe, les pudiera parecer más peligroso e inseguro. Esto les pudiera llevar a que adopten comportamientos riesgosos como consumir alcohol o drogas, o conducir imprudentemente. O tal vez tengan miedo de salir de casa y eviten las actividades sociales. A pesar de sentirse abrumados por emociones intensas, es posible que sean incapaces de hablar y sacar lo que llevan dentro.

Disipando temores  

La forma en que los adultos reaccionan ante  una catástrofe o emergencia, influye mucho en los menores. Si confrontan la situación con calma y confianza, es la mejor fuente de dar confianza a los niños. Pero también ayuda mucho que escuchen atentamente sobre sus temores y aclaren sus  dudas. Y les da confianza cuando participan en el diseño de un plan familiar para casos de desastre.

Más información en  https://www.fema.gov/ y www.redcross.org.

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