En este marco, activistas se han reunido con el gobierno federal para ofrecer propuestas sobre la revisión de la política de deportaciones.

El malestar de los activistas con Díaz-Balart llama la atención porque el congresista hispano de ascendencia cubana ha respaldado la reforma migratoria desde hace muchos años. Los proponentes de ese cambio consideran que no ha estado abogando con suficiente firmeza en pro de los inmigrantes.

El movimiento exige que un cese a las deportaciones comience con las personas que cruzaron en semanas anteriores por la garita de Otay, en San Diego, que continúan en centros de detenciones en Arizona y California.

Anteriormente, Worsley indicó que se utilizarían 260 mil dólares recaudados en donaciones privadas para una cerca que nunca se materializó, pero no se indicó de dónde saldría el resto de los fondos.

Los delitos que sí son graves para la ley migratoria son los relacionados a drogas y a violencia doméstica, por ejemplo, e impiden el otorgamiento de permisos.

“Si continúan en esta autodestructiva trayectoria, los republicanos obtendrán exactamente lo que no quieren: que el presidente Obama dé un paso para tomar una audaz acción ejecutiva y que la inacción republicana en la reforma migratoria este año se vaya abajo…».