Acto seguido, tras bajar la presión Bolsonaro accedió a transferir el poder, dice Nicas. Pero Trump aún no lo ha hecho, desde 2020, sino que por el contrario atiza la retórica de la gran mentira.

Para da Silva la elección fue un regreso sorprendente. Su encarcelamiento por “corrupción” lo dejó fuera de las elecciones de 2018, que fueron ganadas por Bolsonaro, quien usó la presidencia para promover valores sociales de derecha recalcitrante mientras pronunciaba discursos incendiarios y ponía a prueba las instituciones democráticas.

Fue también un político sagaz, que en 1985 sufrió cárcel y tortura, y luego depresión cuando fue obligado a vivir en Béliga el exilio, tras su destitución como alcalde de Bogotá, y los múltiples calificativos de ser exguerrillero y “castrochavista”.