De la redacción
Con la intensión de reducir las tasas de reincidencia de los ex convictos que salen de prisión, el Senado de Estados Unidos aprobó de manera abrumadora “los cambios más sustanciales en toda una generación”, a las leyes federales de prisión y sentencias. Como resultado de la votación se ampliarían los programas de liberación temprana, y se modificarían las leyes de sentencia, para castigar de manera más equitativa a los delincuentes en casos relacionados con las drogas. Ahora la pelota pasa a la cancha de la cámara baja, y de ser aprobada, como se espera ampliamente según los expertos en el tema, de ahí pasa al escritorio del presidente Trump.
Como reportamos a principios de mes aquí en Radio Bilingüe, sobre el importante aviso que hiciera entonces el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, acerca de que se llevaría al pleno del Senado la Ley de Primeros Pasos, (The First Step Act), en una votación ampliamente esperada de 87 a 12, y con un amplio apoyo bipartita, el Senado votó sobre la ley de prisión y condena por delitos. Esta ley atiborró de presos las cárceles federales de Estados Unidos, creando un sistema de justicia penal que muchos conservadores y liberales consideran “costoso e injusto”.
Este proyecto de ley busca reformar el sistema de justicia penal, y es considerado como una victoria legislativa tanto para los defensores progresistas como para los conservadores de la ley y el orden. Además otorgarían a los jueces más discreción cuando sentenciaran a algunos delincuentes de drogas e impulsarían los esfuerzos de rehabilitación de los prisioneros.
El presidente Trump había apoyado este proyecto de ley en la Cámara de Representantes en mayo. Y ahora, la versión más actual deberá regresar a la cámara baja para una nueva votación -cuya aprobación está prácticamente asegurada, según la prensa-, y de ahí pasará al escritorio del presidente Trump para ser promulgada quizás esta misma semana. Como es costumbre, a través de su cuenta de Tweeter Trump felicitó al Senado.
Pero aunque el amplio proyecto de ley “aborda las preocupaciones de que la guerra nacional contra las drogas había llevado al encarcelamiento de demasiados estadunidenses por delitos no violentos, sin prepararlos adecuadamente para su regreso a la sociedad”, dice The Guardian, sin embargo esta legislación no alcanza los puntos de referencia «establecidos por una reforma más amplia propuesta en el Congreso durante la presidencia de Barack Obama”, reporta por su part The New York Times. Así como tampoco “los tipos de cambios buscados por algunos activistas liberales y conservadores que apuntan a la encarcelación en masa”.
Con todo, la Ley de Primeros Pasos ampliaría la capacitación laboral y otros programas destinados a reducir las tasas de reincidencia entre los reclusos federales. También amplía los programas de liberación anticipada y modifica las leyes de sentencia, incluidas las sentencias mínimas obligatorias para los delincuentes no violentos de drogas, «a fin de castigar de manera más equitativa a los delincuentes que cometen crímenes relacionados con la posesión, el consumo y el tráfico de drogas”, dice The Guardian.
Además, dicha ley ampliará las oportunidades de rehabilitación para los reclusos federales y prohibirá algunas “prácticas correccionales criticadas por inhumanas”, tales como los grilletes electrónicos –generalmente- atados a los tobillos las mujeres embarazadas. Y daría a los reclusos enfermos terminales, de avanzada edad, “un camino a casa, e invertiría decenas de millones de dólares en la programación de reingreso”.
Otro de los alcances de la inminente ley pondría fin a las condenas a cadena perpetua derivadas de la ley conocida como “Tres faltas y está fuera” (Three strikes and you’re out), para los acusados que enfrentan una tercera condena por drogas; excepto para aquellos con un delito «muy grave».
Una de las regulaciones que queda fuera del amparo de esta ley es la relacionada con la que hace ilegal poseer un arma de fuego mientras se comete un delito, incluso si no se usa el arma de fuego durante el crimen.
Por su parte Trump, cuyo apoyo resucitó un esfuerzo de revisión de un año de trabajo en meses pasados, dijo a la fuente que firmaría el proyecto de ley.
Los defensores de dicho proyecto superaron una campaña agresiva por parte de algunos conservadores que intentaron resucitar la acusación, alguna vez resonante, de que reducir las sentencias haría que Estados Unidos estuviera menos seguro, dice el Times:
“Dos republicanos, el senador Tom Cotton de Arkansas y John Kennedy de Louisiana introdujeron enmiendas para limitar qué tipos de delincuentes serían elegibles a los programas de liberación temprana, o para diluir otros cambios. Pero no tuvieron éxito.
Tanto para demócratas como republicanos que favorecían cambios mayores, el respaldo de Trump tuvo sin embargo un costo importane: tuvieron que reducir sus cambios de sentencia propuestos inicialmente. El proyecto de ley de 2015, por ejemplo, pretendía que todas las reducciones de sentencia se volvieran retroactivas para incluir a los que se encuentran actualmente en prisión; pero el proyecto de ley aprobado ayer martes limita la mayoría de esos cambios a futuros delincuentes.
Al ganar el apoyo de un presidente «agresivo y anticrimen que goza de profunda lealtad entre los votantes republicanos», los grupos en la disputa creen que han cambiado el debate de una manera que podría sentar las bases para cambios adicionales y poner en el centro la discusión de la reforma al sistema de justicia criminal antes de las primarias del 2020■