Se agota el tiempo en el Senado para pasar la ley de salud Graham-Cassidy

De la redacción

Líder de la minoría en el Senado, Charles Schumer protesta contra la nueva intentona republicana por derogar Obamacare. Foto: Washington Times.

Líder de la minoría en el Senado, Charles Schumer protesta y fustiga la nueva intentona republicana por derogar Obamacare. Foto: Washington Times.

Y entre los republicanos indecisos sobre cómo votar, como la senadora Murkowski, ella ha dicho que el efecto negativo de la Graham-Casssidy sobre su estado será su consideración primordial. Por su parte McCain dijo también que no sabe cómo va a votar, pero aseguró a una televisora que su posición no ha cambiado considerando que el nuevo proyecto de ley de salud de su partido es aún más draconiano que el anterior. Y la senadora Collins tampoco ha expresado si votará o no por la referida ley. Así las cosas ante este nuevo ataque de los republicanos contra la sociedad estadunidense y su salud.

El presidente Donald Trump y la camarilla republicana que controla el Congreso, encabezada por el senador de Kentucky, Mitch McConnell no cesan en su búsqueda por derogar a la Ley de Cuidados de Salud Costeable, ACA, lanzando esta vez la propuesta de dos de sus senadores, Lindsey Graham de Carolina del Sur y Bill Cassidy de Luisiana, conocida coloquialmente como la Graham-Cassidy.

Entre tanto, en Illinois la ley de salud conocida también como Obamacare presenta números récord de inscripciones para este nuevo ciclo 2017-2018. En un nuevo análisis que publica hoy el periódico Chicago Tribune, “Cientos de miles de consumidores de Illinois que compran seguros de salud en el intercambio estatal de Obamacare verán que las tasas promedio de las nuevas inscripciones aumentan entre 16 y 37 por ciento para el próximo año en los planes de menor precio”.

Por ejemplo, el Departamento de Seguros de Illinois presentó ayer miércoles al gobierno federal “las tarifas que aumentarían el costo promedio de los planes de plata, con los precios más bajos en un 35 por ciento en todo el estado. El número de planes de bajo nivel de bronce aumentaría -dice- en promedio un 20 por ciento; y los planes de precio más bajo en la categoría oro aumentarían un 16 por ciento, según el análisis del referido departamento de seguros obtenido por el Tribune.

De esta suerte, para poder borrar esta vez del plano mental de sus obsesiones al Obamacare el presidente Trump cifra sus esperanzas en un trío de senadores republicanos que ya se apartaron alguna vez de la línea más derechista de su partido, votando para bloquear la derogación de Obamacare hace dos meses. Ellos son las senadoras republicana Susan Collins, de Maine y Lisa Murkowski, de Alaska; también su correligionario John McCain, de Arizona, dice hoy el diario The Huffpost.

El peligro de la nueva versión de “reforma” al sistema de la salud estadunidense con la ley Graham-Casssidy radica, entre otras cosas, en el alza del costo de las primas, un tramposo lenguaje acerca de la exclisión de pacientes con condiciones preexistentes de salud, y el escandaloso número de desasegurados que arrojaría su implementación.

Como informábamos ayer en este mismo espacio, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), sostiene por ejemplo que el número de desasegurados que arrojaría la implementación de la Graham-Casssidy ascendería a la friolera de 32 millones de usuarios que ya gozan de seguro médico. La cadena televisiva MSNBC afirma por su parte que lo que se esconde detrás de estos denodados esfuerzos de los republicanos por derogar Obamacare “son los fondos billonarios que se destinan al Medicaid y Medicare”, por ejemplo, y “que quieren dirigirlos al bolsillo de los multimillonarios en este país, como Trump”.

Como se sabe, las senadoras republicanas, Susan Collins y Lisa Murkowski, así como el senador John McCain, que apoyaron en alguna ocasión la derogación de ACA, sorprendieron a sus colegas y al presidente Trump hace un par de meses “al votar contra el intento del líder del Senado, Mitch McConnell, para desbaratar el Obamacare apenas en julio, afirma el Huffpost.

Y MSNBC señala que hay ofertas de Trump y McConnel para dirigir fondos millonarios a los estados de estos senadores republicanos, con los cuales hacer frente al encarecimiento de las primas y los peligros inherentes a la ley Graham-Casssidy. Pero al parecer, afirma la televisora, no exorcizan el inmenso peligro que en pasadas asambleas populares han mostrado sus votantes, su ira y determinación para proteger a Obamacare, el único seguro con que cuentan, sea éste bueno o malo, de cara a nuevas elecciones en 2018.

En días pasados el expresidente Obama apareció en la televisión criticandopor fin de “frustrante” la intensión de los republicanos para acabar con Obamacare: “Es algo que me agravia”, dijo en NBC. Sin embargo, las nuevas inscripciones en la nómina de ACA en Illinois, dan muestra de la salud con que cuenta este perfectible programa.

Por otro lado, la escasa ventana de 10 días con que cuentan los republicanos pues así lo establece como fecha límite el Senado para pasar la Graham-Casssidy, y la necesidad de contar con una evaluación de sus costos por parte de CBO, misma que esta oficina apartidista no ha hecho formalmente todavía, más los tres días festivos que se atraviesan del calendario religioso judío, hacen pensar que los republicanos enfrentan un enorme desafío, cuesta arriba por lo menos con su intentona.

Manatt Health, una unidad de Manatt, Phelps & Phillips, la firma nacional de abogados que asesora a muchos estados en temas de atención de la salud, dijo ayer miércoles a The New York Times que estados como Alaska, Connecticut, Delaware, Nueva Hampshire, Nuevo México, Nueva York, Oregón, Vermont y Washington, si parara la Graham-Cassidy “verían reducciones del 25 por ciento o más en su presupuesto durante el período de 2020 a 2026, en comparación con lo que recibirían bajo la ley de salud actual”

Y entre los republicanos indecisos sobre cómo votar, como la senadora Murkowski, ella ha dicho que el efecto negativo de la Graham-Casssidy sobre su estado será su consideración primordial. Por su parte McCain dijo también que no sabe cómo va a votar, pero aseguró a una televisora que su posición no ha cambiado, considerando que el nuevo proyecto de ley de salud de su partido es aún más draconiano que el anterior. Y la senadora Collins tampoco ha expresado si votará o no por la referida ley. Así las cosas ante este nuevo ataque de los republicanos contra la sociedad estadunidense y su salud■

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