Los ataques de los republicanos y desafíos legales nos hacen recordar que este programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) que anunció Barak Obama cuando buscaba la reelección en 2012, es temporal y fue una batalla que ganaron activistas y dreamers o soñadores que llegaron desde niños a EU, quienes siguen en la lucha por tener certeza en su futuro y un camino a la ciudadanía.
Aunque DACA ha permitido que algunos soñadores concluyan sus estudios, compren una casa y hasta abran un negocio, es necesario un cambio en la ley para que estos beneficios sean permanentes, pues también han sido 10 años de incertidumbre, amenazas y miedo.
Según un estudio de la organización civil que promueve los derechos de los migrantes FWD alrededor de 100 mil jóvenes indocumentados se graduarán de la escuela secundaria en el 2022 y solo una cuarta parte sería elegible para DACA.
Esta es la historia de Caren Nuñez Sifuentes, de Denver Colorado, que como muchos soñadores ya graduados no puede trabajar.
Caren llegó a EU cuando era pequeña, sin el amparo de Daca no puede obtener un permiso ni la seguridad de que no será deportada.
Los soñadores aportan y enriquecen la vida de EU, de acuerdo con una encuesta realizada por la Universidad de California en San Diego, 3 de cada 10 beneficiarios de DACA están estudiando y casi 9 de cada 10 están trabajando, además contribuyen anualmente con 5.7 mil millones de dólares en impuestos federales y 3.1 mil millones de dólares en impuestos estatales y locales.
Caren, quien nació en México ya es bioquímica, pide a los jóvenes levantar la voz para tener acceso a educación, a trabajar y a vivir sin miedo a ser deportados del país en el que crecieron y han hecho su vida.
A 10 años de Daca, la demanda es que la administración de Joe Biden y los políticos den certeza y conviertan en permanente este programa para que el sueño de estos jóvenes inmigrantes se haga realidad.