Debate: Pragmatismo político o reforma a pedazos (segunda y última)

MarchaDe La Redacción

En un episodio más sobre la reforma migratoria, que recién salió al aire en Línea Abierta, el programa estelar de noticias de Radio Bilingue, y continuando con la primera parte de esta entrega, se invitó para desglosar el tema a tres representantes de diferentes corrientes de opinión, que buscan –cada una a su manera- la reforma migratoria. Los invitados son Rocío Sáenz, vicepresidenta ejecutiva de Service Employees International Union, Washington, DC (www.seiu.org); Oscar Chacón, director ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y del Caribe, NALAAC, Chicago, IL (www.nalacc.org), y Lydia Camarillo, vicepresidenta del Proyecto de Educación y Registro de Votantes del Suroeste, San Antonio, TX (www.svrep.org)

Escuche (2da Parte)

 

 

Hasta aquí, para los tres invitados no sería un problema seguir la ruta de una reforma migratoria a través de reformas parciales; es decir una ley para los ‘soñadores’, y otra para los trabajadores del campo, por ejemplo. Pero hay quienes ven en esto un peligro para la legalización de muchos otros, que amenaza con posponer por años, o quizás por décadas una reforma migratoria, plantea Samuel Orozco, director del Departamento de Noticias e Información de Radio Bilingüe: ¿Cómo ven los invitados esta preocupación… Comparteneste temor?

El director ejecutivo de NALAAC, Oscar Chacón:

No. Para nada. Yo he tenido la experiencia, a lo largo de los últimos 20 años, de trabajar con dos grupos de población que han sido efectivamente beneficiarios de un programa que únicamente cubría a cierta parte de la población. Me refiero a lo que fue el primer Programa de Protección Migratoria Temporal, o TPS, en el año 1991. Posteriormente trabajé con la Ley NACARA, en 1997, y tuve también la oportunidad de trabajar con la última ronda de TPS para centroamericanos en el 98, y luego en el 2001”. Chacón dice haber encontrado algo muy relevante en esa experiencia. “Nadie que se benefició de esos programas de prácticamente alivio temporal, que lo que le daban a la gente era un permiso de trabajo sin la esperanza de llegar a ser residente permanente en ningún momento, y ninguno de ellos dejó de demandar lo que realmente querían”. Y afirma que tampoco ninguno de ellos se conformó con la situación. “Ni mucho menos quisieron decir eso de que les preocupaban menos sus familiares, o sus amigos, que no tenían ni siquiera un permiso de trabajo”. Para este activista, la experiencia práctica que existe en el país, “no respalda la noción de que si hay avances parciales, logros que no necesariamente cubren a todo el mundo, eso necesariamente conlleve a que ya no nos importa que haya mejores cambios. Al contrario, yo argumentaría que la evidencia práctica, y sería muy interesante ver estudios al respecto, pero no creo que los haya, te aseguro que la evidencia demostraría que al contrario: si nos dan una condición, cuando menos de mayor seguridad política en el país, eso simplemente se traduciría en un grupo mucho más energizado para pelear por lo que verdaderamente nos merecemos”. Y reitera que en ese sentido, “los cambios parciales no deberían de ninguna manera atemorizarnos…”.

Oscar Chacón dice que en el pasado ha sostenido la idea, al igual que la mayoría de las coaliciones, de mantener la posición firme de demandar ciudadanía, o nada; la legalización debe por fuerza conceder en su momento la oportunidad de solicitar la ciudadanía plena. No obstante Chacón piensa que ante la renuencia de los líderes del Congreso hay que estar listos para aceptar una legalización sin ciudadanía.

En este punto Chacón aclara:

Yo, Oscar Chacón, y la organización que yo represento creemos 100 por ciento en la igualdad de derechos de todas las personas. En cualquier nación Estado, la manera plena de pertenecer a la sociedad es ser ciudadano. O sea que en ese sentido yo no tengo la menor duda de que hacia ahí tenemos que apuntar. El problema no es si yo quiero, o qué quiere mi organización, el problema es ¿para qué hay apetito en el Congreso?”. En tal sentido Chacón dice que prefiere omitir su opinión y la de su organización, y que preferiría hablar de la opinión de la masa de origen latinoamericano en Estados Unidos. “El Pew Hispanic Center acaba de publicar un estudio sobre este tema de la reforma a pedazos. En cierta forma, la noticia que publicó el New York Times simplemente se adelanto al estudio publicado por el Pew Hispanic Center, que demuestra que la mayoría de la población latina considera que superar la vulnerabilidad que tiene la gente en este momento por no tener ‘papeles’ es más importante en lo inmediato que pensar que tenemos que pedir ciudadanía. Que por cierto es un poco un error, porque nadie llega de ser indocumentado a ser ciudadano”. Pues Chacón sostiene que “antes de tener la opción de poder solicitar la ciudadanía se tiene que ser residente permanente”.

En este momento entra la llamada -como es habitual en Línea Abierta– de un radioescucha, Juan, que llama desde Chowchilla, en el norte de California:

Y soy una persona indocumentada y estoy de acuerdo con tu invitado. Yo tengo 23 años en este país, y sí, tenemos que pensar en la ciudadanía y todo; pero yo pensaría que primero estaría mejor un permiso, para ya salir de las sombras”.

Pero, ¿y qué tal si ese permiso nunca incluye el derecho a la ciudadanía?

Juan: “Eso es lo que se va a pelear, un permiso, y había una propuesta de un republicano, que quería darnos un permiso y que cada quién ‘arreglara’ como pudiera… la mayoría de gente que yo conozco tenemos más de 10, 15 o 20 años aquí en este país. Y nuestros hijos van a tener 21 años. Uno con un permiso y a los 21 años nuestros hijos ya nos pueden ‘arreglar’. Y la persona que ya se quiera hacer ciudadano se puede hacer…”.

Ante la sugerencia de Chacón sobre el apetito que pudiera haber en el Congreso, o si éste está dispuesto a conceder o no un permiso legal con ruta -en unos años- a la ciudadanía, ¿se puede considerar, o estar abierto a esta posibilidad?

La vicepresidenta del Proyecto de Educación y Registro de Votantes del Suroeste, en San Antonio, Lydia Camarillo responde a nombre de su organización:Nuestro grupo quiere asegurar que todo mundo que esté aquí en Estados Unidos tenga la posibilidad de hacerse ciudadano, que no sea un ciudadano de segunda clase… Mientras nosotros mismos, los latinos, las organizaciones que representamos a la comunidad inmigrante, y los ciudadanos empecemos a desarrollar ese discurso, nosotros mismos empezamos a abrir la puerta para que los republicanos y los demócratas tengan esa conversación”. La conversación debe centrarse en que hay 50 millones de inmigrantes en Estados Unidos que son latinos, dice Camarillo, que representan 1.5 billones (millones de millones) de dólares del Producto Interno Bruto, y que representan también 14 millones de votantes. “Por eso mencioné que en 1986, cuando tuvimos la oportunidad de legalizar a las personas que se legalizaron a través de IRCA, nada más habíamos como 5.5 millones de personas (latinas) que podían votar. Ahora somos más, y tenemos más fuerza política. Entonces, ¿por qué nos estamos dando (rindiendo) temprano, cuando tenemos que pelear? Sí entiendo bien que la gente necesita una solución. Pero la solución tiene que ser que nosotros tenemos que trabajar para asegurar que el Congreso y el Presidente hagan lo que se tiene que hacer: Asegurar que los 11 millones de personas que se tienen que legalizar tengan una forma de hacerse ciudadanos, pero primero hacerse legales”.

¿Es negociable o no la ruta a la ciudadanía?

Rocío Sáenz, vicepresidenta ejecutiva de Service Employees International Union, en Washington, DC, dice que coincide con los otros dos panelistas del foro: “Concuerdo con lo que dijeron Oscar y Lydia en cuanto a lo que estamos asegurando, que es aspirar a que en este país no haya gente de segunda clase, que haya igualdad y justicia sin importar el color de la piel ni el origen de las personas. Y que la contribución de los 11 millones de personas que económica, culturalmente contribuyen, los haga salir de las sombras y puedan unirse a esta sociedad”. El hecho de que se esté dando este debate sobre la migración ahora, continúa Sáenz, “ha sido la tremenda lucha de nuestras comunidades”. Ella se refiere a que en las elecciones de 2012, “la comunidad latina salió votar, no en los números todavía que quisiéramos… Pero el hecho de que pasara esta propuesta en el Senado ha sido gracias al trabajo que se ha venido haciendo; nuestra comunidad está despertando y está tomando cartas en el asunto. Y lo que estamos asegurando es que, para mover el Congreso, hay que recordarles que vamos a seguir marchando, vamos a seguir cabildeando, haciendo llamadas, y también vamos a entrar en la parte electoral; si ellos están bloqueando una propuesta de ley que brinde ese camino para que los 11 millones salgan de la sombra, y para que podamos dejar ese miedo que existe en nuestras comunidades, ¡ellos van a pagar también un precio político!”.

Javier llama de Fresno, California: “Nada más quiero comentar sobre lo que dijo el señor Oscar, y él yo creo que confunde un proceso, como es el TPS; es un proceso, no es una promesa, porque los políticos son expertos en promesas que nunca cumplen, y esto es en todo el mundo. Entonces es un proceso, es algo que va a llegar a una meta y él está hablando de aceptar lo que sea, sin llegar a una meta. Porque a lo que más bien está refiriéndose es a la legalización, que más bien sería como un programa de trabajo”.

Luís llama desde Lancaster, en el estado de Pennsylvania: “El comentario que tengo en general es que tenemos que ver realistamente qué es lo que esta sucediendo en el país, y ver qué grupo es el que está obstruyendo el proceso de reforma migratoria… Son los republicanos los que están obstruyendo en la Cámara; no quieren aceptar lo que el presidente Obama está proponiendo para ayudar a los 14 millones inmigrantes que están en este país. Caigamos en cuenta que no todos los ‘ilegales’ están buscando la oportunidad. Generalmente estas personas no son únicamente mexicanos o colombianos o ecuatorianos, son también de todos los países del mundo. De modo que para mejorar la situación del país debían simplemente dar un proceso que dé la oportunidad de trabajar, de presentarse sin ningún miedo y pagar impuestos, y entonces ayudar a la economía del país. Yo creo que estamos viendo la situación desde un punto de vista irreal cuando estamos mencionando nombres o grupos que no son realistas, porque realísticamente son los republicanos los que están obstruyendo al presidente Obama. Él ya pasó, está proponiendo pasar esta legislación, que tiene como categoría número uno este año… y los latinos somos los que tenemos que ver la realidad, y decirle a los republicanos: No nos van a seguir obstruyendo, no nos van a seguir discriminando y tenemos que votar en contra de ellos”.

La realidad cotidiana de muchos inmigrantes indocumentados en las calles, los centros de trabajo, en las escuelas y en los foros de discusión señala que lo más importante en este momento es que no se les deporte ni a ellos ni a sus familias. Y hay también quienes no siempre piensan en las consecuencias de vivir por siempre con un precario y convencional permiso de estancia en el país, plantea Orozco. Los que viven aquí con una ‘mica’ viven expuestos a ser deportados si cometen algún delito, o pueden perder los beneficios del seguro social, de alguna forma, etcétera. Y cuando se ha aceptado este compromiso no hay vuelta de hoja, tendrán que vivir con esas consecuencias, con una vida de ciudadano de segunda clase, continúa el director de Noticias de Radio Bilingue. ¿Aun así, sería aceptable poner esto sobre la mesa?

Oscar Chacón insiste en la idea de que no se trata de un problema de opinión, ni de él ni de los panelistas en este programa de Línea Abierta. Así como tampoco de lo qué piensa el liderazgo del movimiento pro inmigrante. Y coincidiendo con la respuesta que ofrecía Camarillo, “sobre ¿por qué nos ofrecen tan poco?, a pesar de ser una comunidad qué, vamos a hablar claro, la vasta mayoría de los extranjeros en el país somos efectivamente de México, de El Salvador, de Guatemala, de Honduras y del resto de América Latina. Y la verdad por lo cual es que recibimos tan poco, es porque hay un problema grave, y es que no somos una comunidad que está organizada al grado de poder exigir lo que verdaderamente nos merecemos. Mientras no superemos ese problema, indudablemente nos van a seguir dando ‘atolito con el dedo’”.

Chacón afirma además que él personalmente ha participado, sólo en lo que fuera la última parte de 2013, en unos 25 foros comunitarios. “Y la vasta mayoría de la gente con la que yo he hablado, te dicen claramente: ‘Mira, a mí lo que me interesa asegurar más en este momento es que el día de mañana cuando salga a trabajar no me vayan a deportar’. Entonces esa es la realidad que tenemos que entender: el despojo más grande de derechos que sufrimos como extranjeros en este país, fue el 30 de septiembre de 1996, cuando se aprobó la ley de migración de 1996 (Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y de Responsabilidad del Inmigrante de 1996, firmada y convertida en ley por el Presidente Bill Clinton/Illegal Immigration Reform and Immigrant Responsibility Act of 1996)”. El activista califica a ésta como una “ley terrible, porque hace deportable -dice-, hasta alguien que ha sido residente por muchos años, incluso por una infracción pequeña a la ley. Y no hemos tenido capacidad… Nadie está en el Congreso desafiando la viabilidad de esa ley (1996), que tendríamos que estar pidiendo que sea ¡definitivamente derogada! Porque mientras siga vigente, nos van a seguir deportando”.

Desde Madera, California llama Rosario: “Yo también estoy de acuerdo con el señor Chacón y con el radio escucha que habló anteriormente sobre la inseguridad de nosotros como mexicanos al ser indocumentados. Se tiene que captar bien, que es el mismo mexicano el que está rechazando al mismo mexicano en esta propuesta de reforma migratoria. Porque a veces, como dijo el Sr. Chacón, la comunidad no está integrada…”.

De este comentario podría deducirse que Rosario estaría de acuerdo en sacrificar el derecho a la ciudadanía, con tal de cuando menos salir por lo pronto de los más graves problemas en que se vive, que son los problemas de vivir en la clandestinidad. ¿Es así?

Rosario: “Pues por lo pronto poder pedir un permiso…”.

Byron, de Bakersfield, California: “Yo creo que estamos encaminando nuestro esfuerzo en una forma equivocada. Debemos concientizar a todos los latinos, aun si votan por los republicanos, que se decidan para ayudar a los nuestros. Entiendan que en el Partido Republicano está ese grupo de gente, que se llama Tea Party, que para mi es la vieja Ku Klux Klan, que no querían a los latinos, no quieren a los negros, no quieren a nadie que no piensen como ellos. Yo creo que nosotros debemos identificarnos como latinos y ayudar a las causas que se necesitan para nuestra gente. Ya es suficiente de que queramos convencer a los políticos sin nuestros votos…”.

En otras palabras, tomar nota y ajustar cuentas el próximo mes de noviembre con todos aquellos que se están oponiendo a una reforma de inmigración.Mientras son peras o son manzanas, cientos siguen siendo deportados cada día. Muchos piden al presidente Obama que use su poder ejecutivo, y que extienda por su propia cuenta el beneficio de la acción diferida a más grupos de inmigrantes, como los padres de los dreamers, por ejemplo. Algunos creen que con una acción así el presidente Obama agitaría las aguas polítitcas, le picaría la cresta a los republicanos del Congreso, que se molestarían aun más, y que en ese ambiente habría que resignarse a decirle adiós a la reforma.

Rocío Saenz:

El mes pasado hubo un grupo de gente que estuvo ahí (Washington, DC), que estuvieron ayunando, entre ellos Eliseo Medina; para asegurar que estábamos dejando bin claro que el tema de inmigración es una cuestión política, no es una cuestión económica, de pólizas o de partido, sino realmente sobre las vidas humanas. Gente que está sufriendo cada día, familias que están siendo separadas, niños que no ven a sus padres regresar del trabajo… Hay una crisis moral. No vamos a dejar que haya juegos políticos dentro de esto, sino queremos que se resuelva esa reforma migratoria. Todo mundo tiene responsabilidad de asegurarse que estamos en este camino, incluyendo al presidente Obama. Pero quiero ser bien clara: Ahora quien tiene en sus manos el darnos el voto para continuar con este proceso es el Sr. (John) Boehner, presidente de la Cámara baja, republicano; y queremos asegurar que le quede bien claro a él y a todos los demás, que vamos a seguir moviendo a nuestra comunidad, que nunca había sido tan fuerte como es ahorita, ni llegado a ser una coalición tremenda a todos los niveles”.

Lydia Camarillo, comentario final:

Regístrense, voten, y exijan justicia para nuestra comunidad, incluyendo por supuesto a los indocumentados”.

Y este 2014 será un año crucial para registrarse y salir a votar…

Osar Chacón, comentario final:

Yo creo que el gran desafío es encontrar maneras mucho mas novedosas de organizarnos, de manera que podamos traducir nuestro poder numérico, como comunidad latina, en un verdadero poder cualitativo que nos permita elegir gente que verdaderamente nos represente bien, y pasarle la cuenta a los que finalmente nos tratan peor que a una mascota en la casa”.

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