De La Redacción
La inmigrante mexicana Elvira Arellano entró ayer otra vez a Estados Unidos. Ella fue quien se atrincheró en el interior de la Iglesia Metodista Unida Adalberto de Chicago, durante casi un año, invocando la tradicional protección Santuario y fue deportada a México luego, cuando dejó su santuario para viajar a California a una Marcha por la Reforma Migratoria en 2007.
Ayer Elvira venía con su hijo Saúl, ciudadano estadunidense, y con su nuevo hijo Emiliano, nacido en México hace 4 meses. Cruzaron por la garita más transitadas del mundo, Tijuana-San Diego. Apoyada y acompañada por la Asociación Nacional de la Juventud Inmigrante ,y por ‘soñadores’, Elvira llevó a un grupo de decenas de jóvenes y adultos indocumentados criados en Estados Unidos pero “devueltos a México por la frontera al protestar por la difícil situación de los inmigrantes deportados a un país violento donde se sienten como extraños”, dice Reuters.
En la garita fue llevada a detención por Aduanas y Protección Fronteriza, declararon funcionarios estadunidenses, según Dulce Guerrero, de la referida asociación de la juventud inmigrante que acompañó hasta ese punto a Elvira.
Arellano, de 38 años de edad y con una larga trayectoria en el activismo por la reforma migratoria formó parte ayer, junto con el contingente que iba con ella, del tercero de una serie de cruces fronterizos masivos por distintos puntos del país, como Arizona y Texas, que ha sido coordinada por la Alianza Nacional de la Juventud Inmigrante en las últimas dos semanas.
