De La Redacción
Tras una visita de seis días en México, el Papa Francisco, o Jorge Mario Bergoglio se despidió ante un multitudinario evento en Ciudad Juárez, Chihuahua, que hasta 1886 era conocida como El Paso, Texas, y con la que ahora colinda, sintetizando su viaje con esta expresión: “En México existe una crisis humanitaria”. No obstante el pontífice agregó que siendo el mexicano “un pueblo tan sufrido”… existen esperanzas. Y añadió: “México es una sorpresa”, reporta The New York Times.
Sin embargo, aunque el evento con esa comunidad fronteriza incluyó a un grupo de madres y padres con hijos desaparecidos, el Papa no se refirió a ningún caso específico, como el de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Tampoco habló de los feminicidios, a pesar de que Ciudad Juárez se disputa el ingrato primer lugar con el Estado de México en crímenes de género, o asesinato de mujeres, víctimas de violaciones, explotación sexual, extorsión, secuestros y tráfico de personas.
En el borde de concreto que divide Ciudad Juárez de El Paso, sobre una plataforma y frente a una enorme cruz de madera Francisco ofició su última homilía bajo el cielo azul y ante unos 211 mil asistentes del lado mexicano. Muchos viajaron desde otros estados sólo para escuchar al Papa y recibir su bendición, mientras unas 50 mil personas se reunieron principalomene en el estadio Sun Bowl de El Paso, observados con binoculares por autoridades migratorias, dice el periódico mexicano La Jornada.
El Papa Francisco oró por la compasión hacia los inmigrantes, y aunque esta vez no puso pie en Estados Unidos, sus palabras traspasaron la vaya militarizada México-Estados Unidos, desde donde incidieron en el debate que sobre el enconado tema de la inmigración divide a los políticos que por ejemplo hoy buscan la nominación de su partido para competir por la presidencia de Estados Unidos, sostiene el Times.
El Papa señaló: “No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas (16 millones de mexicanos en los últimos 50 años dice el rotativo neoyorquino), ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos”, expuestos también a la extorsión, el secuestros y la trata humana.
Para muchos era claro que Francisco se refería al éxodo que huye de la violencia en Centroamérica, pues México se ha convertido últimamente en territorio de tránsito y la migración mexicana se ha reducido prácticamente a cero según algunos estudiosos del tema.
Esa “tragedia humana que representa la migración forzada” es un “fenómeno global”, generado por la “pobreza, la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado”, indicó el Pontífice. Y añadió que “frente a tantos vacíos legales se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres”, los que no sólo experimentan la carencia, sino que “encima sufren estas formas de violencia… les aseguro que en algún momento sentía como ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido», dijo en su última homilía en suelo todavía mexicano.
Según el Times, Francisco luego aseguró: «El flujo de capital no puede decidir el flujo y la vida de las personas». Pero como es bien sabido, el desplazamiento de decenas de miles de personas es provocado por la violencia económica también, generada por malas administraciones, tratados comerciales con Estados Unidos, y gobiernos corruptos, que han dejado inermes a los países centroamericanos y a México, y obligado a sus poblaciones a emigrar a donde se vienen y se concentran los capitales.
Vale anotar que bajo la presión estadunidense las autoridades mexicanas han frenado la migración centroamericana con la implementación del Plan Frontera Sur, que aumenta la seguridad fronteriza para Estados Unidos estableciendo controles ahora desde el Río Suchiate, con todo tipo de violaciones a los derechos humanos de los migrantes por las autoridades mexicanas del rubro en esa zona y por el crimen organizado.
Hasta el año pasado unos 170 mil centroamericanos que cruzaban ilegalmente por México habían sido detenidos, doblando la cifra de los dos años previos a 2015. En estas detenciones se inscribe el éxodo de menores no acompañados que fueron detenidos y a quienes las autoridades estadunidenses también maltrataron y violaron sus derechos humanos, como hemos sido testigos a través de la prensa.
Sin embargo, el Papa se fue sin mencionar tampoco el tema de las desapariciones forzadas en México, aunque tras múltiples intentos fallidos de los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, para entrevistarse con el Papa, estos decidieron en días previos abandonar su intento, criticando al Pontífice por no haber tenido tiempo para atenderlos pero sí para entrevistarse y pasearse con las autoridades de Televisa y la clase política de la Ciudad de México, incluido el presidente Peña Nieto y su familia.
Antes de despedirse de Ciudad Juárez, al concluir su visita a México para luego partir a Roma, el Papa saludó a quienes estaban observando la transmisión en directo al otro lado de la frontera, en El Paso, Texas, e indicó que gracias a la tecnología “podemos orar y cantar juntos”. Y luego señaló que de esta forma ninguna frontera impide el paso de las palabras y las ideas, como si se tratara, dijo, de “una sola comunidad”■