Familia hondureña sale libre, pero sigue en la incertidumbre

Emprendedora Joven familia hondureña comparte su ‘viacrucis’ en congregación humanitaria.

Emprendedora Joven familia hondureña comparte su ‘viacrucis’ en congregación humanitaria.

Después de cerca de una semana recluidos en centros de detención migratorios, una pareja de jóvenes hondureños que llegaron a Estados Unidos con dos hijos pequeños solicitando asilo por fin salieron libres. Empresarios de oficio, los ahora refugiados dejaron Centro América por las amenazas de muerte de las pandillas. Ahora, con grillete de supervisión electrónica, ambos esperan la cita con el juez, sin trabajo y sin abogado defensor. Desde Los Ángeles, Rubén Tapia tiene el reporte.


Cuando se casaron hace seis años Pedro y Sandra, una pareja de hondureños a la que cambiamos nombres por temor a represalias, tenían muchos sueños de progresar en su país.

“Empezamos con un pequeño negocio. Ambos trabajábamos en una empresa y ella se salió”, dice Pedro.

Era una pequeña ‘Pulperia” o venta al menudeo de mercancías en un barrio de San Pedro Sula. Les fue tan bien que ambos se dedicaron al negocio. Compraron un auto y Pedro además distribuía mercadería a otras ‘pulperías’. Estaban contentos y llego su primer hijo. El sueño duró dos años y medio pero todo cambió cuando los visitaron unos pandilleros, recuerda Sandra:

“Todo este problema se nos vino encima cuando un día nos visitan en el negocio y nos dicen que tenemos que pagar 500 lempiras a la semana. Nosotros accedimos porque dicen ellos que es la manera de trabajar para brindarnos protección”

“Paso el tiempo y luego nos pidieron una cantidad de 30 mil lempiras y los querían para el lunes siguiente”

Pedro denunció la estafa a la policía pero sólo le tomaron la denuncia y no hicieron nada. Preocupado porque la negativa le podía costar la vida, cerraron el negocio y Pedro desde su casa con su auto vendía productos a otras pulperías. Hasta que un día encontró una amenaza escrita.

“Decía el papel que ellos ya sabían de todos mis movimientos y que si no me ponía al día con ellos iban a proceder contra mi familia y contra mi”

Asustados y con una bebe recién nacida y un niño de 3 años se fueron a otro pueblo y con lo poco que les quedaba abrieron otra micro empresa, pero la pandilla los localizó.

“Andaban averiguando que yo había tenido un negocio allá. Por eso decidí tomar camino…”

Alarmados, malbarataron lo que les quedaba de mercancía y el auto. Y decidieron refugiarse en el norte. Por falta de recursos primero partió Pedro y  su hijo de 3 años.

Sandra Niño y bebé de la pareja hondureña juegan con una voluntaria.

Niño y bebé de la pareja hondureña juegan con una voluntaria.

“Venia solo y en el camino venia otra gente… él lloraba bastante, quería que nos regresáramos a casa”

Después le siguió Sandra y su bebé de 6 meses. En el camino supo que estaban separando familias.

“Con el hecho de saber que me podían quitar a mi bebe y no saber nada de ellos y pensar que probablemente le habían quitado el niño y pues pidiéndole a dios que no nos dejara de la mano. Era un riesgo pero no podía regresar. No podía regresar”, dijo Sandra.

Sandra, Pedro y sus dos pequeños hijos cruzaron la línea sin documentos cada quien por su lado y se entregaron por Texas. Sandra recuerda lo que le dijo el agente que la detuvo:

“No sé por qué se vienen para acá. Ustedes son unos ladrones. Yo sólo agachaba la cabeza”

Aunque la amenazaron de que le iban a quitar al bebé, no lo hicieron. Pedro les mostró la denuncia que hizo a la policía de su país por la extorción de las pandillas pero la ignoraron.

“No podía ni hablar del trauma que tenia de que me iban a quitar al niño. No me lo quitaron pero me mandaron para una celda en un cuarto bien frio”

Pedro y Sandra estuvieron presos junto a su hijos en diferentes cárceles durante poco menos de una semana. Recuperaron su libertad gracias a la suspensión de las políticas de separación familiar y la acción conjunta de familiares, un centro comunitario y un grupo de fe.

Se escuchan rezos…

Molestos y ofensivos grilletes electrónicos porta la joven pareja hasta que se defina su solicitud de asilo.

Molestos y ofensivos grilletes electrónicos porta la joven pareja hasta que se defina su solicitud de asilo.

Sandra y Pedro portan un grillete electrónico aunque nunca habían tenido problemas con la ley. No pueden trabajar hasta que se defina su situación migratoria. Aun no tienen un abogado y en un par de meses tienen citas separadas en un juzgado de asilo y esto les quita el sueño, dice Sandra:

“Estar con la incertidumbre de no saber cómo va a ser mi situación”

El grupo de apoyo está buscando representación legal para esta joven pareja y sus dos pequeños hijos, y también quieren cambiar estas políticas de mano dura migratoria que está afectando a miles de familias centroamericanas huyendo de la violencia en busca de refugio en Estados Unidos■

Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde Los Ángeles, California, Foto y Texto de Rubén Tapia.

Escuche la Edición Semanaria Completa

Download
This entry was posted in Homepage Feature, Inmigración. Bookmark the permalink.

Encuéntranos en Facebook

Síguenos en Twitter

Suscríbete

Suscríbete a nuestra lista de correo