Por Stephanie Innes y Harold Pierce
Center for Health Journalism Collaborative
La fiebre del valle infecta a más de 13 mil personas al año en Arizona y California y cobra la vida de más de 100 individuos. No obstante, estos dos estados destinan anualmente menos fondos para generar conciencia pública sobre esta enfermedad que lo que el Distrito Escolar de la Ciudad de Bakersfield gasta en litros de leche para los almuerzos escolares durante un mes. Asimismo, los fondos para esta enfermedad son incluso menores a los que el Departamento de Parques y Recreación del Condado Pima asignó para la compra de artículos de limpieza en el año 2016.
Las campañas para generar conciencia financiadas por el gobierno pueden transformar las conductas de la población y promover nuevos acercamientos, tanto por parte del personal médico como de enfermería. Sin embargo, en lo que respecta a la fiebre del valle, los organismos estatales y locales de ambos lugares han tenido dificultades para sustentar uno de los aspectos más importantes para combatir esta enfermedad: alertar a la población sobre su existencia.
Desde comienzos del 2011, la fiebre del valle –que se contrae por la inhalación de las esporas del hongo Coccidioides que circulan en el aire– ha contagiado a más de 75 mil personas en California y Arizona, las dos regiones donde se observan la mayor cantidad de casos. California registró una epidemia de fiebre del valle el año pasado, y el invierno lluvioso indica que la situación podría empeorar en 2017.
En vez de financiar más campañas para generar conciencia sobre la fiebre del valle, el Departamento de Salud Pública de California ha destinado sus recursos a financiar campañas para enfermedades de más notoriedad, como las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y el virus Zika, que ha producido menos de 20 diagnósticos en California en este año. El presupuesto estatal destinado a campañas para generar conciencia sobre la fiebre del valle es inexistente.
Asimismo, en los últimos treinta años California tampoco ha destinado fondos a los organismos de salud pública en los diversos condados, a fin de llevar a cabo campañas para generar conciencia sobre esta enfermedad. Las medidas en Arizona, el otro estado donde la fiebre del valle tiene un amplio impacto, también dejan mucho que desear.
“Es una enfermedad que no ha logrado el respeto ni los fondos que merece”, afirma Pat White, que fundó hace más de una década la organización Víctimas de la Fiebre del Valle en Sun City West, una ciudad próxima a Phoenix, Arizona. “Tenemos personas que nos visitan para asistir a una conferencia, luego vuelven a sus hogares, se enferman y no saben por qué”.
Hay nuevos estudios de investigación, pero sin fondos para generar conciencia
Bajo el mandato de Janet Napolitano, antigua gobernadora de Arizona, el programa estatal para la fiebre del valle recibió 300 mil dólares en fondos estatales en el año 2007. El dinero se destinó a crear un video educativo sobre la fiebre del valle, un proyecto de mayor vigilancia, así como también estudios de investigación sobre dicha enfermedad, en el Centro para la Excelencia sobre Estudios de Fiebre del Valle de la Universidad de Arizona.
En el proyecto de mayor vigilancia se llevó a cabo un abordaje más integral, en el que se estudió uno de cada diez casos de fiebre del valle registrados en el estado. Se identificaron los costos personales y económicos de la enfermedad, así como también las tendencias en la duración, la gravedad de la enfermedad y los retrasos en el diagnóstico. Este proyecto continúa siendo el mayor estudio de base demográfica sobre los efectos de la fiebre del valle.
Pero con el comienzo de la recesión, los fondos destinados a la fiebre del valle desaparecieron en 2008 y 2009. El Departamento de Servicios de Salud de Arizona ha dependido de subsidios para llevar a cabo actividades sobre la fiebre del valle en 2010 y, en la actualidad, sus proyectos de vigilancia y educación son financiados por un subsidio de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC). Desde que se perdieron los fondos estatales, el presupuesto del programa nunca superó los 100 mil dólares anuales.
“Llegó la recesión y perdimos casi todas las partidas presupuestarias del organismo, entre ellas para la fiebre del valle”, señala Will Humble, director ejecutivo de la Asociación de Salud Pública de Arizona. “Fue fantástico mientras lo tuvimos”.
Luego de celebrarse el primer simposio nacional sobre la fiebre del valle, parecía que se habían dado las condiciones para que la situación cambiara. El líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, republicano de Bakersfield, organizó dicho simposio en el año 2013, poco después de que el Center for Health Journalism Collaborative, pusiera el tema sobre la mesa con su proyecto periodístico llamado “Just One Breath” (Tan sólo una inhalación) en el que trabajó durante todo un año. El simposio congregó a los principales médicos, políticos y autoridades de la salud pública de todo el país, así como también a los directores de los Institutos Nacionales de la Salud y al CDC. Se esperaba que dicho evento lograra finalmente obtener los recursos y dedicar la atención necesaria a esta enfermedad,
“Todo en la salud pública compite en su grado de prioridad”, afirma Kirt Emery, epidemiólogo del Condado Kern recientemente jubilado que dedicó buena parte de su carrera a la fiebre del valle. “He visto grandes cambios a nivel nacional desde que se celebró el simposio”.
El simposio de McCarthy fue clave para obtener 5 millones de dólares destinados a realizar ensayos clínicos sobre el fluconazol, un fármaco que se emplea desde hace años para tratar la fiebre, aunque este fin no esté comprendido en la etiqueta. Tras el simposio, el CDC también comenzó a investigar casos de micosis observados lejos de las regiones tradicionalmente endémicas.
La Universidad de Arizona también obtuvo recientemente un subsidio federal por 2 millones 270 mil dólares durante cuatro años de los Institutos Nacionales de Salud para identificar el perfil genético de las personas afectadas gravemente por la fiebre del valle.
Asimismo, el simposio de McCarthy también tuvo como resultado la creación en el Congreso de un equipo de trabajo sobre la fiebre del valle orientado a aumentar la conciencia pública, reducir el riesgo de realizar diagnósticos equivocados, y encontrar una cura viable.
“Algunos de nosotros tuvimos que ponernos en marcha, hacer muchas llamadas telefónicas y ser muy insistentes, pero logramos acceder a algunos fondos, logramos que nos dieran cierta prioridad. Estamos avanzando”, señala el miembro de la Cámara de Representantes, David Schweikert, republicano de Scottsdale y copresidente del equipo de trabajo.
No obstante, estos resultados positivos a nivel federal no se han traducido en más atención ni recursos en lo que respecta a divulgar información sobre salud pública a las comunidades.
Lanzamiento de medidas para generar conciencia con un presupuesto muy limitado
Las medidas para generar conciencia en California tienden a ocurrir sólo en impulsos concentrados cuando los condados lanzan sus propias campañas por separado. A nivel más masivo, no se ha realizado una campaña para generar conciencia pública sobre la fiebre del valle que incluya carteles en las autopistas o posters en los comercios, como se ha hecho para educar contra el manejo en estado ebrio o promover la vacuna anual contra la gripe. No se han transmitido anuncios de servicio público en televisión ni radio, ni tampoco hay avisos publicados en periódicos.
En vez, la mayoría de las campañas de la fiebre del valle se basan en el elemento básico de toda campaña de presupuesto limitado: el folleto.
Las autoridades del Departamento de Salud Pública de California reconocen la falta de fondos pero consideran que han contribuido al difundir hojas informativas, carteles, folletos y materiales educativos en el sitio web del departamento y compartir materiales en las redes sociales y en boletines informativos profesionales.
Aunque dichas publicaciones raramente llegan al alcance de las personas más vulnerables a la enfermedad: aquellos que trabajan al aire libre, especialmente en la construcción, las tareas agrícolas y otros sectores en que están en contacto con la tierra y el polvo.
Para atender estos riesgos, el estado sostiene que ha trabajado con CalFIRE para educar a los bomberos especializados en incendios forestales sobre los peligros de las esporas del hongo Cocci al combatir incendios en regiones endémicas. Asimismo, consultó con el Departamento de Trenes de Alta Velocidad para conocer las mejores prácticas en relación con la construcción de un tren bala de varios billones de dólares que pasará por áreas de alto riesgo.
Este año, el Departamento de Salud Pública del Condado Kern también trabajó con las autoridades de la salud pública del estado de Arizona para diseñar carteles que mostraran un mensaje común en los dos estados.
Las autoridades del Departamento de Salud Pública del Condado Kern, en respuesta a un aumento del 62 por ciento en la cantidad de casos y seis muertes registradas en 2016, colocó en el mes de abril carteles digitales en cinco zonas de alto tránsito en el condado.
Otras enfermedades que opacan la fiebre del valle
Las campañas para generar conciencia sobre la fiebre del valle no se acercan a competir con la atención que reciben las enfermedades de más notoriedad.
El Condado Kern recibió casi 27 mil dólares en fondos estatales este año para generar conciencia sobre el virus Zika; 36 mil dólares para combatir el consumo de tabaco, y más de 46 mil dólares para contrarrestar una creciente epidemia de ETS en toda la región.
El estado de Arizona, que solía asignar fondos anuales especiales para campañas de conciencia y vigilancia, no ha destinado ninguna porción de sus fondos para la salud pública a la fiebre del valle desde el año 2007. En vez, todas las medidas de vigilancia y educación en el estado son financiadas a través del CDC a nivel federal.
Los investigadores y las autoridades de la salud pública sostienen que Arizona podría hacer mucho más. Por ejemplo, no existen medidas coordinadas para alertar a los turistas y a los nuevos residentes sobre la fiebre del valle, enfermedad que cobró 54 vidas el año pasado en Arizona. Arizona se ha resignado a organizar medidas de bajo costo para generar conciencia a través de la publicación de varios anuncios de servicio público en su sitio web. Los anuncios incluyen varios carteles con el mismo mensaje: “¿Tiene tos? ¿Tiene fiebre? ¿Se siente exhausto? Consulte con su médico y pida el análisis para detectar fiebre del valle”.
“Eso es demasiado pasivo”, señala Madalene Milano, socia de GMMB, la empresa internacional de comunicaciones responsable de la exitosa campaña «Click it or Ticket» (Abroche o Pague) con el fin de aumentar el uso del cinturón de seguridad en los automóviles. “Lo triste es que muchas veces se crea un folleto, un póster o una campaña muy estática, pero hoy la gente no vive así su vida”.
Sin fondos estatales especiales, los condados más afectados por esta enfermedad han hecho lo posible por llenar el vacío.
En Arizona, más de 50 bibliotecas en los condados Maricopa, Pima y Pinal han distribuido folletos en inglés y en español sobre la fiebre del valle. También se reprodujeron videos de anuncios de servicio público durante 27 días en los cines Harkins de los alrededores de Phoenix y Tucson en el año 2014.
Dichas medidas ayudan, aunque funcionan mejor cuando son sostenidas en el tiempo, afirma el Dr. John Galgiani, director del centro de fiebre del valle de la Universidad de Arizona. Si se contara con más fondos, las autoridades de la salud pública podrían aumentar las medidas de sensibilización orientadas a los médicos, pagar anuncios de servicio público de manera sostenida en la radio y la televisión, y colocar carteles en las principales autopistas, señala.
En California, las autoridades de la salud del Condado Monterey, al observar un aumento en los casos de fiebre del valle en septiembre del año pasado, diseñaron un folleto para generar conciencia y lo enviaron a 9 mil 300 hogares en el Valle Salinas de California. Dichos hogares se encuentran próximos a un proyecto de paneles solares que las autoridades de la salud anticipan que distorsionará el suelo donde probablemente habita el hongo Cocci. Los folletos creados en inglés y en español ofrecían una definición sobre la fiebre del valle, enumeraban los síntomas y compartían enlaces a recursos.
Esta medida costó casi 4 mil dólares, aunque los fondos no se obtuvieron de un subsidio especial, señaló Kristy Michie, epidemióloga del Departamento de Salud del Condado Monterey. En vez, el departamento hizo un esfuerzo y usó los fondos de una vacante en el personal para costear esta medida.
McCarthy señala que los recursos se aprovecharían mejor si se destinaran a crear campañas para generar conciencia en Internet.
“El mejor lugar para esto son las redes sociales”, afirma McCarthy.
Pero las campañas en Internet han desaparecido. Recién este mes el equipo de trabajo sobre la fiebre del valle, en el Congreso, fundado por McCarthy en 2013, lanzó un sitio web. Su página de Twitter, que comenzó en septiembre de 2016, sólo cuenta con 19 seguidores y 16 tweets. Su página de Facebook cuenta con 19 seguidores y unos 15 “Me gusta”. Ambas páginas han tenido menos de 30 publicaciones en dos años.
Algo semejante ocurre en California, donde las autoridades del Condado Kern crearon un sitio web dedicado a la micosis. Pero el sitio obtuvo una cantidad mínima de visitas, con menos de mil 300 visualizaciones de la página entre enero y marzo de 2017.
“No hemos tenido fondos para llevar a cabo conjuntamente una campaña para generar conciencia, pero seguimos dando pequeños pasos”, afirma Claudia Jonah, funcionaria de salud del Departamento de Salud Pública del Condado Kern.