Poner fin a DACA es un asunto de todos, y aun de los ‘restriccionistas’ que asaltaron el poder

De la redacción

Mucha gente marcha y canta eslóganes contra el presidente Donald Trump porque propuso el fin del programa DACA, que protege a los jóvenes inmigrantes de la deportación, en una nutrida protesta realizada en la ciudad de Nueva York. Foto: Thomson, Reuters.

Mucha gente marcha y canta eslóganes contra el presidente Donald Trump porque propuso el fin del programa DACA, que protege a los jóvenes inmigrantes de la deportación, en una nutrida protesta realizada en la ciudad de Nueva York. Foto: Thomson, Reuters.

El tiempo se acorta y la ansiedad crece de manera inversamente proporcional para unos 800 mil ‘dacamentados’, e indirectamente para millones de inmigrantes más que resultan ser sus familiares. Porque el martes 5 de septiembre el presidente Trump debe responder al ultimátum de un grupo de fiscales estatales para poner fin al exitoso programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, DACA, y Trump ha dicho que respondería.

En esta ocasión continuamos aquí con la contabilidad de algunos de los beneficios y multibillonarias pérdidas económicas que sufriría el país de consumarse el inminente final de DACA.

De acuerdo con un bien documentado artículo del New York Times el fin de semana, Estados Unidos está recibiendo alrededor de medio millón de extranjeros con documentos legales de migración cada año, lo que apuntala la grandeza del país, dice el autor de la pieza, Bret Stephens.

Antes de pasar al terreno económico de su análisis, detengámonos por un momento, como dato curioso, en los beneficios que los inmigrantes han traído al país en la esfera del arte.

Un informe del Instituto George Mason, de Investigación científica sobre la Inmigración, encontró que “los estadunidenses han ganado el 40 por ciento de todos los premios Nobel que han sido otorgados jamás”. De todos estos galardones los inmigrantes han obtenido el 35%. Es decir, poco más de la tercera parte. Sólo el año pasado, “el único estadunidense nativo que ganó el Premio Nobel fue Bob Dylan, en la categoría de literatura. El resto de los ganadores estadunidenses fueron el economista Oliver Hart, el físico J. Michael Kosterlitz y el químico Fraser Stoddart, todos inmigrantes.

Ahora sí, en el terreno económico algo similar ha ocurrido con fundadores de exitosas empresas como Google, Comcast, eBay, Kraft, Pfizer, Amazon y AT & T, entre otras; todos son inmigrantes. Otro estudio realizado en 2016, este por The New American Economy encontró que “el 40% de todas las compañías listadas en ‘Fortune 500’ fueron fundadas o co-fundadas por inmigrantes o hijos de inmigrantes”. Y en conjunto, “emplearon a 19 millones de personas y tuvieron ingresos de 4.8 millones de millones de dólares (trillones en EEUU)”.

En una muy manoseada idea de los estadunidenses ‘restriccionistas’, de la camarilla del presidente Trump, por ejemplo, argumentan que se tiene que favorecer a los recién llegados con ‘habilidades’ y credenciales académicas. “¡Basura!”, exclama Stephens. “Jan Koum llegó a Estados Unidos de Ucrania en 1992 como un niño de 16 años con su madre, viviendo de cupones de comida, que trabajaba como niñera. Más tarde Jan abandonó la universidad. En 2009 se le ocurrió una idea para crear una aplicación de mensajería móvil. Cinco años después, Facebook compró WhatsApp por 22 mil millones de dólares”.

El referido escritor del análisis expone que “el ala nativista de la derecha estadunidense cree que DACA es inconstitucional”. Pero eso no está claro, afirma. “Aunque estaría en un terreno legal más firme si el Congreso convirtiera DACA en ley, pasando la propuesta de los senadores Lindsey Graham (republicano de Carolina del Sur) y Dick Durbin (demócrata de Illinois), la Dream Act”. Y expone el siguiente planteamiento: “Si sólo 10% de esos 800 mil -soñadores- se convirtieran en futuros Jan Koums, el programa estará por sí mismo más que pagado”.

De hecho, existe preocupación de la cúpula republicana, de que acabar con DACA se traduciría en una avalancha de protestas y en una crisis humanitaria difícil de digerir para una administración «No creo que el presidente tenga que revocarlo. Creo más bien que el Congreso debería tomar cartas en el asunto», consideró Paul Ryan.

Por otro lado, de acuerdo con Prensa Asociada, en un mensaje dirigido el viernes a Donald Trump y a los funcionarios republicanos y demócratas del Congreso dirigentes de varias decenas de grandes empresas estadunidenses conocidas como los ‘Gigantes de Silicon Valey’, que van “desde Amazon hasta Apple pasando por Facebook”, piden al presidente que mantenga DACA. En la lista de estos empresarios figuran también los presidentes de Cisco, eBay, General Motors y Microsoft.

La referida misiva advierte que estos casi 800 mil dacamentados “han crecido en Estados Unidos, están registrados ante las autoridades federales estadunidenses (…) pagan impuestos y desempeñan un rol activo en sus comunidades». Y señalan que de acabar con DACA “Nuestra economía perdería 460 mil 300 millones de dólares del PIB nacional y 24 mil 600 millones de contribuciones fiscales al sistema del seguridad social”.

Ya en otras ocasiones hemos reportado aquí los diversos renglones de la economía y la cultura en que estos soñadores contribuyen a la grandeza del país, pero insistimos en un dato más, sobresaliente: El periódico La Jornada sostiene que Sarahí Espinoza es una de las más reconocidas Dreamers, con una historia llena de altibajos desde que llegó de niña a este país, que incluye un intento de suicidio ocasionado por la desesperación y depresión que sufrió a causa de las políticas antinmigrantes del gobierno de Estados Unidos.

Ella es una ‘dacamentada’ de 27 años de edad, ahora convertida en empresaria. Creó el proyecto DREAMer´s Roadmap. “una aplicación que ha conseguido abrir una ventana a miles de estudiantes sin ‘papeles’ o protegidos por DACA para continuar con sus estudios universitarios”.

En na ocasión, cuenta el relato, tras ver interrumpidos sus sueños por falta de dinero para costearse estudios superiores obtuvo ayuda en la ciudad de San Francisco, California. “Consiguió retomar los estudios gracias a la ayuda de Bay Area Gardenr´s Foundation, fundación creada por el inmigrante mexicano Catalino Tapia, un jardinero empeñado en ayudar a jóvenes sin ‘papeles’, luego de que uno de sus hijos se graduara como abogado en la Universidad de Berkeley”.

Luego Sarahí volvió a encontrar ayuda en un foro organizado por Voto Latino, agrupación que cuenta, entre otros, «con el respaldo de personalidades como la artista, Rosario Dawn y el patrocinio de empresas como Google… En ese foro, Sarahí consiguió entrar en contacto con Mark Zuckerberg, fundador de Facebook”, y fue así como su propuesta DREAMer´s Roadmap se alzó con el primer lugar de un certamen y ganó una dotación de 100 mil dólares para continuar con su trabajo.

Hoy estos soñadores dicen ya no estar dispuestos a ser definidos por un número estadístico o por unos papeles, sino como seres humanos. Sostienen que aun si DACA colapsara seguirán dando la batalla. Porque afirman haber descubierto que no están solos. Tres cuartas partes de encuestados y posibles votantes les dan su apoyo en las últimas encuestas. Y un nutrido grupo bipartidista de congresistas de los tres niveles de gobierno, aunque mayoritariamente demócratas también están con ellos. Además, cuentan con la simpatía de muchos otros compañeros de escuela, del trabajo y sus aliados: artistas, científicos, académicos, etcétera.

Claro que lo ideal es que el gobierno reconsidere sobre las enormes pérdidas que ocasionaría poner fin a DACA, y que más bien lo mantenga. Más aún, que pase el Dream Act, que sueña el sueño de los justos; o mejor aún, que apruebe una reforma migratoria integral y comprehensiva que dé solución permanente a este importante problema de la nación; o que debiera ser un problema de todos en la nación. Ya veremos.

Entre tanto, el martes 5 de septiembre se cumple el ultimátum que los fiscales de marras le han dado a Trump para acabar con el exitoso programa, y todo hace pensar que Trump cumplira con una de sus promesas de campaña, en la que parece seguir sin haber aparentemente comenzado a gobernar■

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