Pero aun suponiendo que la estrategia del líder de la mayoría republicana fuera aprobada en un proyecto de ley en el Congreso, es decir en ambas cámaras, será vetada por el presidente Obama, quien aseguró que lo haría. Y no está jugando.

Para jueces, abogados, funcionarios y políticos, el tiempo no es problema. Para los millones de inmigrantes que siguen en el limbo, la espera supone sueños interrumpidos y el temor a la deportación, aunque en teoría no sean prioridad para las autoridades. Otra demora más en su paso por el bulevar de los sueños rotos.

“Esta es una oportunidad para que nuestra comunidad siga adelante preparándose para aplicar, porque sabemos que sí van a tener esa oportunidad. Entonces hay más tiempo para recolectar todos los documentos necesarios para demostrar que uno sí califica para DACA o DAPA”, dijo Vázquez.

La respuesta, principalmente de los indocumentados, rebasó las expectativas de la ciudad, que habilitó unidades móviles en vecindarios pobres para brindar ayuda a cientos de residentes sin computadora ni habilidades para navegar el Internet, y con temor a acudir a las instituciones oficiales.

No obstante, defensores de los inmigrantes y el grupo conocido como los dreamers o soñadores planean redoblar esfuerzos en decenas de ciudades estadunidenses, en apoyo a las órdenes ejecutivas del presidente Obama, dice la Alianza por la Ciudadanía en un comunicado.

El gobierno federal, a través del Departamento de Justicia solicitará al Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito en Luisiana que se levante el bloqueo, y el caso tiene el potencial de llegar a la Suprema Corte de la nación.

Hace meses era impensable que la agencia encargada de las deportaciones estuviera enfrascada en pedirle a jóvenes, padres y madres de familia que se inscribieran para protegerse de la deportación, tener un permiso de trabajo y vivir con más libertad.