De la redacción
Luego del fracaso del arranque de las elecciones primarias demócratas en Iowa, las primarias presidenciales de 2020 siguen no obstante su marcha. Y tras el teatro político que culminó con la falsa absolución de Trump en el Senado, luego de un juicio sin testigos ni documentos para corroborar las posiciones de las partes, no hay mejor momento para ejercer el derecho al voto y defenderlo.
Hemos señalado oportunamente en estas páginas que algunso estados están haciendo más difícil el ejercicio constitucional de votar. Es más, el delito de privación de derechos que hemos reportado numerosas veces en este mismo espacio informativo, ha despojado del derecho al voto a millones de personas, desproporcionadamente negras y latinas, que por ejemplo -pero no solamente- han cumplido sus condenas penitenciarias. “Es una reliquia de la era de Jim Crow que debe detenerse”, señala ACLU en un comunicado.
En este ciclo electoral, mucho antes de que comiencen las elecciones los políticos diluyen la fuerza del voto invirtiendo el sentido fundamental del proceso electoral. Es decir, en lugar de que el elector elija a sus gobernantes, es al revés: los partidos políticos –mucho mayormente los republicanos-, o las Legislaturas estatales, también dominadas en su mayoría por dicho partido, a través de un cúmulo de trampas denominadas supresión del voto son quienes eligen a sus votantes.
Van aquí sólo 4 -aunque no las únicas- de las formas más recurrentes como se opera la trampa, o lo que es lo mismo, la violación sistemática de los derechos civiles:
- Voter ID Laws, o Leyes de Identificación de votantes. Una innecesaria y ominosa carga impuesta a las comunidades pobres o que carecen de medios para acceder a dichas identificaciones oficiales con fotografía; a las de mayor edad; y para quienes padecen alguna discapacidad, que pueden no tener.
- Las restricciones de registro de votantes, que incluyen requerir documentos adicionales para probar la elegibilidad, que imponen sanciones onerosas para las campañas de registro, o limitan el período de tiempo en el que los votantes pueden registrarse.
- Las purgas de los votantes en el Padrón electoral. Aquella práctica de eliminar en masa los nombres de las listas de votantes –cuya mayoría responde a los nombres con apellidos latinos-, bajo el pretexto del llamado ‘mantenimiento del padrón’. Se pueden eliminar decenas de miles de votantes elegibles en una sola purga, a menudo sin el conocimiento el afectado, que con frecuencia suele ser perfectamente elegible para votar.
- Y el Gerrymandering, o el trazado o manipulación de las líneas distritales para propiciar un resultado político que beneficie a un partido. Hay, desde luego, muchas modalidades más de estas trampas tan recurrentes, que incluyen la intervención de potencias extranjeras en el proceso electoral de Estados Unidos, una de ellas ocurrida en 2016, que hasta el momento no ha sido ‘exorcizada’.
Existen desde luego esfuerzos para enfrentar este problema que atenta no sólo contra los votantes sino que amenaza principalmente a la democracia en su totalidad, la esencia cada vez más diluida de esta anción. Hoy mencionaremos uno.
Uno de estos esfuerzos, que avanza en el plano nacional es el impulsado por el proyecto All On The Line, un grupo que lidera la lucha por mapas justos capacitando a las personas conscientes de los peligros que amenazan a la democracia, con herramientas, capacitación e infraestructura. Porque, precisan, no están respaldados por intereses especiales sino por un movimiento de base que por cierto necesita de recursos financieros para mantener y ampliar esta lucha.
All On The Line estima que cada voto emitido en este país ha sido el resultado de una difícil lucha comunitaria llevada a cabo por personas que quieren hacer cambios en la sociedad; un esfuerzo iniciado de hecho “desde el inicio mismo de esta nación”, dicen. Como se sabe, los llamados “Padres Fundadores” de la patria, previeron los peligros que podrían presentarse en el proceso de consolidación de esta nación y su presumible democracia. Vale señalar que el país acaba de presenciar uno más de estos bochornosos acontecimientos, intuidos desde la fundación de este país: la elección presidencial de 2016 y el tercer impeachment, a Trump.
“Desde nuestros documentos fundacionales y la Enmienda 15 a la Enmienda 19, y la Ley de Derechos de Votación… si bien hemos logrado avances significativos para proteger el derecho al voto, hemos tenido que combatir la supresión de los votantes en cada paso del camino”, dice un comunicado de All On The Line, organización dirigida por el ex Fiscal General de la nación bajo la pasada administración, Eric Holder, y también, auque de manerea más discreta por el expresidente Barack Obama. De esta suerte, dice el comunicado, “nuestro trabajo para terminar con el gerrymandering es una lucha para asegurar que cada voto cuente”.
Estamos a menos de 8 meses de una nueva elección presidencial, la más importante de la historia moderna de Estados Unidos, dicen los expertos. Y durante los últimos tres años transcurridos bajo esta administración, el impacto social negativo salta a la vista, y repetirlo se antoja como algo indeseable para sufrirlo otros cuatro años.
Por tanto, creemos que vale la pena reflexionar en los asuntos arriba descritos, y actuar en consecuencia■