Jornaleros de San Quintín se apuntan victoria para todos los campesinos de Baja California

Jornaleros de San Qun mitin durante el paro laboral

Jornaleros de San Qun mitin durante el paro laboral

De La Redacción

“No perdimos la guerra y daremos aún muchas batallas, sostuvo el líder de la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social, Fidel Sánchez Gabriel. Fermín Salazar Santiago, también vocero aliancista, dijo: “No logramos el cien por ciento, pero por primera vez en los últimos 30 años, conquistamos el respeto a los derechos laborales por los que tanto hemos luchado”.

Tras una lucha de meses en su más reciente etapa, una huelga de hambre y un paro de labores la vigorosa movilización de jornaleros agrícolas del valle de San Quintín, Baja California, alcanzó un importante acuerdo con la parte patronal y con el gobierno: fijar un salario mínimo para los campesinos de la región. No lograron todo lo que buscaban, dicen, pero sí una primera victoria, en lo que anuncian será una larga lucha. En su lucha, precedida por largas décadas de explotación, migración y marginación, los jornaleros del valle de San Quintín representados por la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social, consiguieron elevar el salario mínimo y otras prestaciones y demandas no sólo para ellos sino para todos los trabajadores agrícolas del estado de Baja California (BC).

Dichos aumentos derivaron de una categorización de las agro-empresas, basada en tres niveles, de acuerdo a su capacidad económica, el tamaño de superficie cultivada, la tecnología utilizada, el número de empleados y sus programas de mercadeo y productividad. Las tres categorías corresponden a empresas grandes, medianas y pequeñas. Éstas a su vez establecen tres niveles de sueldo base respectivamente: 150, 165 y 180 pesos al día.

Y para poner en marcha estas conquistas se acordó también iniciar trabajos en un lapso de quince días hábiles a partir del 5 de junio, para lo cual se creó una comisión de la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social que vigilará este proceso.

Como se recordará, hará dos o tres meses que cansados ya de las condiciones de explotación miles de jornaleros agrícolas de San Quintín decidieron iniciar un paro de labores y bloqueos carreteros en demanda, entre otras cosas, de una cobertura médica básica para los trabajadores, o su inscripción al Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS); y de un salario de 200 pesos diarios (la demanda inició con 300 pesos por día, pero luego la bajaron a 200). Incluso marcharon del valle de San Quintín a la capital de Baja California, Mexicali para presionar al gobernador, Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid a que interviniera en el conflicto laboral. La respuesta de las autoridades competentes se manifestó en episodios de represión, como el del 9 de mayo que dejó 70 heridos, y en la intervención de autoridades policiales federales. Cuando todo indicaba que se vislumbraba una posible negociación, los patrones no cedían y las autoridades no ejercían su poder legal de presión ante los agricultores nacionales y extranjeros en San Quintín.

Tres factores impedían el avance para lograr las demandas campesinas, dice el periódico La Jornada de Baja California: La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (ST y PS), los patrones “con los que no es fácil llegar a acuerdos”, y las centrales obreras afines al gobierno, la CTM y la CROM, que durante muchos años han firmado los contratos para favorecer a los patrones.

El salario mínimo que consiguieron en esta gesta histórica los jornaleros de San Quintín para todos los trabajadores del estado incluye la restitución de un pago salarial retroactivo al 24 de mayo de 2015, y un bono o aguinaldo a fin de año, cobrado antes del 20 de diciembre de cada año, que suma el salario de dos semanas de trabajo.

Por parte del gobierno federal, la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), la (ST y PS) y el IMSS, así como el gobierno del Estado de Baja California vigilarán y señalarán a las empresas que no paguen el salario mínimo establecido en este acuerdo.

Esto es apenas el inicio de una larga batalla que aun está lejos de haber alcanzado las metas que los jornaleros se proponen, dijo a la fuente Fidel Sánchez, uno de los 13 voceros de la Alianza. Durante la primera semana de julio se reanudará la mesa de negociaciones con el fin de garantizar el cumplimiento de los compromisos firmados por las partes. Este mecanismo garantiza a su vez -eso dijeron-, “privilegiar el diálogo y la concertación, para evitar actos que afecten a terceros y que impacten la seguridad, el orden y la economía de la región”. Según Fidel Sánchez Gabriel, este es “un acuerdo histórico, que significa el inicio de la continuación de una lucha que concluirá con la creación del sindicato nacional independiente de trabajadores del campo”.

Agrega: “No perdimos la guerra y daremos aún muchas batallas”. Por su parte, Fermín Salazar Santiago, también vocero aliancista, dijo: “No logramos el cien por ciento, pero por primera vez en los últimos 30 años, conquistamos el respeto a los derechos laborales por los que tanto hemos luchado”.

En el anuncio sobre este histórico acuerdo que dieron a conocer a través de los medios de comunicación, los aliancistas no respondieron sin embargo las preguntas de los reporteros relativas a los detalles del acuerdo, argumentando que esto corresponde a la Secretaría del Trabajo y al gobernador del Estado, “pero todos los funcionarios tuvieron que salir atropelladamente cuando el simple anuncio de que hablaría el gobernador provocó un abucheo generalizado de los jornaleros que le gritaron ‘¡Fuera Kiko Vega!’ y a punta de insultos lo hicieron abandonar el lugar de la reunión protegido por sus guardespaldas”, cita La Jornada.

El logro de estos jornaleros los hace ponderar que no volverá a haber “Ni una lucha aislada más”. Sin embargo, a la explotación laboral en San Quintín se suma el acoso sexual, tema sobre el que no se han dado a conocer detalles en los medios comunicación.

Por el momento, esta victoria sienta un buen precedente para las luchas actuales de los trabajadores agrícolas■

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