Ayer martes, el presidente Trump, firmó una orden ejecutiva que pretende excluir del conteo del censo a los inmigrantes indocumentados. Argumenta que él tiene la última palabra para decidir quiénes, deben de ser contados antes de enviar el conteo final al Congreso. Trump quiere excluir a los inmigrantes sin documentos- los nombra con el adjetivo peyorativo de los grupos racistas para nombrar a los inmigrantes – y también a los nativo americanos que no paguen sus impuestos.
La orden ejecutiva de más de mil palabras crítica a la izquierda radical. Asegura, sin mostrar pruebas, que usan el censo para atraer seguidores y lograr ventajas económicas y políticas del conteo. Tampoco clarifica una cosa básica elemental: Como eliminaría a dichas personas del censo si el cuestionario no incluye la pregunta de ciudadanía.
La orden ejecutiva de Trump fue rechazada casi de inmediato por Dale Ho, director del Proyecto de Derechos de Votación de la Unión Americana de Libertades Civiles. “La Constitución exige que todos en los EE. UU. Sean contados en el censo. El presidente Trump no puede elegir”.
El coronavirus sigue golpeando con fuerza el estado de Texas y la zona más afectada es la del Valle de Río Grande. En dicha zona viven mucha población latina e inmigrante quienes están llevando la peor parte. Marco Vinicio González amplía la información.
Ahora escuché una historia con final feliz. La abogada Meredith Brown consiguió que el pequeño empresario guatemalteco Marlon Castillo regresará a Estados Unidos después de que fuera deportado. Hace más de 2 años, Castillo fue detenido cuando solicitaba su residencia permanente en una corte de Los Ángeles, porque está casado con una ciudadana y tiene dos hijas nacidas en este país. Pero como tenía una vieja orden de deportación allí mismo lo detuvieron y lo deportaron a Guatemala. Su familia no se quedó con los brazos cruzados, dice su abogada Brown
La muerte de John Robert Lewis, líder histórico de los derechos civiles y quien por más de tres décadas fue congresista demócrata de Georgia murió de cáncer a la edad de 80 años. Su fallecimiento es una pérdida también para el pueblo latino, comenta nuestro director de noticias Samuel Orozco.
La mano solidaria del “buen revoltoso”, como una vez se llamó, se extendió también a otras comunidades. Según comunicado de la UFW, la Unión de Campesinos: “John Lewis trabajó en estrecha colaboración con César Chávez en los barrios pobres afroamericanos y latinos de Los Ángeles durante la malograda campaña presidencial del senador Robert F. Kennedy.
Hace dos años, John Lewis, recordó que “Han pasado cinco décadas, pero nunca he olvidado lo que César y el movimiento de trabajadores agrícolas significaron para mí. Todos estos años me he esforzado por seguir dedicado a la causa que nos unió a César y a mí durante esos tiempos fatídicos. Los tiempos de hoy exigen la misma devoción por todos nosotros”.
