Fatiga de bomberos en incendios de CA se refuerza con prisioneros ‘voluntarios’

Algunos en este grupo de bomberos son presos ‘voluntarios’ con poca experiencia en esta labor. Foto: www.motherjones.com.

Algunos en este grupo de bomberos son presos ‘voluntarios’ con poca experiencia en esta labor. Foto: www.motherjones.com.

De la redacción

La humedad del terreno causada por las lluvias y el debilitamiento de los vientos han dado un breve respiro al trabajo de 13 mil bomberos que combaten las llamas en 11 incendios activos de California, cuyo fuego destructivo ha consumido hasta el momento 695 mil acres de bosques, o sea, dos veces el tamaño de la ciudad de Los Ángeles. También ha desplazado a 12 mil residentes, que permanecen bajo órdenes de evacuación, y destruido miles de estructuras y viviendas.

Pero el alivio será temporal, sólo por pocos días, dice el Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California, que aprovecha el momento para reforzar líneas y construir más contenciones. Por ejemplo hasta el sábado el nuevo incendio de Gulch, en el condado de Monterey se había reducirlo a sólo 650 acres, y el de Nelson, de 2 dos mil 162 acres cerca de Vacaville se contuvo totalmente, según California Fire (CalFiere).

Y en Redding, la contención del incendio Carr, de 201 mil 680 acres aumentó a un 61 por ciento el domingo. Ese incendio destruyó ya casi mil 600 estructuras, incluidas mil 77 viviendas, y amenazó a otras 528.

En su edición de hoy lunes Los Angeles Times afirma por ejemplo que los bomberos también progresaron en el incendio del Complejo Mendocino, el más grande registrado en la historia de California, que hasta ayer domingo había quemado más de 336 mil acres. “El incendio, que se compone de los fuegos de Ranch y River, ha destruido 146 hogares y ahora está 70% contenido”.

En medio de este pavoroso escenario los bomberos, que trabajan turnos de 24 horas, han dado comprensibles muestras de agotamiento físico. Quizás por ello se ha requerido de la ayuda de un grupo de ‘voluntarios’ algo particular. Se trata tres mil 400 reclusos del Departamento de Corrección y Rehabilitación de California, que trabajan hombro con hombro con los bomberos profesionales, a fin de poder contener el fuego. Pero las condiciones entre un grupo y otro contrastan de manera espectacular.
“Mientras los bomberos asalariados de California ganan un salario promedio anual de 74 mil dólares anuales, más beneficios, los reclusos ganan sólo 2 dólares por día más 1 dólar por hora adicional cuando combaten un incendio activo”, dice Newsweek.

Los reclusos que no han sido acusados o sin antecedentes de haber provocado un incendio, o haber cometido delitos sexuales, secuestro, tener afiliación a pandillas, o haber tratado de fugarse; o bien aquellos que no purgan una condena a cadena perpetua “pueden participar como voluntarios en el programa de lucha contra incendios y reciben capacitación durante dos semanas sobre seguridad contra incendios y condiciones de campo antes de realizar un examen físico”, reporta el semanario.

Y una vez que aprueba dicho examen, sostiene, “los presos son enviados a vivir en uno de los 43 campamentos de campo de baja seguridad en todo el estado. Los delincuentes juveniles también son elegibles para el programa. Y al menos 58 jóvenes delincuentes están actualmente luchando contra incendios forestales activos”, sin distinción con respecto a los bomberos profesionales a la hora de estar combatiendo a las llamas en un incendio.

Un recluso también gana tiempo extra de su sentencia por buena conducta, generalmente dos días de descanso por cada día servido. Estos bomberos de bajo costo le ahorran a California un estimado de 80 millones al año.

Y no obstante los reclusos ‘voluntarios’ que algún día logran su libertad, se ven imposibilitados para emplear sus habilidades aprendidas en el combate al fuego porque el Departamento de Bomberos requiere como requisito de ingreso “a casi todos los bomberos en California que sean técnicos médicos de emergencia con licencia, pero los delincuentes condenados generalmente no pueden recibir dichas licencias”, sostiene Newsweek.

Y por si esto no fuera suficiente, “las familias de los bomberos caídos, como Shawna Lynn Jones, de 22 años, que murió luchando contra un incendio en 2016, no reciben una indemnización como lo haría la familia de un bombero normal”, dijo a Newsweek Lisa Graybill, subdirectora del Directorio Legal del Southern Poverty Law Center.
La reclusa La’Sonya Edwards, vluntaria en el programa de prisioneroso para apagar incendios, dijo a The New York Times, que »el sueldo es ridículo… Hay algunos días en los que estamos agotados. Y esto no es tan diferente de las condiciones de ser esclavos. Necesitamos que nos paguen más por lo que hacemos».
El tema es delicado porque una demanda contra el Departamento de Corrección y Rehabilitación de California puede ser contraproducente. «El peligro para los litigantes como yo –dijo a Newsweek Lisa Graybill-, es que si demandamos, el estado podría detener este programa y eso sería terrible porque la gente quiere esta oportunidad».
Sin embargo, David Fathi, director del Proyecto Nacional de Prisiones de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos, declaró a la fuente que si se confía en los presos para apagar incendios, salvar vidas y manejar armas potencialmente peligrosas como hachas y motosierras con mínima supervisión, «quizás los presos no tendrían que haber estado en la cárcel, para comenzar»■

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