«En ese momento tomamos la decisión de que íbamos a demandar al gobierno de Estados Unidos para tratar de prevenir la deportación de estos dos iraquíes»: Marielena Hincapié.

Los indocumentados también tienen derechos. Por ejemplo, no tienen que permitir el ingreso a su casa de agentes, a menos que exista una orden de allanamiento válida; y aunque exista, el inmigrante tiene derecho a guardar silencio, no firmar documentos y a solicitar un abogado e información en su propio idioma.

La Casa Blnaca retiró parte de la prohibición temporal que Trump intentó imponer a los visitantes de siete países con residencia legal permanente, y tuvo que declarar que los alcances de dicha orden no afectarán a aquellos con ‘tarjetas verdes’ ni a ciudadanos de dichos países vetados que se han naturalizado estadunidenses.

Su orden ejecutiva asegura que sólo se centrarán en inmigrantes delincuentes que suponen una amenaza para la seguridad nacional y pública. No obstante, el lenguaje de la propuesta es tan abarcador y concede tantos poderes a agentes migratorios y policías locales, que cualquier inmigrante sin documentos podría convertirse en prioridad de deportación.