Recortes presupuestales a escuelas públicas intermedias castigan a educadores y alumnos

Foto de techo deteriorado en una preparatoria pública de Pontiac, Michigan. En 2016 los votantes aprobaron una propuesta que permitirá al distrito arreglar sus viejos edificios. Foto: USA TODAY.

Foto de techo deteriorado en una preparatoria pública de Pontiac, Michigan. En 2016 los votantes aprobaron una propuesta que permitirá al distrito arreglar sus viejos edificios. Foto: USA TODAY.

De la redacción

Una encuesta reciente de The New York Times revela que muchas escuelas preparatorias y secundarias del Medio Oeste y el Sur del país, de Virginia Occidental a Oklahoma, Kentucky, Texas y Arizona, por citar algunos estados, carecen de las condiciones materiales elementales para la enseñanza de sus alumnos que egresarán –cuando lo hacen- a un mercado laboral agresivamente competitivo como el de Estados Unidos. El estudio fue realizado entre 4 mil 200 educadores de dicha región del país.

Los recortes presupuestarios para las escuelas públicas -mientras florecen las escuelas privadas chárter, bien financiadas y que no rinden cuentas al Estado-, se reflejan en dotaciones de libros para los estudiantes que datan de 25 años de antigüedad; viejas y descompuestas e insuficientes computadoras para la cantidad de alumnos que cada docente tiene que enseñar; falta de pupitres y condiciones de deterioro importante en techos y salones de clase, son algunas de las condiciones materiales con que estudian los alumnos y enseñan los maestros.

Además los docentes, algunos con 20 años de experiencia y estudios superiores y salarios que van de los 35 mil dólares anuales hasta los 50 mil, con singular caso 94 mil dólares, desembolsan de 500 2 mil dólares de su propio bolsillo para proveer materiales didácticos a sus alumnos, porque en promedio reciben a lo sumo 100 dólares para solventar los gastos en este rubro dice la referida investigación. Algunos de estos maestros viven de cheque a cheque, se desplazan en autos con 15 años o más de antigüedad, y viven en condiciones de inseguridad alimentaria.

Uno de estos raros casos de salario que llegó a los 94 mil dólares al año es el de Elliot Glaser, especialista en medios, de la escuela preparatoria Mott en Warren, Detroit. Cuenta con 20 años de experiencia y estudios de postgrado: “Trabajo en una escuela secundaria en un suburbio al norte de Detroit. Tenemos alrededor de mil 650 estudiantes, aproximadamente el 25 por ciento de los cuales son estudiantes del idioma inglés”, dice la fuente, y acota: “estudiantes nuevos en nuestro país que no hablan bien el idioma inglés o no hablan nada”.

Después de dos años sin ningún presupuesto, continúa el maestro, ‘este año me dieron un poco más de 500 dólares para nuestra biblioteca. Pude comprar unos 30 libros. Tengo suerte, ya que nuestras bibliotecas de primaria y secundaria no recibieron ningún presupuesto por cuarto año consecutivo”.

Otro caso que cita el Times es el de Kristina Johnson, maestra de una escuela preparatoria en Guyman, Oklahoma. Gana 44 mil dólares anuales y gasta de su propio bolsillo de mil a 2 mil dólares en materiales didácticos para sus alumnos.

“Tenemos cerca de 2 mil maestros de emergencia sin capacitación en Oklahoma. Tengo libros de texto de 15 años, avispas viviendo en mi techo (maté a 8 en un día en enero DURANTE la clase), escritorios rotos, techos con goteras, y tuve que comprar mi propio plan de estudios este año… Mis estudiantes merecen experiencias educativas de calidad. Con gusto devolvería mi ‘aumento’ si nuestro gobierno restableciera nuestros fondos básicos”.
Un caso más es el de Beth Etzler, maestra del East Side Intermediate Elementary en Palacios, Texas. Su salario es de 51 mil dólares y cuenta con 25 años de experiencia. Los gastos anuales de su bolsillo son 2 mil dólares.

Dice: “Nuestros presupuestos para el aula han sido reducidos a alrededor de 200 dólares por aula. En nuestro armario de suministros, es raro encontrar una cinta y nunca encontrarás cartulinas… Ver mi salón de clases llevaría a la gente a pensar que las cosas son geniales porque mi habitación está bien equipada. Pero Es Por MI Cheque de Pago”.

Por último está el caso de José Coca, maestro en la Kyrene Middle School de Tempe, Arizona. Salario: 46 mil dólares anuales y tiene 12 años de experiencia docente. Gasta mil dólares de su bolsilo en materiales didácticos.

“El edificio huele a viejo y húmedo. Hay agujeros en el techo, los tragaluces no funcionan, las paredes deben pintarse, todavía uso una pizarra, pero, lo que es más importante, mis alumnos necesitan escritorios y computadoras nuevas…. no puedo obtener nuevos libros de estudios sociales para los estudiantes. Los maestros jóvenes gastan más de sus propios bolsillos porque no tienen existencias almacenadas… Tengo compañeros de trabajo que se van a mitad de año, o que no renuevan sus contratos… También trabajo con algunos que se jubilan y vuelven como trabajadores de una empresa de personal privado”.

Los ejemplos se multiplican, y pintan un paisaje que en general se desconoce en Estados Unidos, y que harían pensar a cualquiera que se está hablando de un país pobre del llamado tercer mundo.

Así las cosas■

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